“¿Cuál fue la primera cervecera en establecerse en Puerto Rico?”, preguntó el presentador a los asistentes. “India”, gritó uno. “La Medalla”, espetó otra.
“Corona”, añadió un tercero. “
“Ninguna de esas”, se escuchó con firmeza desde la tarima. “La primera fue Palma Real, en Santurce”, continuó el presentador ante alrededor de 15 comensales, quienes reaccionaron sorprendidos, se miraron, sonrieron y comentaron.
Estaban alegres, entretenidos, mientras esperaban el momento culminante en que las palabras se silencien y toque coger el vaso y empinarlo hasta beber.
Trasfondo
Gustavo Franceschini es un entusiasta de la cerveza artesanal, creador de contenidos, consultor, servidor de cerveza certificado y fundador de Craft Beer Generation, una plataforma digital destinada a difundir e impulsar las diferentes marcas de cervezas que se elaboran en la isla y, a su vez, educar sobre sus variedades, composición y procesos de elaboración.
Fue él quien condujo este evento, un maridaje que fundió cervezas artesanales locales con tapas elaboradas especialmente para la ocasión. Todo con el fin de acercar más este producto a sus potenciales consumidores.
“Siempre tratamos que las degustaciones sean de cervezas locales, que la gente se motive a probarlas, porque muchos no saben cuántas cervezas y cervecerías hay en Puerto Rico, cuántos sabores hay y de dónde son. Por ejemplo, no saben que en Ponce hay dos cerveceras, siendo ellos de Ponce”, comentó.
Educar sobre la industria es lo principal para hacerla crecer, continuó Gustavo. De acuerdo a las estadísticas, mientras más las personas conocen, más van a querer probar. “Les va a abrir la mente y van a explorar diferentes cosas, porque esto no solamente se trata de los sabores de las cervezas, sino también de los nombres, de dónde vienen, de las historias que hay detrás”.
En los pasados años, el consumo de cervezas artesanales ha ido en alza sostenida, en desmedro de sus pares comerciales, lo que se ha traducido en un aumento de la oferta y en mayor presencia en lugares como barras, supermercados e, incluso, gasolineras. “La gente quiere variedad. Por eso tú tienes cerveceras comerciales que tienen a la cerveza Del Oeste, por ejemplo, que es su brazo artesanal, y tratan de apostar ahí”.
Añade que, más que un gran aumento de fabricantes, lo que ha ocurrido es un crecimiento del volumen que se dispone para el consumo. “Hace cinco años, una de las distribuidoras más grandes de la isla compró la distribuidora con más cervezas artesanales en su portafolio, y de ahí para adelante ellos han sido un catalítico en meter las cervezas donde sea, en todos los sitios, y de ahí para adelante hemos visto un crecimiento de consumidores y de gente que quiere abrir cerveceras”, destacó.
La experiencia
Un maridaje es casar algo con otra cosa. Hacerlo su “marido”. Es lograr un equilibrio, una armonía al unir dos elementos. Y, cuando se trata de comida, el objetivo es que estos se potencien y parezcan uno en el paladar.
En resumen, no es un producto que se consume, sino una experiencia, como explicó Jonathan Laboy, chef y propietario de Birriola, un bar de tapas y cervezas artesanales que lleva ya seis años activo en Ponce y donde se realizó la actividad el pasado viernes.
“Esta es la segunda vez que la hacemos y la idea es experimentar con diferentes estilos de cervezas, puertorriqueñas e importadas”, relató a La Perla del Sur. “Decidimos añadirle un toque divertido con las tapas, que siempre he creído que son la versión pequeña de un plato grande”.
“Es un momento de disfrute para que la gente pueda beber y dialogar sin llenarse completamente, y qué mejor que hacerlo con cervezas de Puerto Rico”, agregó.
El menú para la ocasión consistió en un pareo de cuatro por cuatro: cuatro birras artesanales con cuatro tapas originales.
Por el lado de las cervezas desfilaron La Pajarita, de la cervecera Reina Mora Brewing; la Kasiri Double, de Rebl Brewery; la Masasamba, resultado de la colaboración entre Birriola y Cacique Brewing; y Múcara Stout, un producto también de Cacique Brewing.
