Con la partida prematura de Miguel Ernesto Calzada Agosto, Puerto Rico pierde no solo a un arquitecto visionario, sino también a un pilar fundamental en la construcción y enriquecimiento de su paisaje urbano y cultural.
La obra de Calzada Agosto es un testimonio vibrante de la arquitectura contemporánea, marcando una era de innovación y sensibilidad hacia el espacio, la naturaleza, la comunidad y el contexto.
Miguel se forjó a sí mismo como un artesano del diseño, cuyas creaciones surgieron de un meticuloso proceso de superposición de esbozos que buscaban equilibrar estética, funcionalidad y ética. Su aproximación a la arquitectura fue un diálogo constante con la tradición y la vanguardia, logrando soluciones innovadoras que respondían tanto al contexto como a las necesidades de sostenibilidad de nuestro tiempo.
Su versatilidad como arquitecto quedó plasmada en la diversidad de proyectos que abordó, desde residenciales hasta institucionales, pasando por gubernamentales, comerciales y educativos, distribuidos por todo Puerto Rico y la República Dominicana.
Entre sus obras más destacadas se encuentran el Centro Comprensivo de Cáncer en el Centro Médico de Puerto Rico, la Escuela de Profesiones para la Salud y la Escuela de Enfermería en el Recinto de Ciencias Médicas, proyectos que no solo revitalizaron piezas claves del patrimonio modernista de la isla, sino que también integraron de manera magistral el lenguaje contemporáneo.
La habilidad de Calzada Agosto para respetar y, al mismo tiempo, reinventar espacios se evidencia en su remodelación del edificio de residencias diseñado por Henry Klumb en el Recinto Universitario de Mayagüez, transformándolo en un edificio de oficinas para la facultad, sin perder la esencia del diseño original.
Su intervención en la Plaza Barceló en Santurce revitalizó el espacio público, fomentando la integración comunitaria y el dinamismo comercial en el Barrio Obrero en Santuce. Por este proyecto, ganó el Premio Nacional de Arquitectura en la XVII Bienal de Arquitectura y Arquitectura Paisajista de Puerto Rico (2023). También el Premio de Honor, en la categoría de Obra Construida.
En el ámbito del diseño urbano, su trabajo en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Río Piedras ha sido fundamental para la revitalización de este centro neurálgico, demostrando su compromiso con la mejora del tejido urbano de Puerto Rico.
Más reciente, la Clínica Ambulatoria de Veteranos en Ponce nos lleva a un Miguel Calzada capaz de responder con creatividad y pragmática a los más complejos estándares de diseño construyendo en medio de una pandemia.
Miguel fue, además, el diseñador de decenas de residencias. Proyectos experimentales y trasformadores, desde la intimidad de una Casa en el Árbol en Trujillo Allto, la Casa en el Monte en Coamo y hasta su residencia en Condado, son evidencias de cómo el programa residencial fue un laboratorio creativo para forjar su lenguaje arquitectónico.
Con igual sensibilidad, Miguel contribuyó con creaciones sensibles con proyectos residenciales de impacto social como el proyecto CASA San Agustín, un hogar para jóvenes maltratados liderado por monjas en Aguas Buenas.
Miguel Calzada Agosto no solo dejó un legado físico a través de sus edificaciones, sino que también sembró en la academia las semillas de futuras generaciones de arquitectos, participando activamente en el desarrollo de nuevos talentos. Su contribución a la educación arquitectónica en Puerto Rico, impartiendo clases y participando en jurados en todas las Escuelas de Arquitectura de la isla, evidencia su compromiso con el futuro de la profesión.
Asimismo, nos ha legado una visión de la arquitectura que trasciende el mero acto de construir, invitándonos a reflexionar sobre el impacto de nuestr
o entorno construido en la sociedad y en el individuo. Su obra y su vida nos enseñan la importancia de la responsabilidad social del arquitecto y el valor de un diseño que se enraíza profundamente en la cultura y las necesidades de la comunidad.
A través de sus edificaciones, Miguel Calzada Agosto ha dejado una huella indeleble en el paisaje urbano de Puerto Rico y la República Dominicana, modelando espacios que fomentan la conexión humana y la integración con el entorno natural. Su partida es una pérdida significativa para la arquitectura, pero su legado continuará inspirando a generaciones futuras, recordándonos la capacidad del diseño para transformar vidas y comunidades.
Miguel, tu obra permanecerá como un testimonio de tu genio, tu sensibilidad y tu compromiso inquebrantable con la belleza y la funcionalidad. Gracias por inspirarnos, por desafiarnos a ser mejores y por dejarnos un Puerto Rico más hermoso y humano. Tu legado es un faro de excelencia y un modelo a seguir, hoy y siempre.
Una corta pero muy fructifera vida.Gracias Miguel por tu amistad con Betto convertida en hermandad.Descanza en Paz.
Honrado no solo de conocerlo sino también de cómo nos representó a nuestra generación con su trabajo. Te extrañaremos Miguel, no solo por tu talento y trabajo, sino también por tu luz como ser humano.