Ocurrió en el 2014, en la medianoche del sábado, 31 de mayo.
Mientras la mayoría de los vecinos dormía, obreros y equipo pesado contratado por la empresa Walgreens San Patricio ingresaron a un solar de dos cuerdas ubicado entre la urbanización Los Caobos de Ponce y el parque industrial Sabaneta, para talar un bosque urbano y allanar el terreno elegido para la octava farmacia de la cadena en la ciudad.
Tras derribar a oscuras cinco árboles maduros de acacia y comenzar a mutilar un colosal árbol de samán, una treintena de ciudadanos se movilizó al lugar e ingresó a la zona cercada a cuestionar y exigir el cese. La mayoría de ellos, jóvenes universitarios que compartían en un local comercial próximo al terreno.
La confrontación provocó la activación de una treintena de agentes de la Policía estatal y municipal, quienes al llegar optaron por proteger a los obreros y declinaron tramitar querellas contra la empresa contratista, aun cuando ninguno de sus trabajadores mostró permiso para la tala.
La negativa de los uniformados provocó que ocho manifestantes, seis féminas y dos varones, se sentaran sobre la vía contigua, la PR-578, para impedir la salida del equipo pesado hasta que se radicara la querella, lo que finalmente ocurrió poco después de la 1:00 de la madrugada.
A partir de entonces, integrantes del Comité Amigos de los Árboles (COAMAR), activistas ambientales y vecinos plantaron un campamento de desobediencia civil al interior del predio, lo que dio paso a advertencias de desalojo por parte de la Policía y de abogados contratados por la empresa propietaria.
Asimismo, a meses de incertidumbre y litigios en cortes que fueron asumidos por peritos ambientales y el bufete del abogado Martín González Vázquez, también cofundador de COAMAR.
Juntos, provocaron lo inesperado: un triunfo para la comunidad.
Esto al probar ante el Tribunal de Apelaciones que las empresas obraron “de mala fe” y al lograr que se declarara nulo el endoso aprobado para construir una farmacia en el lugar. Entre otras causas, por proveer información inexacta y falsa a las autoridades gubernamentales.
A casi una década de aquella medianoche, el bosque urbano permanece, con copa abundante y nuevos inquilinos, como árboles de ceiba, quenepa, de caoba hondureña y dominicana, de flamboyán rojo, guayacán, anacahuita, maga, aguacate, guanábana y noni.
De igual modo, con un sobreviviente que ha inspirado rebautizar el lugar como Bosque El Samán.
También tiene un nuevo custodio, el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico y su filial Para La Naturaleza, entidades a las que Walgreens San Patricio finalmente donó la titularidad del terreno, ya valorado en el mercado de bienes raíces en más de un millón de dólares.
“Revisé la escritura de donación, palabra por palabra, y ahí se estipula que esto se tiene que conservar como un bosque urbano… ¡Eureka! Ahora lo reconocen”, comentó este viernes el abogado González Vázquez. “También, se señala que no se puede dedicar a otra cosa que un bosque urbano y que no se puede vender el predio, porque es para el uso de la comunidad”.
“Y en la escritura Walgreens también indica que no va a reclamar la deducción contributiva a la que tiene derecho por la donación del terreno, lo que yo aplaudo, incluso, con todas las pedrás que les he tirado, porque ese mea culpa de ellos alivia, compensa un poco”, continuó.
“Si ellos están pidiendo perdón, se lo concedemos, igual que la naturaleza perdona al hombre que la destruye y, aún así, vuelve y le regala sombra y oxígeno”, puntualizó el líder de COAMAR.
Nueva era
González Vázquez hizo las expresiones durante la primera actividad oficial del Fideicomiso en el bosque urbano, a la que invitaron a los componentes de COAMAR y a activistas que años atrás se unieron al campamento creado para la defensa del bosque.
A ellos se sumaron representantes de Para La Naturaleza y el director ejecutivo del Fideicomiso, Fernando Lloveras San Miguel, quienes abrieron el acto con un operativo de limpieza que logró remover del solar 353 libras de desperdicios.
Entre las voluntarias figuraba la catedrática del recinto de Ponce de la Pontificia Universidad Católica, Sandra Molina Colón, quien junto a uno de sus alumnos de Ecología, Jayvier Plaza Hernández, peinaba uno de los costados del terreno recogiendo basura.