Por el lado de las tapas, Laboy elaboró un sloppy Joe, un arancini de Portobello, un ceviche de Wahoo y canastillas de mapén y yuca rellenas de carne de conejo estofada.
Tal elección demostró que combinar sabores y texturas, y lograr que estén en armonía, no es asunto fácil. Hay que conseguir el punto donde los sabores explotan en boca.
“Generalmente trato de fusionar cosas de otros países con lo criollo, para así con un solo bocado dar la posibilidad de probar y apreciar todo lo que compone la tapa”, comentó el chef Laboy.
Los sentidos
Los vasos con cerveza y las tapas a degustar ya están sobre las mesa. Los asistentes las tienen frente a sus ojos, pero no saben qué tapa va con cuál cerveza.
La combinación es una sorpresa, para que la sensación en el paladar también lo sea.
“Antes de probar la cerveza es bueno que la observen bien, que vean su color, y que la huelan”, explicó por su parte Gustavo. Luego procedimos a tomar el vaso, que es de un tamaño más pequeño de lo normal dado que es para degustación, y bebimos, despacio, saboreando, para sentir las distintas intensidades, el cuerpo, las burbujas, la temperatura.
Acto seguido, probamos la comida, y ambos sabores fueron fusionándose suavemente.
“Creo que las personas cuando salen, más que solo beber, están buscando una experiencia. Una buena comida, una buena cerveza, una buena charla con un pana, con su pareja o con su familia, y ese ha sido nuestro motivo para experimentar y traer nuevas tapas, porque también la gente siempre quiere probar algo diferente”, recalcó Laboy.
El junte
Entretanto, otro hecho quedaba claro: los comensales son a todas luces entusiastas de la birra artesanal. Miraban y escuchaban atentos, se sorprendían cuando les contaban un dato anecdótico, se maravillaban cuando les hablaban de una cerveza nueva. Abrían los ojos ávidos de saber y probar.
“Hoy invite a una amiga que no le gusta la cerveza para que pruebe y conozca un poquito”, comentó Pierre Hernández, ingeniero civil de 39 años. “Me pareció bastante entretenido, hubo mucha información pertinente a lo que es la cultura cervecera en Puerto Rico y, sobre todo, se habló de los estilos y la fusión con la comida, que para mí es super importante”.
“Muchas veces tomas cerveza, pero no tienes idea con que la puedes mezclar, y las tapas que presentaron aquí estuvieron espectaculares”, añadió.
Su amiga, la doctora Silvia Alvarado, también de 39 años, reconoció ser para nada cervecera, y pese a estar siempre abierta a probar, dejó de lado “las negras y las más oscuras, que yo sabía de antemano que iban a ser fuertes. Pero, como quiera, las artesanales son mejores que las comerciales”, relató.
Yeiniz Nevárez y Humberto Torres también llegaron al evento. Estos jóvenes de 30 y 31 años, respectivamente, son los directores de Pitirre Studio, una agencia de publicidad enfocada principalmente en restaurantes.
Humberto también posee una cuenta en redes sociales llamada El Beer Belly, donde difunde también combinaciones de cervezas y platos. Actualmente trabajan con Gustavo, lo que los ha acercado mucho más a esta industria.
“Nos hemos educado y hemos aprendido. La actividad me pareció brutal. Nosotros hacemos también eventos de maridaje, pero esto estuvo más informativo, lo que fue súper cool”, destacó Humberto. Por su parte, Yeiniz dijo que le encantó que “todas las cervezas fueran locales”, sumado a que la mayoría de ellas no llegan a San Juan.
De igual modo, llegaron hasta Birriola las fundadoras de Birra Íntima, una cuenta en redes sociales que se dedica a promocionar los distintos proyectos artesanales.
“En pandemia empecé a estudiar y a aprender de cervezas. Comencé a catar, a probar y a visitar todos los negocios de Puerto Rico. Aún me faltan unos cuantos, de los nuevos, pero en la página los tengo casi todos. Me gusta tomar cervezas y como mujer cervecera que soy es que empecé este proyecto”, explicó Yadhira Orengo, de 38 años.
