La obra del Maestro José R. Alicea se erige como un testimonio vivo y vibrante del paisaje cultural puertorriqueño a lo largo de los últimos 70 años.
En el marco de la tercera exhibición de una serie de tres en la Galería Marina 15 en el Hotel Meliá, nos acercarnos a su obra como una exploración profunda y reflexiva de la intersección entre el arte y el contexto político, social, cultural y económico que ha marcado su carrera.
La relación de la obra de Alicea con el registro histórico del paisaje cultural de Puerto Rico se manifiesta a través de su sensibilidad para capturar la complejidad de la realidad puertorriqueña en cada creación.
Sus obras, no solo son testimonios visuales de la densidad cultural y la belleza de nuestras islas, sino también crónicas de los cambios profundos y luchas experimentadas por la sociedad puertorriqueña a lo largo de las décadas. La evolución del paisaje, tanto físico como humano, se desarrolla frente a nuestros ojos en las creaciones de Alicea, quien logra plasmar la transformación del entorno al tiempo que preserva la esencia atemporal de la isla.

Apreciar estas obras en Ponce tiene un valor adicional, y es que la presencia de Alicea en pleno centro histórico contextualiza estas en el origen creativo de este pilar de la cultura puertorriqueña. Este es el Ponce de Alicea, donde nació y se crió; donde inició y desarrolló su amor por el arte y al que, en distintas instancias de su vida artística, las memorias y el corazón lo trajeron de vuelta una y otra vez.
Fue en este centro histórico donde en 1946 Alicea inició sus estudios presenciales en la Academia Pou, luego de varios años de una educación por correspondencia con la Washington School of Art.
Fue aquí en Ponce donde por primera vez pudo apreciar el grabado visitando una galería en la Calle Mayor, momento pivotal que inicia el redimensionamiento y posicionamiento que este género, medios y tradición artística daría a su carrera, a la historia del arte y la cultura puertorriqueña.
Además, fue aquí en la calle Villa en Ponce, donde en 1952 Alicea fundó su primer taller y empresa creativa dedicada a la rotulación sirviendo exitosamente a diversos sectores de la economía de la ciudad y región.
El compromiso de Alicea con la exploración continua se manifiesta en su afán por celebrar el trabajo manual como parte esencial del proceso creativo. Su amor por el oficio se traduce en una profunda conexión con las tradiciones artísticas y creativas milenarias, honrando la labor de generaciones pasadas al tiempo que busca innovar y abrir nuevos caminos en su búsqueda constante de la excelencia artística. Esta conexión con el legado artístico puertorriqueño se convierte en un hilo conductor que atraviesa su obra, enriqueciéndola con la fuerza de una historia que se reinventa en cada línea.
Alicea 3/3 en Marina 15, vuelve a mostrarnos la versatilidad de este espacio al recibir la obra de un Gran Maestro. La magistral curaduría de Sonia Milagros Méndez Cintrón y Glorisabel Santos, esta vez con la colaboración del Maestro Alicea, presentan una muestra que contiene piezas en cinco planos dimensionales de su obra.
Primera dimensión: Baquiné
Una primera dimensión son las sobrecogedoras obras del Maestro Alicea sobre el tema del Baquiné. La exhibición 3/3 nos introduce a una narrativa muy personal para el Maestro Alicea trabajada a partir del año 1968: La Madre, Baquiné I (1969-70), El Gran Ciempiés, Baquiné II (1969-70), Niño, Baquine IV (1969-70), El beso, Baquiné X y Nana, Nana, Nana, Baquiné XII.
Con estas obras Alicea nos lleva a su inspiración en las memorias de su niñez tan temprano como los 8 años en el Barrio Bélgica en Ponce, a la figura de su madre Esmeralda Alicea cantadora de baquiné y a su aportación a la visibilización de esta costumbre tan íntima y sensible de nuestra cultura.
Estas cinco obras narran un antes y un después en la obra gráfica de Alicea. La hermosa secuencia expone la exploración de Alicea entre la s xilográfía y la zincografía. Alicea nos expone a sus propios procesos creativos mediante la combinación e hibridez producto del uso de medios mixtos.
La madre, Baquiné I, El gran ciempiés, Baquiné II y Niño, Baquine IV son xilografías con el uso de plexiglass, un material virtuoso y con el cual Alicea comienza a experimentar a finales de los años 60’s y que veremos convertir en materia explorativa con medios tradicionales y medios mixtos.
El impacto de esta obra inicia una época altamente productiva del Maestro Alicea y diez años más tarde, Niño, Baquine IV se convierte en portada promocional de la Cuarta Bienal del Grabado Latinoamericano celebrada en Puerto Rico en 1979.
Alicea se distingue por su capacidad innovadora para redimensionar las técnicas gráficas tradicionales, desafiando los límites establecidos y explorando nuevos horizontes en la expresión artística. Su aguda curiosidad lo impulsa a investigar de manera constante, situándose en la frontera entre el arte y la ciencia, donde la experimentación técnica se fusiona con la expresión creativa para dar vida a innovadores ejercicios pictóricos.
