Recientemente, Juan Saca, CEO de Luma Energy, hizo una declaración alarmante en una entrevista radial desde la capital: “Luma está lista para la temporada de huracanes, pero que el sistema eléctrico de Puerto Rico no”.
Primero, permítanme subrayar lo absurdo de esta afirmación.
Luma Energy, como operadora exclusiva del sistema de transmisión y distribución eléctrica de Puerto Rico, tiene la responsabilidad contractual ineludible de garantizar que el sistema eléctrico esté preparado para cualquier eventualidad, incluida la temporada de huracanes.
No tener el sistema eléctrico listo es un incumplimiento de contrato.
Decir que Luma está lista mientras el sistema eléctrico no lo está, es tan ilógico como que un chef contratado para cocinar, pretenda excusarse de su incumplimiento afirmando estar listo para empezar, pero que no puede, pues los platos y sus ingredientes no están preparados.
Esta es una cantinflada que desafía el más mínimo análisis lógico y que no puede ser tomada en serio.
Sin embargo, detrás de esta expresión disparatada, se oculta la realidad de que, a estas alturas, a tres años de que asumiera la operación y administración del sistema de transmisión y distribución eléctrico del país, Luma no tiene la capacidad de gerenciar efectivamente la red.
Estas expresiones de Saca pretenden ser excusas adelantadas por las terribles consecuencias que podría tener el paso de una tormenta o un huracán en el servicio de energía eléctrica. Ya me imagino a Saca decir que nos advirtió que el problema fue que el sistema eléctrico no estaba listo. Esto es cinismo, sin precedentes.
La empresa Luma fue contratada precisamente, a partir del 1 de junio de 2001, para preparar y mantener el sistema eléctrico bajo cualquier circunstancia. Los que trajeron a Luma dijeron que esta compañía era de “clase mundial”. Ahora sabemos que, en la práctica, se trata de incompetencia de “clase mundial”.
No los trajeron solo para que estuviesen «listos», sino para asegurarse de que el sistema eléctrico funcione de manera eficiente y segura bajo cualquier circunstancia. Este tipo de declaraciones no solo son desatinadas, sino que revelan una carencia de compromiso y responsabilidad alarmante.
Recordemos que desde que Luma asumió el control, la empresa ha tenido a su disposición fondos federales y locales -sin precedentes- para la reparación del sistema y, aun así, los avances han sido escasos y el servicio, peor.
Es esencial recordar que el contrato de transmisión y distribución con Luma fue criticado desde sus inicios por ser leonino, beneficiando desproporcionadamente a esta corporación privada, a expensas de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y, por ende, del pueblo de Puerto Rico.
Esta naturaleza desequilibrada del contrato ha sido denunciada a través de diversos medios como la razón principal de la indolencia de los ejecutivos de Luma, convirtiéndose en parte del folclore popular, con trovas y plenas que reflejan el descontento generalizado.
La falta de compromiso es evidente. Han pasado cuatro años desde que están relacionados al sistema, y en lugar de mejoras, hemos visto un deterioro continuo.
La reciente crisis en los municipios de Salinas, Coamo y Santa Isabel, con apagones prolongados, es un claro ejemplo de la incompetencia y ausencia de previsiones de Luma, lo que será desastroso durante y luego de un huracán. Y en lugar de tomar medidas proactivas, la empresa ha mostrado una preocupante tendencia a reaccionar tarde y mal a las emergencias.
Luma no tiene la responsabilidad política que tenía la AEE, que aunque politizada, respondía directamente a las presiones y necesidades de la población a través de sus representantes electos. Luma, por el contrario, opera sin esa presión, priorizando sus intereses y beneficios económicos sobre las necesidades apremiantes del pueblo.
Además, la reciente renuncia de la vicepresidenta de Ingeniería por no tener licencia para ejercer en Puerto Rico es una muestra más de la falta de profesionalismo y seriedad con la que Luma maneja sus operaciones.
El problema, sin embargo, es más profundo que la simple ineficacia de Luma, lo que impide que se puedan tener esperanzas de que el servicio mejorará. Hay una contradicción inherente entre la naturaleza de una empresa con fines de lucro y la provisión de servicios esenciales que constituyen derechos humanos.
Por eso, Luma no va a invertir ni un solo centavo de su bolsillo para resolver la crisis de energía en el sur. Luma se debe a sus accionistas y siempre priorizará sus ganancias sobre el bienestar de la población.
Esta contradicción es insostenible y perjudicial para Puerto Rico, por lo que debe resolverse cuanto antes.
En conclusión, la afirmación del CEO de Luma no solo es absurda, sino que refleja un problema sistémico. Es urgente rescindir el contrato con Luma y explorar alternativas que garanticen un sistema eléctrico público, eficiente, confiable, democrático y comprometido con las necesidades del pueblo de Puerto Rico.
Las voces que abogan por crear una nueva entidad más competente y despolitizada deben ser escuchadas y apoyadas. La situación actual no es sostenible y requiere de acciones decisivas para corregir el rumbo, antes de que sea demasiado tarde.
¿Que, si algo, está haciendo la clase togada, especialmente, el Colegio de abogados de Puerto Rico, en cuanto a la situación de marras???
Son ineficientes… si tuvieran un «seguro de impericia» ya estarían quebra’os! Además de ineptos, como pretenden talar todos los árboles y maleza q están sobre y bajo sus cables eléctricos? O sea, PR dejaría de ser una isla con flora y fauna, parece q obtendremos luz solar eliminando la vegetación de una isla 100 x 35. Habrá q «talar » toda la restante y diversa fauna pq los pajaritos, lagartijas, abejas, mosquitos, gatos, perros, mucaros, iguanas, culebras(ahora pitones) caimanes y quién sabe q más afectarán el servicio de energía eléctrica. Los árboles dan sombra, producen Oxígeno, dan frutos y acondicionan el aire. Y esto es bueno tanto para PNPs, PPDs, PIPiolos, MVC y PD. Por favor SALVEMOS A PUERTO RICO SU FLORA Y FAUNA!!!