El Negociado de la Policía de Puerto Rico (NPPR) desarticuló este miércoles una organización criminal conocida como «Los Marcianos», presuntamente vinculada con cerca de 25 asesinatos en la zona norte de la isla.
La pandilla fue desarticulada tras una extensa investigación que condujo a la radicación de cargos contra 14 de sus miembros por la ejecución del líder de un grupo contrario, dijo en un comunicado de prensa el comisionado del NPPR, Antonio López Figueroa.
«Con los arrestos y la radicación de cargos a estos sujetos en el día de hoy, desarticulamos una de las gangas de sicarios más crueles de Puerto Rico, para quienes el poder y el lucro, eran suficiente justificación para cegar la vida de todo el que no se rindiera a sus designios», afirmó López Figueroa.
El titular de Justicia, Domingo Emanuelli, agregó que se formularán cargos contra los 14 pandilleros por asesinato en primer grado y varias violaciones de la Ley de Armas, entre ellas, por portar y disparar armas de fuego ilegales, de distintos calibres, incluyendo automáticas.
«Jamás nos detenemos en la lucha contra los crímenes violentos que provoca el narcotráfico. Hay investigaciones que toman más tiempo que otras. Pero, jamás nos detenemos. Todos los días procesamos criminales y todos los días hacemos justicia», defendió Emanuelli.
Agentes del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Arecibo arrestaron esta madrugada a seis miembros de la organización criminal, incluyendo a su líder, Fabián López Pino, alias «Panda».
Dos se encuentran en proceso de arresto, coordinando a través de sus abogados.
Otros seis, que fueron excarcelados por los agentes de la Policía desde distintas instituciones penales, se encontraban sumariados por otros delitos graves.
«Tres integrantes adicionales murieron a manos de gatilleros y un cuarto falleció de una sobredosis», explicó el director del CIC de Arecibo, el teniente Carlos Vélez.
Algunos de los 14 imputados fueron captados en video cuando salían de la barriada popular Brisas de Campo Alegre de Manatí disparando, tras disfrazarse de policías y ejecutar allí a Carlos Maisonet Hernández, «Bebo Gordo», un rival en la venta de sustancias controladas.