Ante el asombro de todo el país, el tribunal de Aguadilla por fin actuó en contra del criminal ambiental Carlos Román, a quien ordenó remover el gazebo y potrero que levantó encima de la Cueva de Las Golondrinas.
Fueron meses largos durante los que manifestantes, mediante el “Campamento Pelícano”, metieron presión y reclamaron acción.
Es una victoria agridulce, porque vino acompañada de gritos, golpes y sangre. Porque allí fue donde la seguridad privada de Carlos Román le disparó a un manifestante en la pierna.
Sin embargo, este es un testamento más de que la lucha funciona.
No es glamoroso quedarse allí durante días, ser insultado y golpeado, pero el resultado es y será apreciado por generaciones. Las de tus hijos, mis hijos, nuestros nietos, para que tengan acceso a sus playas, a nuestros recursos naturales. Porque si es cierto que el recurso más grande de Puerto Rico es su gente, muy cerca, en un próximo lugar se encuentra su bella topografía. Cuencas, ríos, lagos, acantilados, cuevas, playas, bosques, ¡Puerto Rico es infinitamente hermoso!
Así que, ante la bravura de este grupo de puertorriqueños que se ha mantenido firme en Aguadilla, mis respetos, un abrazo solidario y mis mejores deseos.
La lucha sigue y, al parecer, con este gobierno, nunca acaba.
¡Gracias, amigos!