El artista es un alquimista de la gráfica y medios mixtos, transfiriendo la esencia de la realidad a través de una paleta de técnicas, procesos, formas y colores que captura la esencia misma del paisaje cultural puertorriqueño.
La presencia de Nana, Nana, Nana, Baquiné XII en esta muestra es de gran valor histórico ya que es la primera zincografía de Alicea y producto precisamente de la audaz experimentación del Maestro en búsqueda de nuevos resultados.
La presencia de El beso, Baquiné X como parte de esta muestra nos completa el arco creativo de Alicea apropiando la zincografía y dejando que el medio y el genio creador dancen registrando la belleza de ese momento de amor y despedida. Es la magistralidad de Alicea hilvanando narrativa, medio y técnica en una delicada armonía multisensorial.
Es por estos procesos y experimentaciones constantes que Alicea es un referente intergeneracional.
Resulta imposible abordar la obra de Alicea sin hacer referencia al contexto en el que se desenvuelve, un contexto marcado por los vaivenes políticos, sociales, culturales y económicos que han caracterizado la realidad puertorriqueña a lo largo de su carrera.
Sus creaciones se convierten en el reflejo íntimo de una sociedad en constante transformación, mostrando las luces y sombras de unas islas que busca definir su identidad en un mundo cada vez más globalizado. La sensibilidad de Alicea para capturar esta complejidad se manifiesta en sus obras, donde la belleza del paisaje y nuestra riqueza histórica conviven con las tensiones de un pueblo en búsqueda de su voz y su lugar en el mundo.
Segunda dimensión: Philodendrum
3/3 nos abre una segunda dimensión de la obra de Alicea esta vez a un micro paisaje cultural natural y paisajista en tres piezas de la serie de nueve pinturas únicas en acrílico titulada Philodendrum realizada en el 2013.
Alicea es un apasionado del paisaje, de la naturaleza tropical caribeña que a lo largo de su carrera ha plasmado celebrando su exuberancia, pero también destacando su valor patrimonial y la urgencia con su conservación.
Philodendrum #3, #5 y #7 son las tres obras curadas para esta exposición y cada una merece su destaque por la fuerza de sus líneas, formas, colores y composición. La secuencia de estas tres es sumamente interesante por la evolución en la fuerza de las formas de la planta y como el artista define y registra sus partes para tridimensionalizar la sutil complejidad de sus formas, texturas y colores.
En Philodendrum #3 nos enfrentamos a un registro abstracto de la planta destacando los contornos de sus formas, celebrando sus texturas y reflejos en una gráfica de composición principalmente bidimensional con un fondo cartesiano de colores tierra, pero sin definir un lugar específico; la planta con sus raíces expuestas.
Philodendrum #5 presenta la planta con una intensidad formal, cromática y contextual potente en luces y sombras, celebratorias de sus hermosos pliegues y las desenvolturas de sus partes. Los anaranjados, azules, verdes y ocres logran armonía y sintonización narrando la vida de sus hojas. La verticalidad de la flor anaranjada en contraste con el fondo rectangular azul y el formato horizontal de esta obra crean una tensión visual que transmite su potencia gráfica. En esta pieza Alicea le da un lugar específico al Philodendrum, situándola en la interioridad de una casa con silueta tridimensional de una arquitectura vernácula; naciendo la planta esta vez desde la intimidad doméstica de un hogar en una composición con mayor definición de una profundidad y perspectiva.
Philodendrum #7 es un visión planetaria y cosmológica en la que Alicea nos presenta la planta desplegada, plena y extensiva con un óvalo cartográfico como celestial bóveda de fondo. Aquí el fondo ya es una intención tridimensional y la expresión captura plenamente la complejidad geométrica, textural y cromática de los hojas y flores del philodendrum.
La capacidad de Alicea para trascender las barreras tradicionales del arte le otorga un lugar destacado en el panorama cultural puertorriqueño. Su obra no solo enriquece nuestro acervo artístico, sino que también invita a reflexionar sobre el papel del arte en la construcción de la identidad nacional y en la preservación de la memoria colectiva.
A través de su lente creativo, Alicea nos invita a contemplar en esta ocasión el paisaje natural puertorriqueño con una mirada fresca y renovada, reconociendo en cada trazo la complejidad y la riqueza de una tierra que se reinventa constantemente.
Tercera dimesión: Política, militancia y ética
La tercera dimensión de 3/3 de Alicea es un portal a lo político y a su íntimo vínculo con la tradición del cartel. En esta exposición se incluye cinco carteles. Los primeros cuatro son Libertad para los presos políticos (1977), 8vo Festival de Bomba y Plena (1981), Pabellón Nacional de Puerto Rico (1991), y Congreso Internacional Julia de Burgos (1992) son la médula ética del artista, su brújula moral y sus pasiones.
Su inmersión en la segunda parte de la década del 50 en los talleres del ICP, primero en el de escultura y luego en de gráfica con el Maestro Lorenzo Omar, provocan una beta creativa en Alicea que lo lleva a producir carteles convirtiendo estos en parte de su proceso experimental y ratificando sus convicciones políticas, culturales y éticas.
