Los pequeños y medianos agricultores de Puerto Rico enfrentan serias dificultades para acceder a tierras cultivables, debido a las políticas existentes y la tendencia del Estado a favorecer proyectos agrícolas de gran escala.
Así lo reveló el estudio cualitativo “Acceso a tierras agrícolas: política pública actual y experiencias”, realizado por el Fideicomiso de Tierras Comunitarias para la Agricultura Sostenible (FiTiCAS).
Entre las entidades estudiadas figuran los programas de arrendamiento de tierras de la Autoridad de Tierras, adscrita al Departamento de Agricultura de Puerto Rico, y de la Administración de Terrenos, perteneciente al Departamento de Desarrollo Económico y Comercio. Igualmente, se evaluaron los programas de financiamiento de Farm Service Agency del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Puerto Rico Farm Credit y el Banco de Desarrollo Económico para Puerto Rico.
FiTiCAS explicó que este estudio sacó a relucir la dificultad de los agricultores sin capital para acceder a tierras públicas cultivables, particularmente debido a la preferencia por la agricultura industrial a gran escala y el monocultivo por parte de las agencias gubernamentales.
La situación es más compleja aún para los proyectos agroecológicos, que proponen métodos alternativos de agricultura sostenible a escalas más pequeñas. Esta realidad se ve reflejada, por ejemplo, en el tamaño y las condiciones de las fincas públicas disponibles.
Las fincas disponibles bajo la Autoridad de Tierras tienen un tamaño que varía entre 50 y 500 cuerdas, mientras que los agricultores agroecológicos trabajan con alrededor de 5 a 10 cuerdas, según datos del Instituto para la Investigación y Acción en Agroecología.
El estudio también reveló que estas tierras públicas no cuentan con las condiciones e infraestructura básica necesaria para el desarrollo agrícola, lo que obliga a los agricultores a hacer una inversión para la que no tienen capital semilla.
Los agricultores entrevistados en la investigación señalaron que quienes pueden acceder a fincas de dicha agencia son agricultores «más grandes» con la capacidad económica y operacional para arrendar, invertir en infraestructura básica y poner a producir un gran número de cuerdas.
Cabe destacar que el 76 por ciento de las fincas en Puerto Rico generan menos de $10,000 anualmente, de acuerdo con el Censo Agrícola del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
De otro lado, FiTiCAS puntualizó que durante el periodo entre 1940 y el 2018, se ha visto una reducción del 85 por ciento del total de fincas agrícolas y del 74 por ciento del terreno destinado a la agricultura.
Agregó que, en la actualidad, el sector agrícola aporta menos del 2 por ciento del Producto Nacional Bruto, en comparación al 36 por ciento que aportaba en la década de 1950. Como consecuencia, Puerto Rico importa ente el 85 y 90 por ciento de sus alimentos.
Proponen un curso de acción
“La razón de ser de la mayoría de las instituciones estudiadas es apoyar el desarrollo de la agricultura y garantizar el mejor uso de los terrenos disponibles. Esta investigación revela que las instituciones pueden hacer muchísimo más, hoy”, expuso Mariolga Reyes Cruz, directora ejecutiva del FiTiCAS.
Entre las soluciones sugeridas para atajar la situación, el informe propone que se actualicen las leyes y políticas relacionadas con la distribución de tierras, para adaptarse a la realidad actual de los agricultores.
Asimismo, insta a integrar la agricultura como una prioridad en la agenda de Puerto Rico, estableciendo políticas que promuevan la sostenibilidad agrícola y mayor inversión pública a favor de la agricultura a pequeña escala, incluyendo la infraestructura necesaria para facilitar la producción agrícola en tierras públicas en desuso.
Además, se plantea como urgente hacer valer el Plan de Uso de Terrenos, los Planes de Ordenamiento Territorial y las Reservas Agrícolas.
“Hacemos un llamado urgente a los servidores públicos y a las instituciones que financian la agricultura local a apoyar a quienes están comprometidos a crecer la soberanía alimentaria de Puerto Rico, incluyendo a quienes lo hacen cuidando la naturaleza de la que somos parte”, exhortó Reyes Cruz.
El equipo de investigación estuvo compuesto por dos estudiantes internas con el FiTiCAS y un estudiante voluntario bajo la mentoría probono de la profesora Érika Fontánez Torres, con la subvención de Espacios Abiertos.