“Yo dejo la comida para la tarde, porque, como decía mi abuelita, la noche es larga y traicionera. Yo trato de que con este plato las personas puedan resolver, porque esto no es fácil”.
Nelson Romero Rivera resume así la misión que contrajo el día posterior al paso del huracán Fiona.
Aunque la inundación echó a pérdida los juegos de cuarto, sillones, sábanas y la ropa que tenía en su casa de la comunidad Villas del Coquí en Salinas, la tormenta no pudo doblegar su espíritu de solidaridad, como tampoco el de su esposa Jesenia Sánchez Negrón y su hijo Nelson, de 12 años de edad.
Así, valiéndose de la barbacoa y la hornilla de gas que instalaron en la marquesina de la vivienda, este ejemplar trío ahora confecciona sobre un centenar de platos de comida al día, los que reparten calientes, sin distinción ni costo, al resto de la comunidad.
“Los enseres se mojaron y no podíamos conectarlos, y antes de que se dañaran las cosas, pues sacamos el grill y a todo el que pasaba le dábamos comida”, recordó Romero Rivera en entrevista con La Perla del Sur.
Como explicó, la preparación comienza entre las 3:00 y 4:00 de la tarde, para que las personas más vulnerables del barrio puedan cenar adecuadamente.
“Les llevamos la comida a encamados, diabéticos, a todo el que venga, aquí no se discrimina a nadie. Pero la prioridad son los encamados y los envejecientes”, puntualizó Romero Rivera, quien es dueño de un taller de ebanistería.
Mas sobre las opciones, abundó que ya han cocinado variedad de platos criollos. Entre ellos, arroz blanco, a la jardinera, con consomé, con longaniza y con gandules, al igual que fricasé de pavo y de pollo, chuletas, carne frita, pinchos y costillas.
“De todo lo que aparezca”, afirmó.
Al inicio, Romero Rivera hizo una compra valorada en $200 y con el pasar de los días comenzó a recibir donaciones de individuos para seguir cocinando. Además de los alimentos, invierte en gas, bandejas y platos desechables.
“Yo pongo mi número de teléfono en mi página de Facebook para que me llamen y vengan a buscar la comida, aunque también tenemos ciertas personas a las que se la llevamos automáticamente. Lo importante es que yo digo que, si no puedes llegar, llama y te la llevamos, pero no te acuestes sin comer”, subrayó.
Para esta tarea, su hijo Nelson e Ismenia Figueroa, presidenta de la Junta Comunitaria de Coquí, colaboran entregando los pedidos casa por casa.
La labor ha resultado titánica para el padre, porque no cuenta con una cocina propiamente, pero su intención es seguir cocinando hasta que se estabilicen los servicios de energía eléctrica y agua potable en el vecindario.
“Nunca había hecho esto y da trabajo, pero a veces llegan amistades y colaboran. Hay gente que me dice ‘quítate’ y yo les digo que no, porque ¿qué voy a hacer?”, cuestionó.
Su impulso, añade, nace también del deseo por reciprocar la ayuda que ha recibido en el pasado.
Compungido, Romero Rivera recordó que luego del huracán María tuvieron carencias y un vecino llamado Willie “nos ayudó mucho”. “Y estas cosas uno las vive otra vez y pues”, añadió, sin poder decir más momentáneamente.
“Desde que vivimos aquí hemos visto muchas necesidades y para Thanksgiving, Navidad, Reyes, Día de Padres y Madres, siempre se hacen ollas de comida y se reparte. Él (Nelson) va hasta Guayama a llevarle a un señor”, destacó la esposa.
Por su parte, la presidenta de la Junta Comunitaria de Coquí puntualizó que “aquí hay mucha solidaridad y empatía por los demás”.
“Esta es nuestra comunidad, si nosotros no luchamos por ella, nadie lo va a hacer”, aseveró Figueroa, al mencionar que hay otras personas en el barrio Coquí, aparte de la Familia Romero, cocinando para sus vecinos.