Molina Colón, una de las figuras claves para el descubrimiento de pruebas durante los litigios en corte y quien además detectó falsas representaciones en la tramitación de permisos para la farmacia, admitió sentirse satisfecha, tras años de lucha y angustias.
“Esto era inimaginable”, confesó a La Perla del Sur. “Era David contra Goliat. No sabíamos si podíamos prevalecer y, aún así, lo que anticipábamos era que Walgreens vendiera esto”.
Al final, reconoció, la donación del terreno para preservar el bosque a perpetuidad “es algo que nos complace mucho”.
“Fueron muchos años de educación y formación, y mucha la gente que ayudó a que este bosque urbano no desapareciera”, comentó. “Hoy es un día de celebración”.
Sus declaraciones fueron secundadas por el universitario Plaza Hernández, quien para la madrugada del atentado tenía diez años de edad.
“Siento que el bosque nos ayuda a nosotros a entender y a dominar el curso de Ecología”, manifestó, “y esta es solo una manera de reciprocar y agradecer al bosque lo que hace por nosotros”.
Llave a la comunidad
Al ser abordado por La Perla del Sur, Lloveras San Miguel lamentó primeramente “que un pueblo tenga que pasar por ese esfuerzo, por el sacrificio humano que toda esta gente pasó (una década atrás) para tener una ciudad saludable”.
“Y ese esfuerzo comunitario es para nosotros un gran ejemplo de lo que debería ocurrir en Puerto Rico”, añadió. “Este es un ejemplo vivo de cómo se deben integrar las necesidades y los intereses de las comunidades en el diseño urbano y en los planes de desarrollo económico del país”.
Sobre el próximo paso, el también presidente de Para la Naturaleza adelantó que a partir de este mes se procederá a crear “un Plan de Manejo junto a la comunidad, a los colectivos de interés e, incluso, vecinos como Medtronic (Ponce), para salvaguardar la salud del ecosistema e incorporar las acciones que tenemos que tomar en los próximo cinco a diez años”.
“Luego, entraremos en la parte financiera para buscarle fondos a todo eso”, agregó Lloveras San Miguel. “Porque queremos que la comunidad sea quien maneje este parque”.
Coyuntura histórica
Por su parte, González Vázquez resaltó que Bosque El Samán será el primer parque urbano bajo la tutela del Fideicomiso de Conservación, “lo que, de por sí, hace de este momento uno histórico”.
“Solo pensemos en algo: la experiencia que ellos van a ganar aquí puede ser replicada en más sitios, en muchas comunidades de Puerto Rico, porque en el país necesitamos más bosques urbanos”.
“Y si eso también se logra, la victoria a favor de la naturaleza y nuestra patria será aún más grandiosa”, subrayó. “Repito, esto no tiene precedente”.
Tras la limpieza del solar y las entrevistas, el colectivo procedió a reunirse bajo una carpa para recoger impresiones, revivir memorias de la lucha por El Samán e, incluso, reconocer a activistas ambientales que defendieron este pulmón verde, pero cuya muerte los apartó de la noticia sobre su preservación.
Entre ellos, Luis “Kalkin” Maldonado, José Alsina Látimer y Luis Enrique Martínez.
¡Tremendo ejemplo de lo que se logra cuando personas se unen por y para un buen común!
Unidad de propósito, mirada fija en la meta junto a la perseverancia es el éxito de la comunidad. Adelante. Teresa de Caimito, Rio Piedras
Bravo, felicidades a toda la comunidad. Esa es un magnífica noticia, lástima que los medios no le den la promoción y destaque como debe ser. Definitivamente en la unidad del pueblo está el triunfo. Nuevamente felicidades.
Esas las gente que necesitamos para Ponce y Puerto Rico los felicitos.
¡Bravo por Para la Naturaleza! Por eso mismo es que me siento tan orgulloso de ser voluntario de esta organización. ¡Qué lástima que no me enteré antes!, hubiera hecho el viaje a Ponce a cooperar en la limpieza.
Estoy deseoso por visitar ese bosque urbano en Ponce. ¿Con quién me tengo que comunicar para visitarlo? Déjenme saber.