LSU se valió de un desempeño ofensivo sin precedente para doblegar el domingo por 102-85 a Iowa y a su estrella Caitlin Clark, en la final del basquetbol colegial femenino.
Las dirigidas por Kim Mulkey dieron a su universidad su primer título en la historia.
Mulkey es ahora la primera entrenadora del basquetbol femenino que ha ganado campeonatos nacionales con dos escuelas diferentes. Obtuvo tres títulos con Baylor, de donde se marchó a LSU hace dos años.
«Las entrenadoras podemos trabajar toda una vida sin lograr esto, y ésta es la cuarta vez que yo he sido bendecida», dijo Mulkey. «Nunca en la historia del basquetbol de LSU, de hombres o de mujeres, alguien ha jugado por un título».
Mulkey, quien vistió un atuendo dorado y con rayas de tigre, ostenta ahora la tercera mayor cantidad de cetros en la historia, después de los 11 obtenidos por Geno Auriemma y de los ocho de Pat Summitt.
La estratega jamás ha perdido una final.
«Mis lágrimas son de felicidad», dijo. «Estoy muy contenta por todos los que están en Luisiana».
Clark, nombrada por The Associated Press la jugadora nacional del año, no pudo conducir a las Hawkeyes a su primer título nacional pese a una de las actuaciones individuales más destacadas en la historia del torneo de la NCAA.
La jugadora de primer año finalizó con 30 puntos. Anotó 40 en las semifinales para quitarle el invicto a Carolina del Sur, un partido después de que había logrado el primer triple doble con 40 puntos en la historia de la NCAA, en la ronda Elite Eight.
Pero en vez de un festejo, la imagen que quedará para el recuerdo es la del gesto que le hizo a Clark Angel Reese, de LSU, quien se deslizó una mano frente al rostro y señaló hacia su dedo anular. Así, le echó en cara a su rival que ella sí obtendría un anillo de campeona.
Clark había hecho un gesto similar en la Elite Eight.