Para llegar a la casa de Olga Vélez y Roberto García en el sector Las Parcelas del barrio Naranjo de Yauco hay que salirse de la carretera PR-373 y empezar a subir un estrecho camino de tierra y piedras, únicamente transitable en un vehículo todo terreno.
Con precisión, para no irse por la pendiente, también hay que esquivar los cables eléctricos que quedaron enredados entre las ramas de los árboles luego del huracán Fiona, y que todavía están allí, sin remover ni arreglar.
Entonces se alcanza un área más o menos plana, antes de la última cuesta que da acceso a la casa rosada, donde lo primero que salta a la vista es un poste de madera colgante, pegado a la montaña.
Los cables que se eludieron en el ascenso conectan con ese poste, el cual cedió ante el deslizamiento de terreno provocado por las copiosas lluvias de Fiona.
Mientras ese poste no se arregle, el matrimonio Vélez García no recuperará el servicio eléctrico, como tampoco una docena de familias vecinas, que tienen integrantes de edad avanzada, enfermos y familiares postrados en cama.

Al cumplirse hoy un mes del paso de Fiona, el panorama no luce alentador para estos yaucanos, pues por allí solo han pasado dos trabajadores de LUMA Energy que verificaron el poste, pero no pudieron comunicarse efectivamente con la pareja por no hablar español.
“Dos americanos vinieron a chequear al principio, pero ni ellos me entendían, ni yo a ellos. Después pasó alguien en un helicóptero, me preguntó si el poste tenía foco y yo le dije que sí. Ayer pasó el helicóptero otra vez y fueron para allá (al lado contrario de la montaña), pero nada”, explicó Vélez, de 70 años de edad.
Tanto ella como su esposo son diabéticos e hipertensos. Ella usa insulina y él se recupera de una operación que le hicieron el pasado 6 de septiembre, luego de que se le desprendiera la retina del ojo derecho.
Un pequeño generador inverter que les donaron luego del huracán María les ha permitido salvaguardar sus medicinas. En las pasadas cuatro semanas, varias personas les han llevado hielo y alimentos, como hizo ayer el Gobierno Municipal de Yauco mediante una donación de la empresa Sartorius, pero su necesidad más apremiante todavía no ha sido atendida.

“Esto es un abuso. Esto está bien oscuro todas las noches. Pusimos un foco para resolver, pero no es lo mismo”, señaló la mujer, que le ha dado seguimiento sin éxito a la querella de falta de servicio ante LUMA.
“Llamé y la empleada me dijo que esto era una emergencia, que le diera este número a ellos cuando vinieran. Pero ¿cómo se los voy a dar si no han venido?”, cuestionó Vélez, quien dijo desear poder lavar y planchar su ropa cuanto antes, así como retomar sus actividades cotidianas.
“Esto no es vida. Sin luz nadie vive”, aseveró Vélez.
Peripecias similares experimentan Providencio Cedeño González, su esposa, hijo e hija, quienes también residen en el sector Las Parcelas.
El núcleo vive en tres casas separadas, pero se han tenido que unir para usar un generador eléctrico y compartir la comida.
“Eso es un dineral. Se van $30 cada dos días. Hoy prendí la planta dos horas y la apagué, otros días la tenemos un poquito más para poder hacer cosas. Nosotros tenemos estufas de gas y comemos juntos en la cena”, detalló el padre de familia.

Cedeño González confirmó que también ha experimentado la barrera de comunicación con LUMA, porque los trabajadores asignados a esta zona solo hablan inglés.
“Vino uno a inspeccionar, pero no dijo nada. Y son americanos, yo no hablo inglés”, resaltó. “No se puede vivir así. Esto está caótico”, continuó el yaucano de 73 años.
Por otro lado, el comerciante José A. Montes Cruz relató que, tanto su Colmado Pachín como los vecinos de Las Parcelas que viven cerca de la carretera PR-373, ya recuperaron el servicio eléctrico, pero su casa quedó como un “bolsillo”.
“Aquí todo el mundo tiene luz, pero en casa no hay y no sé por qué”, lamentó el hombre de 65 años.
Desde el 19 de septiembre y hasta hace tres días, Montes Cruz se desconectó de su propia pesadumbre y le sirvió a la comunidad, valiéndose de un generador eléctrico.
“Tengo una planta que me gastaba $50 pesos diarios. Al otro día del huracán abrí, con pérdidas y pérdidas, pero lo hice para que la gente pudiera por lo menos tomar algo frío, refrescos y cosas así. La prendía a las 6:00 de la mañana y a las 9:00 de la noche la apagaba. Al otro día, bajaba a buscar pan y cosas que me hicieran falta, y regresaba a abrir el negocio”, contó.

Montes Cruz se “requeda” tanto como puede en el negocio para no pasar mucho tiempo en su vivienda. “Llego, me doy un baño, miro un rato el celular hasta que me da sueño y me duermo”, sostuvo. Al día siguiente repite la jornada.
Igualmente, Lisette Rodríguez Cruz, su esposo y su hijo han vivido semanas críticas en el sector El Verde del barrio Naranjo. Allí viven seis familias, la mayoría adultos mayores, que no se explican por qué siguen sin energía, si la infraestructura eléctrica de su área no tuvo daños.
“Estamos sin luz desde el huracán. No entendemos por qué, pues allí no hubo daños y lo único que hay que hacer es subir los ‘machetes’”, comentó Rodríguez Cruz, al recoger varias bolsas de hielo en el centro comunal del barrio.
La Alcaldía de Yauco estimó hoy miércoles que 700 clientes de LUMA no tienen servicio en los barrios Naranjo, Río Prieto, Aguas Blancas y Sierra Alta, en el sector Facio del barrio Collores y en el sector Cañitas del barrio Algarrobo.

La empresa Sartorius donó 600 bolsas de hielo y 300 cajas de agua, que fueron repartidas hoy a familias de Naranjo y Río Prieto.
Además, el ayuntamiento ha donado cisternas y generadores eléctricos, ha repartido gasolina y ha otorgado incentivos económicos a personas que perdieron su techo o tuvieron pérdidas por causa de las inundaciones.