NOTA DEL EDITOR: Segundo de dos reportajes sobre el estado del Museo de Arte de Ponce, a casi tres años de su cierre.
Aunque aún se desconozca con certeza la magnitud del proyecto de reconstrucción que habrá que adoptar para rehabilitar su principal edificio, la dirección del Museo de Arte de Ponce (MAP) aspira a reabrirlo oficialmente al público en el verano de 2024.
La reapertura en esa fecha pondría fin a una clausura de cuatro años y medio, causada por los daños que le provocó a su sede principal, el edificio Edward Durell Stone, el sismo del 7 de enero de 2020.
Esa es la meta que se han impuesto la directora del museo, Cheryl Hartup, y su equipo de trabajo, ante la presión que sienten por devolver a la ciudad una institución cultural que durante casi 60 años ha provisto mucho más que recorridos y exposiciones de arte.
“No hemos podido determinar una fecha posible de apertura”, reconoció la subdirectora de operaciones y sostenibilidad, Rubí Rodríguez Bustillo. “Sí tenemos como meta, tenemos un timeline ideal, donde nos gustaría y estamos enfocados en tratar de hacerlo una realidad, pero no sabemos si lo podamos lograr, porque no sabemos qué nos vamos a encontrar durante el proceso de reconstrucción”, continuó.
Según abundó, si se descubren daños que hasta ahora han sido imperceptibles, la restauración podría dilatarse. Aun así, la ambición es reinaugurar la sede en 19 meses, a partir de ahora.
“Esas cosas (nuevos daños) pueden ser como unos setbacks, pero nuestra meta es verano de 2024”, reveló.
Otra forma de servir
A pesar de estos retos, Hartup y Rodríguez Bustillo aprovecharon para aclarar que el MAP ha estado en servicio desde abril de 2020.
Como explicaron, la pandemia de coronavirus, que llegó en medio de la emergencia por los sismos, desembocó en dos cambios principales: el recorte de gastos operacionales y la consecuente cesantía de 13 empleados, y la conversión de los eventos presenciales en virtuales, incluyendo algunos de sus talleres.
“Toda la programación virtual comenzó el 6 de abril, cuando hicimos un Happy Art con un DJ por Facebook e Instagram. Teníamos apoyos de la Compañía de Turismo… hicimos conciertos virtuales”, recordó Rodríguez Bustillo.
Estas actividades fueron financiadas, en parte, con dinero provisto bajo la ley estadounidense Coronavirus Aid, Relief, and Economic Security Act (CARES).
“Solicitamos todo lo que pudimos. Algunos eran a través del Instituto de Cultura Puertorriqueña, otros de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. A veces eran $10 mil, a veces era un poco más. A veces estaba atado a una programación o era para gastos operacionales, pero sí, el museo estuvo bien activo con todos los grants posibles”, señaló.
Simultáneamente, continuaron con los esfuerzos de recaudación de fondos privados. Para su sorpresa, los individuos y empresas le tendieron la mano a pesar de no contar con el ofrecimiento de museología.
“Los dos años que no pudimos hacer la gala (2020 y 2021) se hicieron esfuerzos de recaudos con muchas compañías en Puerto Rico que nos apoyaron a cambio de nada. Lo mismo con los socios en Ponce, que seguían renovando su membresía”, destacó.
Innovar en las plataformas digitales y abrirse camino con otros ofrecimientos también les trajo dividendos, especialmente, entre la comunidad puertorriqueña residente en Estados Unidos.
“Cosas que quizás nunca hicimos antes, que no veíamos la necesidad, las estábamos haciendo. Contratamos diferentes recursos que daban clases de bomba y plena, y teníamos personas de Boston o Nueva York dando donativos a través de ATH Móvil o PayPal después de haber disfrutado la clase. Los puertorriqueños en la diáspora empezaron a involucrarse”, recordó Rodríguez Bustillo.
Igualmente, se han mantenido ofreciendo talleres de arte en escuelas y comunidades.
En la medida en que se flexibilizaron los mandatos relacionados al manejo de la pandemia de Covid-19, el MAP abrió su anexo -que no tuvo daños y se convirtió en la sede principal- para ofrecer los talleres de manera presencial, otra vez.
