La reciente escala técnica del crucero Icon of the Seas fue, para muchos, un recordatorio de que en Ponce existe un terminal portuario de hondo calado, capaz de recibir las embarcaciones más grandes del mundo y donde se depositó una inversión pública de sobre $300 millones.
Pero consumado el entusiasmo y la fanfarria, la despedida del colosal buque reposicionó al terminal sureño en su penosa realidad: la de un puerto subutilizado, atrofiado, con un vergonzoso historial y capital desperdiciado.
Ese es el Puerto de Las Américas (PLA), a 20 años de la muerte de uno de sus máximos proponentes y defensores, el otrora alcalde de Ponce, Rafael Cordero Santiago.
Lejos de convertirse en el motor económico de la ciudad y la región sur del país, el cacareado “megapuerto” yace hoy como un monumento a la incapacidad gubernamental; sin operador de calibre internacional, con escasos clientes y una infraestructura lacerada por años de espera inútil, trámites burocráticos y oportunidades desperdiciadas.
Para el abogado y pasado presidente de la Cámara de Comercio del Sur, Rolando Emmanuelli Jiménez, el PLA representa el legado inconcluso de Cordero Santiago y el fracaso de los que, en su momento, tuvieron la responsabilidad de hacer realidad el puerto de trasbordo ponceño.
“El puerto que tenemos hoy no es ni una sombra de lo que Churumba visualizó”, lamentó Emmanuelli Jiménez, quien durante las pasadas dos décadas fue uno de los más consistentes defensores del proyecto portuario.
“El modelo del puerto que Churumba quería era el de un puerto de trasbordo internacional, de hondo calado, fuera de las leyes de cabotaje y con zonas de valor añadido. Cada uno de esos elementos es indispensable para materializar la visión que él tenía para propiciar el crecimiento y el desarrollo económico de Ponce, la región sur y, eventualmente, de todo Puerto Rico”, continuó.
Como recordó además, desde su diseño hasta su construcción, el Puerto de Las Américas fue eje de controversias, víctima de obstáculos y guerras político-partidistas.
“Desafortunadamente, tras la muerte de Churumba, las fuerzas opositoras del proyecto, entre ellas las navieras y los intermediarios importadores -que son las compañías de distribución que tienen el monopolio de lo que entra a Puerto Rico en términos de productos y alimentos- le hicieron la guerra al Puerto de Las Américas. Y lo hicieron mediante la seducción y luego el control de los políticos”, explicó Emmanuelli Jiménez.
“El Puerto generó esa oposición de la clase empresarial y política, porque pensaron que eso iba a robar oportunidades económicas a esos empresarios que tienen su infraestructura en el Puerto de San Juan y en toda la costa norte. Cuando pasas por la carretera PR-22, tú ves todos esos almacenes. Esa es la gente que se opuso a esto», sentenció.
Una historia accidentada
En octubre de 2008, a cuatro años de la muerte de Cordero Santiago, todo apuntaba a que el Puerto de Las Américas estaba a punto de zarpar.
Ese mismo mes, el entonces gobernador Aníbal Acevedo Vilá anunciaba que el conglomerado norteamericano-coreano UCW América se convertía en el operador internacional del puerto y a la firma Jones Lang LaSalle en agente para potenciar las zonas industriales de valor añadido: el eje estratégico de la prometida de creación de empleos.
Para ese momento, el dragado de la bahía había sido completado, las obras de construcción en el segundo terminal de 225 mil contenedores estaban encaminadas y las grúas post panamax encargadas.
Fue el momento de mayor dinamismo y optimismo para el PLA. Pero al poco tiempo, todo se vino abajo.
“Desafortunadamente, se desaprovechó la oportunidad que pudo haber paleado la enorme crisis económica que Ponce ha sufrido durante los pasados 20 años”, dijo el abogado.
“Fíjate que cuando muere Churumba, estábamos en la cúspide del crecimiento de Ponce, de la reconstrucción de la Ciudad y los proyectos de la Ley 212. Pero después de eso ha sido la zarza y el guayacán, en donde Ponce ha perdido una cantidad de personas que nos ha llevado a la población que teníamos en los años 50. La economía que tenemos hoy es la de la década del 50. Ponce se desinfló porque perdió la única expectativa de crecimiento y desarrollo económico. La ciudad se dilapidó”, puntualizó.
Tras asumir la casa alcaldía en enero de 2009, la exalcaldesa de Ponce, María Meléndez Altieri, pidió frenar las negociaciones con el potencial operador, UCW América, para dejarlas en manos del nuevo gobernador Luis Fortuño Burset. El eventual fracaso de los esfuerzos del gobierno central en agosto de 2010 marcó el inicio de un periodo de incertidumbre y parálisis.
