La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este martes en el Foro de Davos la creación de un Consejo Acelerador de Vacunas contra la Tuberculosis, con el fin de facilitar el uso y la aprobación de nuevas armas contra esta enfermedad, que mata a más de millón y medio de personas cada año.
Este nuevo organismo busca aunar agencias internacionales, gobiernos y otras instituciones para superar las barreras existentes en el desarrollo de las vacunas contra la tuberculosis, destacó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, al presentar la iniciativa.
Ésta nace por una parte gracias a la experiencia que dio la pandemia de COVID-19, en la que se logró en apenas un año desarrollar vacunas que normalmente se tarda hasta una década en tener a punto, pero por otra es impulsada por el impacto negativo que esa misma crisis sanitaria ha tenido en la respuesta global a la tuberculosis.
«Una de las lecciones más importantes aprendidas en la respuesta al COVID-19 es que las intervenciones innovadoras en la salud pueden lograrse rápido si se les da prioridad política y se les brinda la adecuada financiación», subrayó Tedros.
«Tuberculosis y COVID-19 son desafíos distintos, pero los ingredientes para acelerar la investigación e innovación son los mismos: inversión rápida pública, apoyo filantrópico y compromiso del sector privado», agregó el experto etíope.
Más de 10.6 millones de personas enfermaron de tuberculosis en 2021, y 1.6 millones de ellas murieron, una epidemia en la que una de las mayores amenazas es el surgimiento de formas de la enfermedad más resistentes a los tratamientos, que afectan ya a casi medio millón de pacientes anualmente.
Estudios de la OMS estiman que nuevas vacunas que logren como mínimo un 50 por ciento de efectividad a la hora de evitar contagios de tuberculosis podrían salvar 8.5 millones en los próximos 25 años, una cifra que podría aumentar a 12.3 millones si la eficacia desarrollada se eleva al 75 por ciento, ahorrando $7,000 millones en costes.
El Consejo Acelerador se anuncia en el año en el que Naciones Unidas celebrará, paralelamente a la Asamblea General anual en su sede en Nueva York, el II Encuentro de Alto Nivel sobre la Tuberculosis, cinco años después de haber acogido el primero de estos eventos dedicados a la lucha contra la enfermedad.