Básicamente lo que hacen es recorrer toda la isla en busca de nuevos sitios y creaciones. “Las mujeres bebemos cerveza y, lamentablemente, algunas veces somos juzgadas por ello, pero bebemos cerveza porque conocemos de cerveza”, enfatizó Brenda Burgos, la otra fundadora y representante de seguros, de 50 años.
“Somos muchas mujeres que estamos en esto de las cervezas artesanales. Tenemos que educar a todo el mundo de que hay un ámbito grande de diferentes tipos de cerveza, IPA, pilsen, lager, pale ale, stout, con la idea de que vayan entrando a este mundo tan maravilloso”, dijo además.
Apoyarse o competir
Gustavo aprovechó la coyuntura para explicar que hay distintas modalidades bajo las cuales se produce cerveza artesanal en Puerto Rico.
La primera es la que poseen la mayoría de las cerveceras: son elaboradoras que cuentan con sus propias instalaciones y equipos. Luego mencionó a las denominadas contract brewing, que son empresas que no cuentan con facilidades y llegan a un acuerdo con otras para que las elaboren y luego ellas las comercializan.
Otra modalidad son las fábricas que poseen las instalaciones, pero no el espacio ni el dinero para embotellar o enlatar, entonces llaman a otra en Estados Unidos para que complete esa tarea.
Y por último están las que no tienen ninguna instalación y llaman a otras en Estados Unidos para que la produzcan, la traigan hasta aquí y distribuyan.
Mas para asombro de muchos, Gustavo reveló que en Puerto Rico actualmente existen 22 cerveceras con instalaciones propias y otras cinco que recurren a otras empresas fuera de la isla.
Comentó también que es común en Puerto Rico que los propietarios de las cerveceras se vean como competidores, más que como colaboradores. Se miran con recelo, ya que ofrecen el mismo producto, pero augura que eso pronto va a cambiar.
“Al final del día todos somos cerveceras puertorriqueñas y si no nos juntamos esto se cae”, sentenció. “En Estados Unidos tú no ves eso. En las cervecerías artesanales todo el mundo se apoya, yo voy a tu barra y pruebo lo tuyo, y viceversa”.
“Tengo el caso de un pana que trabajaba en Stone Brewing en San Diego, él me dio el tour por la ciudad y fuimos a una cervecera, y a él, por trabajar en la industria, le daban descuentos”.
Mercadeo débil
Entre los principales escollos que existen para que más personas se adentren en el mundo de las cervezas artesanales está la imposibilidad de hacer un buen mercadeo.
“La mayoría de las cerveceras no tienen el tiempo para hacerlo, no tienen el tiempo para invertir en una publicación en redes sociales y ni siquiera para tirarle fotos a la cerveza”, continuó el presentador en un aparte con este medio.
“Eso yo lo he hablado con todas las cerveceras de aquí y todas me dicen lo mismo. Muchas veces es solo una persona la que hace todo, hace la cerveza, limpia, embotella, entrega, recoge el dinero, recoge los barriles y va a Hacienda a pagar”, expresó. Muy pocos, dijo, han contratado agencias de publicidad con el alto costo monetario que eso les implica.
Por eso la importancia de proyectos como Craft Beer Generation, que crean contenidos atinados, informan y a la larga fortalecen la industria.
Craft Beer cuenta a su vez con un blog y un podcast que utiliza para crear material específico relacionado con el universo cervecero.
“Así la gente aprende de las cervezas, pero también de las cerveceras y quienes están detrás de ellas, que es lo más importante. Eso lo hacemos con artículos y ahora también a través del podcast”, señaló Gustavo. “Si hay una cerveza nueva, si hay una actividad o se abre un nuevo negocio, nosotros lo promovemos”.
Asimismo, motivan a los fabricantes a que hagan más eventos para darse a conocer.
En lo que eso ocurre, en enero próximo Craft Beer cumple 10 años y la idea es seguir apostando a la industria. “Entre más la gente conoce, más negocios aparecen. Por eso la misión nuestra es educar y poner todas estas cerveceras en el spotlight, escribir de todas, ya sean de Estados Unidos, de Latinoamérica o de Europa, pero con el énfasis puesto en Puerto Rico siempre”.
“Eventualmente, entre los objetivos, está también elaborar mi propia cerveza”, finalizó.