Osvaldo Rosario López lo predijo para el récord en julio de 2015.
Como doctor en Química con subespecialidad en contaminación ambiental ya anticipaba que lo sucedido en otras jurisdicciones de los Estados Unidos y el planeta se repetiría, irremediablemente, en Puerto Rico.
“La pregunta que debemos hacernos ahora no es si las cenizas de carbón de AES contaminarán el Acuífero del Sur”, cuestionó en aquel momento quien también fungía como asesor para la Administración federal de Drogas y Alimentos. “La pregunta es cuándo”.
Casi una década más tarde, su pronóstico parece haberse cumplido.
Como reveló este lunes el Colegio de Químicos de Puerto Rico, pruebas de laboratorio hechas al agua potable que sirve la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) a comunidades de Salinas y Guayama, como Guamaní, Villodas, Ranchos Guayama y Las Margaritas, evidenciaron rastros de tóxicos y cancerígenos de elementos característicos de las cenizas de carbón de AES Puerto Rico.
En específico, identificaron 16 de 19 químicos inherentes a las cenizas, como arsénico, cadmio, cromo, cobalto, plomo, molibdeno, selenio, vanadio y uranio.
El agua analizada provino de pozos que opera la AAA y que ubican en zonas donde permanecen enterradas toneladas de cenizas de carbón descartadas por la carbonera AES Puerto Rico entre los años 2004 y 2011. Documentos oficiales de la empresa confirman que solo en Guayama se enterraron un millón de toneladas, mientras que en Salinas otras 669 mil toneladas.
Aunque ninguno de los químicos fue detectado en concentraciones que rebasan los máximos permitidos por regulaciones federales, Rosario López advirtió que su combinación sí puede ser peligrosa.
“De eso hay literatura científica abundante”, afirmó en entrevista con La Perla del Sur. “Es como mezclar diminutas concentraciones de venenos y mezclarlas con agua”.
“La exposición continua a mezclas de sustancias tóxicas y cancerígenas, aún por debajo, significativamente por debajo de los niveles de control ambiental también puede tener y tiene efectos nocivos sobre la salud de la población”, continuó. “Máxime, cuando la exposición es continua, como ocurre en este caso, porque es agua potable”.
No obstante, como explicó en conferencia de prensa la presidenta del colegio, María Santiago Reyes, ninguna de las agencias locales y federales a las que semanas atrás notificaron los hallazgos del estudio ha reaccionado a sus conclusiones. Entre ellas, la AAA, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, y la Agencia de Protección Ambiental federal.
Aun así, tanto Rosario López como la dirección del colegio y el doctor Ángel González Carrasquillo, en representación del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, urgieron a que “los responsables que han causado este daño” remuevan todos los depósitos de cenizas en la isla, particularmente, los que amenazan con envenenar aún más el Acuífero del Sur.
Asimismo, exhortaron a las autoridades locales y federales a destinar recursos para monitorear la salubridad de los pozos en riesgo.
“Porque mientras permanezcan esas cenizas en la superficie, siguen reaccionando con el agua, siguen disolviéndose tóxicos de esas cenizas y percolando hasta llegar a un nivel que sí sea significativo”, puntualizó Rosario López.
No obstante, el doctor González Carrasquillo recomendó aún más. Según recalcó en carácter personal y profesional, las comunidades en riesgo “no deben seguir consumiendo agua contaminada para evitar, como dijo el doctor Rosario, el que se sigan acumulando estos tóxicos (en organismos) a lo largo del tiempo”.
“Que se elimine el consumo de esas aguas hasta que se compruebe que no tengan esas características”, insistió. “Y que la remoción de las cenizas sea al costo de AES y que eso no sea un gravamen al bolsillo del país”.
Sobre la veda de acuíferos por contaminación con tóxicos de las cenizas de carbón existen precedentes notorios en los Estados Unidos. Y en tiempo reciente.
Uno de ellos es el sufrido por casi 500 familias de la comunidad Dukeville en la ciudad de Salisbury, Carolina del Norte, quienes en el año 2015 recibieron sendas notificaciones del Departamento de Calidad Ambiental del estado. En ellas se les notificó la detección de vanadio y cromo hexavalente en los pozos que nutrían agua a sus hogares.
En este caso, se comprobó que estanques de cenizas de la carbonera Duke Energy habían filtrado tóxicos al suelo y acuíferos de la comunidad, por lo que Duke fue obligada a proveer agua embotellada a los vecinos de Salisbury durante casi dos años, en lo que la empresa proveía una conexión segura de agua potable.
Una posterior demanda de clase logró además que la compañía asumiera el multimillonario costo de la extracción de 80 millones de toneladas de cenizas de carbón y la remoción de seis estanques, además de indemnizaciones a las familias afectadas.
Saludos el problema es grave. Y lo peor es q nadie hace nada. Y el agua envenenenanfose cada dis mas y mas. Corriendo todo ese veneno por hasta las aguas subterraneas y todo el aquifero del sur. Hasta donde llegaremos con esto tan grave!! Nos estan envenenado el agua!!! Y no se hace nada!!!