“Quien no conoce la historia está condenado a repetirla” reza el refrán que, por trillado que sea, no es necesariamente incorrecto.
Mas fue esta popular sentencia lo que vino a mi mente tras leer la reciente publicación de Francisco J. Concepción Márquez, Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación.
Adentrarme en el trabajo de Concepción Márquez fue, como diría Silvio en otro contexto, regresar a un lugar donde “habitan raíces y luceros”.
Al comienzo de la década del 1970, cuando en séptimo grado un maestro de apellido Maldonado me expuso al trabajo de Roy Brown, comenzó mi desarrollo como observador socio político.
Las letras de aquellas, para mí, nuevas formas de cantar se sumaron a las noticias sobre la criminal guerra contra el pueblo del Vietnam, a las que hablan de la independencia de los países con nombres extraños en África, a las crónicas de la brutalidad del populismo fascista latinoamericano y al surgimiento de una nueva forma de mirar a las historias sobre un mítico rabino de la Galilea romana.
Así, al leer el trabajo que hoy nos ocupa, volvieron a mi consciencia las noticias e imágenes de las luchas que por la reivindicación de sus existencias dieron las otredades en Estados Unidos. Es decir, las luchas que daban los negros, los chicanos, los originarios y, por supuesto, los puertorriqueños de la banda de allá.
Estoy claro que esa década forjó mi identidad y la forma en que todavía miro a la sociedad, pero el exponerme al libro Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación me hizo consciente de cómo, un lustro antes de que yo comenzara a mirar críticamente el mundo, otros jóvenes que no vivían en la isla y que no se criaron con el mismo privilegio socioeconómico que el nuestro, forjaron sus conciencias.
Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación, publicación de 382 páginas que presenté el pasado 13 de agosto en la librería El Candil de Ponce, nos muestra los sueños, aspiraciones y pesadillas de un grupo de jóvenes que, emulando a otros igualmente marginados, tomaron prestadas las enseñanzas de un carismático líder negro estadounidense por un lado, y los saberes de unos curas radicales por el otro, para alzarse como encarnación política de los sueños frustrados de sus padres y de su comunidad.
Así formularon una visión política que partía de la necesidad de la independencia para gobernarse, pero que no necesariamente aspiraban a la formación de un estado liberal burgués como lo pensó Betances, ni a una nación independiente fundada en las narrativas históricas eurocéntricas como las que nos habló Albizu. Esta publicación rescata y cuenta la historia de esos jóvenes que se atrevieron a aspirar, tal vez sin tenerlo claro, a una independencia vivida y gobernada desde lo común y la comunidad.
En las 50 páginas que componen la introducción del libro, Concepción Márquez nos resume el contexto geopolítico donde se desarrolla la organización que esos jóvenes de la diáspora llamaron el Partido de los Young Lords.
Si bien los Lords se inspiraron y emularon al Partido de las Panteras Negras, otro organismo fundado por jóvenes marginados de raza negra, desde la introducción el autor detalla y deja claras las diferencias entre estas organizaciones que se construían a sí mismas como movimientos de auto defensa contra la violencia estructural del orden capitalista en que vivían.
Por un lado, explica Concepción Márquez, las Panteras buscaban la integración y reconocimiento de su espacio social y político dentro del aparato político de los Estados Unidos y no necesariamente a la creación de un estado nación independiente. Aspiración entendible si se recuerda que, tras el secuestro, genocidio, esclavitud y marginación de los afrodescendientes, no importa las ilusiones decimonónicas del panafricanismo, estos ya no tenían una “patria” a la cual regresar.
A diferencia, los Young Lords sí se concibieron y auto construyeron como parte de un movimiento de liberación nacional, exigiendo el derecho a autogobernar desde lo común su territorio nacional.
Explicando el contexto político, Concepción expone cómo los Lords asumen y desarrollan un complejo análisis que iba más allá de la lucha de clases típica del tradicional marxismo europeo. Ideología a la que le sumaron el elemento de las luchas raciales y anticoloniales de la época.
Lo anterior no es de extrañar, mirando el contexto y ambiente político en que surge esta organización llamada Partido de los Young Lords. Es decir, el desarrollo del movimiento de los derechos civiles estadounidenses, el nacimiento de nuevos movimientos revolucionarios centroamericanos, la llamada Guerra Fría incluyendo los conflictos en Asía y África y además la llamada “segunda guerra civil de los Estados Unidos” cuando el aparato represivo estadounidense se enfrentó al movimiento anticultura estadounidense.
Esta extensa introducción termina explicando cómo, para el autor de Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación, estos jóvenes revolucionarios puertorriqueños encarnaron el discurso del reverendo islámico afrodescendiente Malcolm X, mejor que las propias Panteras Negras compuestas por hombres y mujeres negras. Es decir, lejos de encuadrar su lucha en la búsqueda de la inclusión al orden del blanco europeo como hicieron las Panteras, según Concepción, los Lords asumen el discurso separatista predicado durante las primeras etapas de la vida como líder de la Nación de islam de Malcolm, cuando este exigía un espacio dónde el negro pudiera ejercer el poder político y autogobierno sobre un territorio nacional.
Como magistralmente establece el autor en esta introducción, el discurso ideológico de los Young Lords es complejo y no necesariamente lineal, pues cuenta con múltiples influencias. Por tanto, es lógico acercarnos al mismo mirando cada una de las influencias detalladas por Concepción Márquez en este libro.
Así, tras una introducción que es una especie de sumario de su trabajo en torno a los Lords, Concepción Márquez utiliza el resto de la publicación para fundamentar en cinco capítulos las aseveraciones presentadas sobre la organización política. Igualmente, y más importante para nosotros en el siglo 21, en estos apartados el autor detalla cómo el encontronazo entre miradas políticas ortodoxas consumió el tiempo de estos jóvenes y los alejaron del trabajo y la educación comunitaria.
Para concluir, Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación surge como una historia fascinante que narra cómo esos jóvenes de chaqueta de cuero y boinas que se llamaron los Young Lords redefinieron desde su cotidianidad a ese sujeto conocido como el lumpen y lo organizaron políticamente en torno a unos objetivos comunitarios inmediatos y una lucha por la independencia de su país a largo plazo. Proceso que fue exitoso, según Concepción, hasta que la silvestre estructura se autodestruye, inmersa en luchas y conflictos mediados por la toxica ortodoxia teórica.
Esta, para mí, esta es la gran lección que Los Young Lords y las Panteras Negras: divergencias en la lucha por la liberación nos aporta al momento que vive el país. Creo que se nos va la vida si no revisamos y aprendemos de esta historia…
Excelente comentario. ¡Gracias a La Perla del Sur por regresar a ser un espacio informativo y crítico alternativo. ¡Éxito!
Conocí algunos militantes de este grupo en mi época universitaria y no tuve acceso a conocer su historia y origen. Voy a adquirir el libro para llenar ese desconocimiento ya que no me enteré de la presentación del mismo en el Candil.
Que bueno que regresó La Perla del Sur. Éxito.