Se acerca la noche y comienza a bajar el calor.
Son las 6.20 de la tarde y ya se pueden ver desde parejas hasta grupos de amigos sentados en las mesas de las terrazas, picando, bebiendo, conversando.
De a poco comienzan a llegar personas, principalmente mujeres, que se van congregando en el centro de esta vía peatonal. Son alrededor de 15 y vienen animadas.
Sus cuerpos inquietos reflejan las ganas de movimiento. Se saludan, se sonríen, conversan. “A las seis y media comienza la clase, ¿verdad?”, le pregunta una de ellas a su entorno inmediato. “Sí, quedan cinco minutos nada más”, le responde otra más avispada.
“Mira, literal, ahí viene la profesora”, le remata, con el brío certero de tener razón.
Gabriela Lugo Casiano, maestra de baile de 26 años de edad, llega relajada y sonriente. Se para frente a sus alumnas con su outfit deportivo y saluda con un fuerte “¡Buenas tardes a todas! Vamos a comenzar la clase de salsa de hoy”.
Todos los jueves, a la misma hora, en el mismo lugar, la organización Ponce es Salsa Inc. ofrece clases gratuitas de este baile a toda la comunidad ponceña y visitante, con el objetivo de mantener la afluencia de público al lugar y generar un ambiente ameno. Pero, principalmente, persigue la misma finalidad que arrendatarios, artistas y vecinos: que el Paseo de la Salsa José “Cheo Feliciano -la continuación del Paseo Atocha después de la calle Vives- afiance su renacer, recupere la vida, el comercio, el movimiento que tuvo en antaño y se transforme en el nuevo epicentro de la bohemia y el ocio nocturno de la ciudad.
Luego que en el 2016 se le rebautizara con el nombre de este cantante ponceño y se invirtiera en su remodelación, el paseo comenzó a tomar la forma que le conocemos hoy. Sin embargo, debieron pasar casi cinco años para que se hiciera realidad lo que ahí se proyectaba: un paseo peatonal con alrededor de una quincena de locales compuestos por restaurantes de comida fusión, bares de coctelería gourmet, barritas con variedad de cervezas artesanales y cafeterías de estilo portugués: todos con mesas al aire libre y música en vivo.
En perspectiva, una pequeña Europa en Ponce.
A little Europe
Así nos lo explica William Collazo, bartender de oficio y dueño del bar y restaurante El Marlin, apostado en este paseo.
Es ponceño en esencia, aunque nació en los Estados Unidos. Es un hombre de mundo. “Años atrás estuve en Berlín, Alemania, en una de las barritas que hay por allá, una de las más importantes que tiene la ciudad”, relató.
“Esa barrita me impresionó y pensaba que algún día quería tener una así. Por eso que la que aquí monté es parecida, pequeña, como de los años 40 y 50, con un bartender vestido de la época y con coctelería fina, con copas de Martini, Manhattan, Old Fashion”.
Los conceptos auténticos, el buen gusto, la sencillez de varios de los comercios del paseo le dan efectivamente un toque cosmopolita, lo que se potencia con la apariencia del entorno.
“El concepto que queríamos desde un principio implantar aquí era como en Europa, donde hay muchos bares al aire libre, con sus mesitas y sombrillas. Poco a poco lo hemos llevado a cabo, porque todos estamos con la misma idea”, agregó William. Y añade que aquí la gente se siente bien, acogida, porque llega a algo diferente a lo que está acostumbrada en Ponce.
Antes de decidirse por este lugar, William lo visitaba día y noche para indagar cómo era el movimiento de personas y ver si se convencía. Se percató que la zona estaba bastante apagada, no veía vida nocturna y había muchos deambulantes.
Sin embargo, vio el potencial. Pensó que eso podía mejorar, y así fue.
Rápido fueron llegando nuevos comerciantes, al punto de que actualmente todos los locales de la plaza están ocupados e, incluso, hay gente buscando más en esta misma área.
Paola del Valle, dueña junto a su pareja de La Nata, una pastelería tradicional portuguesa ubicada en el mismo paseo, ha podido comprobar que sus clientes van en alza, no solo por la calidad de su producto, sino también por la ubicación del negocio.