Libertad para los presos políticos (1977) la presencia de esta pieza es sin duda la evidencia de su militancia y ética patriótica anticolonial, que décadas más tarde probó su fuerza e impacto en el tiempo.
En el cartel para el pabellón en la Exposición Universal de Sevilla 1992, Alicea innova en su composición y narrativa exaltando la emblemática figura del tallador, con la presencia de un policromático gallo que se proyecta en un plano diagonal obliquo rojo que se desdobla desde el fondo, ondeando los colores patrios.
El cartel del 8vo Festival de Bomba y Plena (1981) es en homenaje al Sonero Mayor Ismael Rivera en el cual el Maestro Alicea celebra estos géneros ancestrales y su legado afrodecendiente en nuestra cultural con la majestuosidad y despliegue de falda roja de la bailadora de bomba como protagonista.
Las siempre florecientes bomba y plena celebran a Maelo en vida, y fue Alicea quien registró con sus manos la convocatoria a la celebración. Un cuarto cartel nos conecta con su pasión literaria por la poesía y su lealtad creativa por enaltecer a Julia de Burgos esta vez en la celebración de un evento internacional.
Cuarta dimensión: Albizu Campos
La cuarta dimensión de 3/3 de Alicea es un homenaje a Pedro Albizu Campos; una figura emblemática para Alicea desde su nacimiento.
Esta intersección en el tiempo, Alicea y Albizu en la Calle Marina es un portal en el tiempo que nos lleva a la inmanencia y transcendencia que aportaciones tuvieron, tienen y sostendrán para nuestro País. Y es que la formación cultural y educativa de Alicea fue ineludiblemente política, revolucionaria y espiritual desde su niñez. Nació el 12 de enero del 1928, en el Barrio Bélgica, en el seno de una familia liderada por su madre lider espiritual, trabajadora y obrera de la cultura.
Alicea nace en el preámbulo de una década de complejidades económicas devastadoras, de grandes atropellos políticos y de derechos humanos que son parte de una situación irresuelta con la que el artista está comprometido en denunciar no importa si el género artístico, medio o técnica, sea en aguatinta o aguafuerte, en cartel o medio mixto, la voz de Albizu se amplifica en el tiempo extiende de la mano del Maestro Alicea.
La pieza del tríptico de Presencia de Pedro Albizu Campos (1991) es sin duda la pieza protagónica de la exposición por su fuerza, temática, posición y dimensión en Marina 15. Aquí Alicea hace un despliegue de su fuerza creadora haciendo un homenaje al Maestro Albizu; y la exposición celebra ambos. Este momento es cumbre del recorrido en la sala y digno de contemplar pausada y detenidamente.
A esta pieza en xilografía de Albizu se suma el quinto cartel de esta exposición, titulado Un saludo al maestro en su centenario (1991).
Quinta dimensión: Pales Matos
La quinta dimensión de esta muestra es poética; y es sin duda la clave para interpretar el resto de las dimensiones que Méndez-Cintrón y Santos nos presentan de Alicea. Y es que la pasión de Alicea por la literatura en especial la poesía es sin duda fundamental para decodificar símbolos y sígnificados en su obra.
La presencia 6 de las 11 piezas del porfolio titulado La búsqueda asesina: Tributo a Luis Pales Matos, es celebratorio de su amor a la poesía, a la producción literaria de Pales y a la tradición ilustrativa a la que contribuye con importantes interpretaciones a lo largo de su carrera.
Estas seis piezas, incluyendo la portada del porfolio, regresan a Ponce, ya que la edición de este conjunto fue una colaboración entre el Maestro Alicea y Casa Paoli, una importante institución cultural puertorriqueña con sede en la Calle Mayor en el Centro Histórico de Ponce.
Esta es otra intersección geográfica cultural a la cual nos lleva Alicea 3/3 y que nos permite apreciar el valor de las aportaciones que estos dos baluartes tienen para la sociedad puertorriqueña.
De las seis piezas, cinco son composiciones que integran elementos florales, aves, figuras humanas, cada una experimentación de formas y gráfica con la integración de caligráfica con los versos de Pales Matos.
En este sentido, la obra de Alicea se erige como una crónica viva del devenir histórico de Puerto Rico, una narrativa visual que abraza el pasado, el presente y el futuro de la isla. Sus obras son testigos y portavoces de los momentos cruciales que han marcado la historia contemporánea de Puerto Rico, permitiéndonos adentrarnos en las múltiples capas que componen la identidad de nuestra isla caribeña.
La obra del Maestro José R. Alicea trasciende las fronteras del arte convencional para convertirse en un testimonio vivo del paisaje cultural puertorriqueño. Su capacidad para innovar y su profunda conexión con la realidad de nuestras islas se manifiestan en creaciones que trascienden el tiempo y nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia historia y nuestro lugar en el mundo.
Al explorar las múltiples dimensiones del paisaje cultural puertorriqueño, Alicea nos recuerda que el arte es, ante todo, un puente que nos conecta con nuestra identidad y con nuestra memoria colectiva, enriqueciendo nuestra comprensión del mundo que habitamos.