“Este edificio (anexo) también empezó a cambiar porque, normalmente, hacíamos talleres en los balcones del Durell Stone o actividades allá. Y ahora estamos hablando de utilizar estos pasillos o este espacio (restaurante) para dar talleres de mundillo”, detalló.
“Este edificio ha funcionado como nuestra sede y como oasis para las personas poder visitarnos. Si no tuviéramos este edificio hubiese sido bien cuesta arriba”, agregó.
Las alianzas
Por otro lado, explicó que al MAP quedarse sin sede en medio de una pandemia, la alternativa de mudarse a una alterna no lucía viable económicamente.
“Yo creo que sí (la consideramos), siempre contemplamos diferentes cosas, pero ante el costo tan alto que representa una sede alterna, que hay que prepararla para ser un museo, entiendo que tomamos la ruta de colaborar con otros museos como el Museo de Arte de Puerto Rico y el Museo de Arte y Diseño de Miramar”, explicó Rodríguez Bustillo.
Poco después, la directora Hartup, quien asumió el puesto en noviembre de 2021, siguió con esa filosofía de colaboración, pero por otras consideraciones.
“En vez de tener una duplicación de nuestro espacio (una sede alterna temporera), es mejor colaborar con otras instituciones. Podemos reforzarnos como instituciones de arte y cultura en Puerto Rico trabajando en conjunto”, opinó Hartup.
Por ello, el MAP estableció alianzas con el Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR) y el Museo de Arte y Diseño en Miramar. Le prestó cinco obras de arte victoriano -incluyendo Flaming June– al Metropolitan Museum of Art de Nueva York y envió 22 obras al National Museum of Puerto Rican Arts and Culture de Chicago.
La historia de cómo llegaron a Chicago, confesó Hartup, la llena de orgullo.
“Esa institución vio la oportunidad de, primero, conseguir una beca muy grande para el proyecto y pudieron arreglar la sala con las condiciones óptimas para recibir cualquier obra de cualquier museo acreditado. Fue un win win: para nosotros, hacer un puente con la diáspora puertorriqueña y aprender de ellos también; y para ellos es otro nivel de crecimiento y oportunidades”, comentó la directora.
Según abundó, actualmente 140 obras de la colección del MAP expuestas en otros lugares, lo que también brinda visibilidad y acceso a nuevos donantes. Además, Hartup anunció que el MET está interesado en prestarle una obra al MAP para su reapertura.
“En el pipeline, Cheryl tiene más proyectos con otras instituciones en Puerto Rico, en San Juan y en el oeste, lo que va a permitir tener esos venues a través de la generosidad de otros museos que tienen los controles de temperatura y seguridad, para que otras personas que quizás no estaban tan atraídas a visitar Ponce puedan ver nuestra colección en otros pueblos”, resaltó Rodríguez Bustillo.
Apertura parcial
La agenda del museo también ha abarcado la apertura de las exposiciones Consonancias y Vis-á-vis, ambas en el anexo, en verano de este año.
La segunda es una “conversación” de los artistas ponceños Nel Figueroa, Robin Alicea y Jaime Rosa con obras de la colección del MAP. Las visitas se pueden realizar de jueves a sábado, de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde.
Asimismo, el MAP lleva a cabo dos veces al mes el evento Tras Bastidores, en el Centro de Conservación Anton J. Konrad. Allí, la jefa de conservación del museo, Lidia V. Aravena, explica a los visitantes cómo conduce el proceso de restauración de una pieza.
“Por primera vez en la historia del Museo de Arte de Ponce, nuestros proyectos están aquí en este edificio y en la comunidad con nuestro departamento de educación y empoderamiento de comunidades, en otras partes de la isla y en los Estados Unidos”, declaró Hartup con orgullo. “Nuestro staff está consciente que el edificio está alcanzando más a la comunidad y a nuestros vecinos en la isla”.
Por último, destacó que mientras se pone en marcha el proceso de reconstrucción, el MAP continuará celebrando eventos como el Happy Art (15 de diciembre) y Art & Wine, entre otros.
“El museo es necesario y esencial para Ponce. Es más que un museo, es más que un espacio para venir a deleitarte con las obras maestras. Es un centro cultural importante, es una sede, es donde la gente se casa, es mucho para la comunidad y es mucho lo que han perdido por no tenerlo”, reflexionó Rodríguez Bustillo.
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