“Mucha gente me dice ‘yo me siento aquí y no es solo por el producto que me transporto a Europa, sino que es el sentarme aquí, ver ese edificio que está ahí en esa esquina, que tiene esa fachada europea, y ver este paseo, las sombrillas, la gente caminando’. Esas cosas en Puerto Rico casi no se viven, porque estamos en un ajetreo fuerte, todo el mundo anda en carro, todo el mundo usa servicarro, todo el mundo tiene que estar en aire acondicionado. Por eso es que esta conexión con algo más simple ha gustado mucho”, sentenció.
Arte y música en vivo
Sobre esta experiencia, William agregó que en el último año su clientela ha crecido cerca del 70 por ciento. Y es que esta “pequeña Europa” gusta y convence, potenciada además por otros aspectos que han jugado un rol crucial: la música y el arte.
La tarima construida ahí seis años atrás ha comenzado a ser explotada en plenitud y ha recibido a sinnúmero de bandas y artistas plásticos que llegan para amenizar la velada, entretener al público y, en muchas ocasiones, hacerlos bailar.
El restaurante Cuerdas, que fusiona cocina española y caribeña, se encuentra justo frente a ese escenario. Ruth Cintrón, propietaria del local junto a su esposo, nos narra que siempre ha considerado incluir arte y música en vivo en su oferta.
“Cuando hacemos actividades trato de integrar siempre el arte. Hemos traído artistas plásticos para que pinten en vivo. Por ejemplo, hace algunas semanas hicimos el primer evento de coctelería, pusimos una barra frente a la tarima, tuvimos seis mixólogos haciendo sus preparaciones en vivo, mientras una artista plástica hacía body painting a unas modelos y mientras otro artista plástico pintaba un cuadro en vivo también”.
Los espectáculos, la música, mantienen la afluencia y el tipo de público que se quiere convocar, que en este caso corresponde a personas adultas y jóvenes-adultas que, en vez de buscar una discoteca para janguear, prefieren pasar una velada más tranquila con amigos, tertulia, comida y una botella de vino.
“Mantenemos un tipo de público con la música. No es por discriminar, pero aquí no ponemos ni merengue, ni bachata, ni reguetón. Aquí ponemos nueva trova, bohemia, salsa y rock de los 80, entre otros, lo que hace que mantengamos ese tipo de clientes”, confiesa Ruth. Y resalta que todos tienen el mismo enfoque.
A diferencia de otras zonas de comercio gastronómico, los arrendatarios del paseo han aprendido a funcionar como colectivo.
“Más que competencia, nos complementamos”, resalta Ruth.
Como explican, cuando se organiza un evento, por ejemplo, todos aportan con ideas para organizarlo y dinero para financiarlo, ya que todos se verán directamente beneficiados: sentimiento gregario poco común en los negocios, que en este caso es el fundamento del buen ambiente que ahí se respira.
“Los clientes nos han dicho que sienten la buena vibra. Yo puedo tener una familia cenando en mi restaurante y sus hijos no quieren de mi menú, sino que quieren pizza de El Marlin. Entonces, yo le llamo al mesero, él viene y les sirve la pizza como si la hubiesen pedido aquí. De la misma manera ocurre que hay familias que consumen las bebidas en tal negocio, pero quieren comer aquí, entonces llaman a uno de mis meseros, los atiende y continúan consumiendo las bebidas de allá, pero comiendo de acá, y eso la gente lo aprecia”, enfatiza.
Explican además que la clase gratis de salsa de cada jueves es una de las iniciativas en la que todos aportan. Luis Díaz, director ejecutivo de la organización Ponce es Salsa Inc., nos dice que las clases también han aportado al paseo, atrayendo nuevo público y generando un clima entretenido.
“Los comerciantes lo valoran, les ha gustado la iniciativa, están satisfechos. Tú los ves cogiendo videos y bailando, se nota que se lo han disfrutado”, comentó.
La idea, afirma Luis, es consolidar un ambiente salsero dentro del paseo con actividades como las “Noches de Salsa” o la llamada “Sé tú la estrella”, donde se buscan talentos vocales en los karaokes de los negocios, para darles la oportunidad de presentarse como estrellas de la música.
