“Hace 20 años pasó esto mismo”, disparó de entrada el comerciante Rafael Franceschi Alfonso, pionero en la zona del Parque Urbano de Yauco, mientras contemplaba resignado el lodazal que la crecida del río Barranchín empujó al interior de los vagones que emplea como cocina y almacén de su negocio Rafa’s BBQ.
Lo recuerda con claridad, porque aquel golpe de agua también ocurrió justo antes del Día de las Madres, el 6 de mayo de 2001, como precisó el director de la Oficina para el Manejo de Emergencias de Yauco, Luis Velázquez Almodóvar.
Las sorprendente casualidad de lo ocurrido este martes, sin embargo, no sería la única. Después de proceder con la remoción de escombros, limpiar lo que pudo durante horas e iniciar un censo de daños, otra crecida del Barranchín se llevaría parte de la plataforma del salón comedor de su local y repetiría la inundación dentro de sus vagones, el mismo día de la entrevista.
El río lo sorprendió, sin esperar 23 años más.
“Esto es increíble”, confesó Franceschi Alfonso a las 5:43 de la tarde del miércoles, 8 de mayo. “Ya no sé ni qué decir”.
Según abundó, la fecha es crítica, porque los pedidos de clientes para el Día de las Madres significan una bonanza esencial para sostenerse hasta los feriados de Navidad. Algo muy similar a las expectativas de los dueños del negocio El Vagón de las Flores, un comercio vecino junto al Parque Urbano que, días antes, hizo un cuantioso pedido de plantas a suplidores.
“Nos habíamos surtido para esta semana”, lamentó Noemí Rodríguez Muñoz, mientras caminaba conmovida entre suculentas y orquídeas dañadas por la crecida. Al fondo del vagón, la esperaba una avalancha de tiestos que la corriente tumbó y apiló contra la pared, pero para alcanzarlos primero debía caminar con cuidado algunos 20 pies, para no resbalar en el lodazal aún fresco.
“Ni para Fiona ni para María el agua se nos había metido aquí. Esto no había ocurrido. No puedo entender por qué ocurrió”.
Entre sus teorías, apuntó a una cantidad evidente de escombros que observó en el canal del Barranchín, ubicado justo detrás de su negocio: una tesis que compartió Franceschi Alfonso, quien relató haber visto bajar por el río cantidad de troncos y material vegetal.
Estos, a juicio de otros vecinos y transeúntes que pidieron no identificarse, pudieron crear una represa temporera que desviara las aguas hacia el estacionamiento y la periferia del Parque Urbano, inundando así los locales de una decena de comercios anclados allí.
No obstante, el director de la Oficina para el Manejo de Emergencias de Yauco recalcó que “cayeron siete pulgadas de lluvia en solo dos horas” el pasado martes y que, para entonces, los suelos ya estaban saturados.
Otro entrevistado, el director del Negociado para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres en la región de Mayagüez, José Cordero Morales, teorizó sobre un detonante adicional.
A su juicio, el canal del río Barranchín ahora acoge las aguas de escorrentías de urbanizaciones construidas al norte del centro urbano, en los sectores Almácigo Arriba y Almácigo Abajo, un volumen que antes drenaba o fluía a otras quebradas.
Sea o no esta la causa o uno de los factores precipitantes, incluso para comercios como Bargain City de Yauco será complicado, aunque no imposible, estar listos para operar previo al Día de las Madres.
Aunque personal de tienda por departamentos declinó ofrecer comentarios, La Perla del Sur constató por marcas en las paredes exteriores del edificio que la crecida del Barranchín y de quebradas cercanas inundaron el interior del establecimiento y parte de su almacén.
Este es el más reciente golpe a la firma y a su fuerza laboral, ya que el local en la calle 25 de julio experimentó daños con los terremotos del 2020 y, bajo la extinta firma Pitusa, sus empleados también quedaron sin centro de trabajo tras un fuego consumir la antigua tienda del centro comercial Cuatro Calles, el 10 de mayo de 2015.
“Va a ser duro, pero volvemos”, sentenció por su parte Franceschi Alfonso. “Mañana (hoy jueves) el municipio nos va ayudar con camiones cisterna para limpiar adentro y esperamos, con el favor de Dios, empezar de nuevo este viernes”.
Es consecuencia previsible de estar urbanizando descontroladamente y responsabilidad compartida de las Agencias u Oficinas que otorgan los permis$o$ de construcción y uso. O sea, se benefician unos poco$ y se perjudican muchos.