Un representante republicano del estado de Georgia le bajó de la peor manera al gobernador Pedro Pierluisi durante unas vistas sobre la reconstrucción eléctrica del país.
“Siempre vienen a pedir dinero o estadidad”, le espepitó: un sentimiento muy similar al de otros de sus colegas en la Cámara y Senado federal.
Tan cerca como el pasado 8 de noviembre, Lindsey Graham, senador de Carolina del Sur y miembro de alto rango en el Partido Republicano, preguntó en un mitin político a sus seguidores si querían la estadidad para Puerto Rico y Washington DC; y todos los presentes gritaron “¡NO!”.
También en febrero de este año, Rick Scott, senador republicano del estado de Florida, decía que la estadidad no tiene suficiente apoyo en el Congreso, dejando abierta la simple esperanza de un “eventualmente”.
Esperanza que el Partido Nuevo Progresista utiliza como quimera en todas las elecciones, prometiendo cuatrienio tras cuatrienio que este será el que por fin nos incorporará a los Estados Unidos. Pero, como vemos, nunca sucede.
Antes tantas bofetadas, procede preguntar: ¿necesitamos a los cabilderos “por la estadidad”? ¿A ese diverso y colorido grupo de delegados quienes han logrado absolutamente nada, más allá de cobrarle jugosísimos salarios al pueblo de Puerto Rico? Digo, además de generar titulares bien interesantes y lograr que nos pusiéramos tenedores en el cuerpo.
La estadidad se “imanta” del sueño ingenuo de miles de electores, quienes elección tras elección siguen votando por los mismos que no la traen. Porque no es real. Es una fantasía, una leyenda urbana.
Es como la aparición de la “llorona de San Germán”, donde ciudadanos juraron haber visto, sentido y escuchado a la mítica mujer. Pero al igual que en las elecciones, donde al finalizar miles de “creyentes” hacen “burnouts” en espera de la estadidad, el pueblo de San Germán se quedó con el humo y la peste a goma quemá.
Muy interesantes tus columnas; los congresistas conocen las marañas de estos dilapadores q no tienen verguenza zq se lavan la cara con me.. como decian los abuelos nuestros ,saben q son los hermanos de Alibaba.los tienen en la mira