“Hemos visto el talento de muchas personas mayores”, continuó. “Una noche le dimos la oportunidad a la señora Aida Porcel, que fue nuestra primera participante, y estuvo muy bueno. Ya me reuní en el paseo para ver cómo lo hacemos. No va a ser un karaoke, no va a ser un talent show, va a ser en vivo, con una orquesta en vivo y con todos aquellos participantes salseros que se atrevan a competir para que puedan ser las estrellas esa noche”.
Además, como ha quedado demostrado, la salsa convoca y le ha dado vida al paseo. De hecho, William asegura que “cuando traemos aquí salsa es cuando más viene la gente”.
La fórmula de música, arte y espectáculo ha dado tan buenos resultados que ahora en el paseo hay música no solo los fines de semana, sino también miércoles y jueves.
Para el primer aniversario de Cuerdas, que es el 17 de este mes, “estamos organizando un gran evento, que contará con cinco músicos, estatuas vivientes, artistas plásticos, caricaturistas y artesanos, para aumentar el disfrute y celebrar nuestro primer añito”, adelantó Ruth Cintrón.
Mejor que la Placita
El interés de comerciantes por establecer sus negocios dentro y fuera de la Plaza de Mercado aumentó casi inmediatamente luego de las mejoras que le realizaron al recinto en el último año, incluyendo un arreglo exhaustivo de los acondicionadores de aire.
María del Mar Costas, administradora municipal de la Plaza de Mercado, anunció además que “tenemos proyectada una reconstrucción, que entendemos podría estar empezando el año que viene, y que se realizaría con los fondos que se reciban de FEMA”.
“Va a estar mucho mejor la plaza -sonríe con una leve carcajada-. Esta reforma incluirá nuevamente los aires acondicionados y también los elevadores”.
Para continuar con las mejoras, Luis de Ponce es Salsa sugiere ponerle techo a la tarima del paseo para así no tener que recurrir a las poco estéticas carpas, y contribuir de paso a que en el lugar haya música “constante y sonante todas las noches, todos los días de la semana, y no solo pensar en viernes, sábado y domingo. Irnos al nivel de San Juan, donde no se acaba la noche”.
Entretanto, para Ruth Cintrón hace falta llenar algunos lugares que están vacíos, para que así haya más oferta gastronómica y también más actividades.
Entre los proyectos que tiene en mente para remozar el área figura “poner luces en todo el paseo, luces colgantes, para que eso se vea bien espectacular. Ya estamos en conversaciones con el municipio para ello”.
Por su parte, William dice estar convencido que esta zona puede crecer mucho más.
Relata que desde que llegó ahí hablaba con los demás locatarios y les decía que “esto se podía convertir en algo parecido o mejor que la Placita de Santurce”, y que con el tiempo se ha dado cuenta que “lo estamos logrando, generando un buen ambiente y trayendo cultura y música, especialmente la salsa”.
Nuevos proyectos
William aprovechó la ocasión para ponernos al día de una serie de proyectos comerciales que coquetean con el paseo. Por ejemplo, asegura que hace poco estuvo en Ponce un comerciante colombiano que compró el edifico vacío frente a la Plaza y que ahí planea hacer un hooka-bar, un sitio para beber y probar estas conocidas pipas de agua.
A su vez, es posible que el local vecino al restaurante Cuerdas se convierta en un salón de actividades y celebraciones. También revela con emoción que prontamente reabriría el café teatro y centro de recepciones Juan Ponce De León, ubicado en el mismo paseo.
Sus propietarios, el doctor José Raúl Ortiz Rubio y su esposa Nilsa Morales Lecman, llegaron a inaugurarlo, pero sucedieron los terremotos, luego la pandemia, y se mantuvo cerrado. Reabrió sus puertas en el 2021 con un par de funciones, pero cerró nuevamente por problemas de salud del doctor Ortiz Rubio.
“La semana pasada tuve una comunicación con él y creo que piensa reabrirlo prontamente”, afirmó William.
Finalmente, recordó que debajo de la Plaza de Mercado, en su sótano, hay un teatro con más de 160 butacas, que no puede ser habilitado ya que no cuenta con salidas de emergencia. Sin embargo, de resolverse esta situación, ese teatro puede convertirse en el nuevo y gran punto de atracción, cultural y turística del Paseo de la Salsa José “Cheo” Feliciano.