“En el año 1918 tembló la tierra borincana. Fue el 11 de octubre a las diez de la mañana. Una viga secreta en nuestra armadura geológica quebróse y un vasto ruido salió del fondo de la patria. Cuartos la tierra bajo las gentes empobrecidas. En Mayagüez y en la región aguadillana dio un salto la mar encabritada… Fue dejándolo todo bajo agua: calles, tumbas, domicilios, plazas” – Juan Antonio Corretjer (1977)
Años atrás, sin imaginar lo que nos pasaría, escuchaba con mucho interés anécdotas y relatos sobre un gran terremoto que impactó a Puerto Rico en el año 1918, el cual fue seguido por un tsunami, como si fuera una película de horror.
Y al leer sobre el tema en los libros de Historia, me preguntaba si nos tocaría de nuevo vivir un terremoto en la isla.
El tiempo lo contestó y la historia se repitió. Aunque tomó mucho tiempo, 102 años para ser exacta, el 7 de enero del 2020 Puerto Rico sufrió otro sismo imposible de olvidar.
El terremoto de San Fermín
En la historia de Puerto Rico se han registrado eventos sísmicos de gran magnitud en los años 1670, 1787, 1867, 1918 y 2020, pero hoy queremos ahondar en el terremoto que ocurrió el 11 de octubre de 1918, hace ya 104 años, y que se ha conocido como el Terremoto de San Fermín, por ocurrir un Día de San Fermín.
Se estima que su magnitud fue de 7.3 en la escala Richter, que duró entre uno a dos minutos y que provocó la muerte de sobre 140 personas, además de millones de dólares en pérdidas.
Su impacto fue especialmente dañino en la zona oeste de Puerto Rico, donde un tsunami de hasta 20 pies de altura impactó territorios de Aguadilla, Mayagüez, Aguada, Rincón y Añasco.
Como en esa época se carecía de rigor científico en esta materia, entre los habitantes se generó un debate sobre las posibles causas del sismo y sus réplicas. Las explicaciones variaron mucho.
Entre ellas, se pregonaba que una explosión de gases en el interior del planeta fue la causa, mientras que otros alegaban que fue resultado de la existencia de un volcán submarino. Otros también creían que tenía que ver con la pérdida progresiva del calor del planeta o la posible relación entre los patrones climáticos, mientras que un grupo culpaba a la luna y a sus efectos sobre las mareas.
Para todos ellos, sin embargo, el suceso marcó un antes y después en la historia de Puerto Rico, en especial, para los pobladores del oeste, ya que muchos municipios tuvieron que reconstruirse completamente.
Por esta razón es que hoy es difícil encontrar estructuras construidas antes de 1918 en localidades como Aguada.
Con secuelas en Ponce
Aunque el daño fue evidentemente mayor al oeste de la isla, Ponce también presenció destrozos en estructuras icónicas como la Iglesia de la Guadalupe, el Teatro La Perla y el Casino de Ponce. Todas prevalecen hoy, pero como resultado de reconstrucciones y adaptaciones, ya que quedaron en ruinas tras el sismo de San Fermín.
La Iglesia de Guadalupe, fundada en 1670 -pero con una fachada en ese momento construida en el año 1839- fue una de las edificaciones que requirieron reconstrucción.
Con un renovado diseño a cargo del arquitecto Francisco Porrata Doria, la iglesia fue convertida en catedral el 21 de noviembre de 1924 por la bula Ad Sacrosanctum Apostolatus Officium del Papa Pio XI, con el nombre que hoy le distingue: la Catedral Nuestra Señora de la Guadalupe.
Una de las anécdotas más fascinantes de su reapertura fue la llegada del nuevo obispo a Ponce, el monseñor Edwin Vicent Byrne. Y es porque a este personaje se le dedica la famosa plena El Obispo de Ponce, ya que este género musical estaba en su apogeo y la ciudad de Ponce estaba feliz, y porque Vicent Byrne se convertía en el primer obispo del país fuera de la Diócesis de San Juan.
Otra estructura importante destruida por el terremoto fue el emblemático Teatro La Perla, originalmente construido en el año 1864 por el arquitecto Juan Bertoli Calderoni.
Hoy, lo único que queda de su fachada original son los capiteles en la parte superior de sus columnas.
Un dato curioso es que tomó casi 20 años reconstruirlo por falta de fondos y que durante ese tiempo (1918-1937), en el mismo solar, se creó una cancha de baloncesto denominada “La Cancha La Perla”, donde jugaba de niño Willie Vicéns, vecino del área y quien luego fuera uno de los fundadores del equipo de baloncesto los Leones de Ponce.
El Casino de Ponce, originalmente localizado junto al Teatro La Perla, fue también destruido por el terremoto, pero en vez de ser reconstruido en el mismo lugar, se levantó en otra localización. Por eso hoy encontramos a la famosa y hermosa estructura diseñada por Agustín Camilo González en la esquina de las calles Marina y Luna de Ponce.
Esta estructura, al igual que la Catedral de Ponce y Teatro La Perla, figuran en el Registro Nacional de Lugares Históricos.
El arquitecto Wiechers Pieretti
Entre las historias que se cuentan de esa época y que no han dejado de llamar nuestra atención resalta la del impacto que tuvo el terremoto de 1918 en la vida del arquitecto Alfredo Braulio Wiechers Pieretti.
Una versión cuenta que Wiechers se fue de Puerto Rico y no regresó por el terror que le causó ver a la ciudad destruirse con el terremoto.
Famoso por diseñar algunas de las edificaciones más hermosas de Ponce, como la sede actual del Museo de la Música Puertorriqueña, la Casa Wiechers-Villaronga, parte del Hotel Meliá, la Logia Aurora, la Casa Oppenheimer, el Club Deportivo de Ponce y el Mausoleo de los Bomberos en el Cementerio Civil de Ponce, entre muchas obras más, en efecto se marchó de Ponce en el 1919 y nunca regresó.
A pesar de su extraordinario legado arquitectónico, Wiechers vivió un corto tiempo en Ponce, del 1911 al 1918, y luego de ver la ciudad en ruinas vendió su casa a la familia Villaronga y se trasladó a Barcelona.
Otra versión de la historia plantea que su partida tuvo que ver más con la presión política de la Primera Guerra Mundial, ya que, por su ascendencia alemana, se sentía perseguido por el gobierno que sospechaba de los extranjeros.
La historia se repite
“Después del temblor de 11 de octubre de 1918 siguieron otros temblores. A principios de noviembre, se generaliza una epidemia de influenza” – Socorro Girón
Esta cita igualmente me conmovió cuando la leí, cuatro años atrás, en el libro Ponce, el Teatro La Perla y La Campana de la Almudaina: Historia de Ponce desde sus comienzos hasta la Segunda Década del Siglo XX, de la historiadora ponceña Socorro Girón.
La cita relata lo que pasó en Ponce en el año 1918, cuando un terremoto sacudió a la ciudad, seguido por una pandemia global de gripe: una experiencia muy similar a la que se repitió el 7 de enero 2020 con el terremoto que sacudió nuestros hogares, y a la que se sumó la declaración oficial de la pandemia del Covid-19 en Puerto Rico, el 15 de marzo de ese mismo año, seguido por la inesperada cuarentena global.
Releer esta cita, luego de vivir la misma realidad, nos recuerda que la historia se repite: que muchas lecciones e historias se repiten, 104 años después en Puerto Rico.
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