Mientras la tierra temblaba la madrugada del 7 de enero de 2020, Myrna García Torres sacó, uno por uno, a sus tres hermanos no videntes de la vivienda que compartían en la barriada Guaydía en Guayanilla y los puso a salvo en el patio.
A pesar de que ella también tiene graves problemas de visión, la mujer de 68 años fue la heroína de la noche. Luego, su hijo Luis Robles García los auxilió y trasladó a un lugar seguro.
Así de súbito e imprevisto, Myrna y sus hermanos María, de 63 años, William, de 74, y Perfilita, de 78, perdieron el único hogar que habían conocido en sus vidas.
Ubicada en la calle Zabala de la barriada Guaydía, esta fue la casa donde se criaron y de la que nunca salieron, hasta que los terremotos los expulsaron.
Robles García les buscó una vivienda provisional durante días y luego los acogió un par de semanas en su casa, de apenas dos cuartos. Posteriormente, otra hermana de los damnificados, Elsie García Torres, de 75 años, los recibió en su residencia en el barrio Quebradas.
“La casa mía tiene cuatro cuartos y los acomodé como Dios me mandó, porque eran mis hermanos y no los podía dejar en la calle”, expresó Elsie.
El amor y las atenciones nunca pudieron eliminar las limitaciones físicas del nuevo espacio y la frustración de querer volver a tener una casa propia sin lograrlo.
“De verdad que la pasaron súper mal, porque no se adaptaban. La casa es incómoda para tantas personas. Intentamos buscarle una casa alquilada y no la conseguimos”, recordó Nácima Ahmed García, hija de Myrna.
“Él (William) gritaba todas las noches, porque quería regresar a su casa. Ellos sufrieron mucho, lloraban día y noche”, agregó.
Cuando supo del proyecto de reconstrucción de viviendas afectadas por los terremotos manejado conjuntamente por PathStone Corporation, la Fundación MMM, Direct Relief, la Fundación Comunitaria de Puerto Rico, Filantropía Puerto Rico y el Federal Home Loan Bank, Ahmed García solicitó de inmediato.
Y aunque hace un año le notificaron que su familia fue elegida para la ayuda, el proceso de demolición de la antigua estructura, los estudios de suelo y la construcción de la nueva vivienda se extendió más de lo esperado.
Hoy, finalmente, Myrna, María, William y Perfilita entraron a su nuevo hogar, en la misma barriada y con los vecinos de siempre.
“Lo único que yo le pedía al Señor era que se diera este día con los cuatro vivos porque yo pensé que no iba a lograrlo”, manifestó aliviada Ahmed García.
Myrna, por su parte, se paseó feliz por la vivienda y prometió cocinarles a todos los que aportaron para hacer este sueño realidad.
“Estoy bien feliz. Les doy las gracias a todos los que me han hecho mi casita”, sentenció sonriente.
La casa tiene cuatro cuartos, dos baños adaptados a sus necesidades, cocina, comedor y sala.
Entregan otras dos casas
Las organizaciones donantes también entregaron hoy otras dos viviendas a familias de Guayanilla.
Rafael Hernández Rivera, de 83 años, y Lilliam Rodríguez, de 75 años, también recibieron las llaves de un nuevo hogar, ubicado en el centro urbano, detrás de la iglesia católica.
“Esto es de mucha alegría y felicidad porque, aunque la casa donde estamos viviendo mi esposa es una de las dueñas, a mí siempre me ha gustado ser independiente”, indicó Hernández Rivera.
Los otros beneficiados fueron Axel Caraballo, Cecilia Williams y su hijo Axel, de cuatro años de edad, quienes viven en la calle Franceschini de la barriada Guaydía.
“Cuando me dieron la noticia de nuestra selección fue increíble, porque yo llené la solicitud por Facebook y me había olvidado de eso. Estábamos buscando un préstamo y nos llamaron que habíamos quedado seleccionados entre 500 solicitudes”, recordó Williams.
“Yo no lo creía. Lo creo ahora”, aseveró. “Es un nuevo comienzo, una oportunidad. Es increíble. No hay palabras para expresar mi agradecimiento”.
María Rodríguez, directora del Programa de Vivienda de PathStone Corporation, indicó que las tres casas se construyeron a un costo de $450 mil.
“Haber completado estos proyectos demuestra que aun con los retos del alza en costo de construcción es posible desarrollar viviendas, sin sacrificar calidad y espacio. Una vez más las alianzas del sector privado y sus donaciones hacen la diferencia”, resaltó Rodríguez.