Un año más tarde, la administración de Meléndez Altieri anunció su “Solución Ponceña”, una estrategia con la que redujo significativamente la escala del proyecto y que igualmente fracasó, al nunca rendir frutos.
“Los políticos, algunos de frente y otros solapadamente, pusieron obstáculos a la gestión de completar el proyecto del Puerto de Las Américas”, declaró Emmanuelli Jiménez.
“Desafortunadamente, hay que decir que la administración de la exalcaldesa de Ponce, María Meléndez Altieri, fue la que más obstruyó el desarrollo del proyecto, por diferentes razones: por incompetencia y por un miedo absurdo a que el proyecto floreciese, porque esa claque política ve un proyecto de crecimiento y desarrollo económico como una amenaza para el asimilismo, para la culminación del coloniaje, para la estadidad”, abundó.
“Por el efecto de todas esas fuerzas, el puerto se convirtió en un balón político. La Ley del Puerto cambió según las administraciones. Cuando entró (Alejandro) García Padilla fue una cosa, cuando vino (Luis) Fortuño fue otra cosa y eso atrasó la implantación de una concepción que lo llevara a ser un modelo de puerto internacional”, añadió.
En el 2013, el control del PLA nuevamente cambió de manos, con la elección del gobernador Alejandro García Padilla, bajo el cual se aprobó la Ley 156. El balón político regresó al Partido Nuevo Progresista en el 2017, año en el que el nuevo gobernador Ricardo Roselló Nevárez le devolvió el control de la junta de directores de la Autoridad del Puerto de Las Américas a Meléndez Altieri y, acto seguido, desangró el presupuesto de la entidad administradora del puerto.
Los daños a la infraestructura portuaria provocados por el huracán María en el 2017 y los temblores del 2020 fueron la estocada final.
“El puerto necesitaba un plan de trabajo, con inversiones puntuales, que no eran para dejarlas para después. Se tenían que hacer en el momento preciso. Eso no se hizo. Tan es así, que otros puertos del Caribe nos pasaron por el lado”, dijo el abogado. “Fue una situación de mucha maldad, de mucho egoísmo y de falta de visión de país”.
“El que actualmente la administración municipal este culminando el traspaso de los activos del Puerto de Las Américas al Puerto de Ponce, es consecuencia de todos los vaivenes político partidistas, en donde un día el control del puerto lo tenía la APA (Autoridad del Puerto de Las Américas), al otro día se le daba al gobierno central y luego se le daba al municipio y durante todos esos procesos, las cosas no ocurrieron”, sostuvo.
Ante esto, Emmanuelli Jiménez opinó que el más duro golpe tras la inesperada muerte de Cordero Santiago sigue siendo la carencia absoluta de una voz contundente que reclame y defienda los intereses sureños, y en particular, el puerto que hoy lleva su nombre.
“La personalidad combativa de Churumba hubiera hecho una diferencia en todo este proceso”, aseguró.
“Churumba era el terror de los burócratas de las agencias del gobierno central, porque iba de frente y era contundente. No tenía miedo en denunciar a la gente de su propio partido, si esa gente traicionaba a Ponce. Fue mucho lo que se perdió con su partida”, continuó.
Asignatura pendiente
Ante esto, Emmanuelli Jiménez enfatizó la importancia de retomar el debate público sobre el puerto y reclamar que se reinicie el proceso para identificar a una operador de calibre internacional capaz de insertar el PLA, cuanto antes, en las rutas globales de carga marítima.
“El puerto sigue teniendo potencial. Hay un nuevo obstáculo, que es el efecto de los terremotos y los huracanes en la infraestructura, y la tardanza con la que se ha trabajado la reconstrucción”, sostuvo.
“La llegada de ese crucero gigantesco, aunque fue una parada técnica, da una idea de la capacidad que tiene el puerto, aun con la infraestructura como está. Yo pienso que el puerto requiere, no solamente remozamiento de la infraestructura, sino remozamiento de las ideas. Un puerto regular, un puerto común, no es lo que Ponce necesita”, continuó.
“Tiene que haber una entidad que esté enlazada con las líneas de tráfico marítimo global, particularmente las líneas de oriente que aprovecharían el canal expandido de Panamá. Se podría intentar generar desde acá, pero no sería con la misma eficacia que una entidad que tenga los enlaces y los contactos internacionales”, abundó.
“Un operador de calibre internacional que reciba un puerto con los requisitos mínimos para operarse, sería un buen activo para lograr el desarrollo del puerto lo antes posible. Si el control está o estará pronto en manos del Gobierno Municipal de Ponce, ya no habrá excusa”, sentenció.
Excelente reportaje.