El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula, exhortó el sábado a los países pobres a trabajar unidos ante las grandes transformaciones en marcha a nivel global durante la segunda y última jornada de una Cumbre de centenares de naciones en desarrollo reunidas en Cuba.
Los organizadores de foro del Grupo de los 77 más China (G-77+China) informaron que finalmente fueron 114 las representaciones que asistieron a los debates e inauguración la víspera. La agrupación suma el 80% de la población mundial.
“Hay dos grandes transformaciones en marcha”, dijo el sábado Lula durante su comparecencia de apertura de la jornada de clausura en relación a la revolución digital por un lado y los cambios energéticos a nivel global. Y “no pueden ser moldeadas por un puñado de economías ricas, reeditando la relación de dependencia entre el centro y la periferia”.
Los países del sur deben “volver a actuar juntos, como lo hicimos en el pasado”, para salir adelante en estos dos desafíos, agregó Lula.
La víspera, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, abrió los debates exhortando a las potencias mundiales a crear un orden más justo e incluso consideró que se les estaba “fallando” a las naciones en desarrollo.
Por parte de los anfitriones –que tienen la presidencia temporal del G-77+China hasta fin de año y serán sucedidos por Uganda en el puesto para el 2024— las delegaciones mostraron similitudes de análisis en cuanto al diagnóstico de la situación actual y la necesidad de actuar.
“Hay coincidencia en la necesidad de emprender una reforma urgente y profunda de la arcaica arquitectura financiera internacional para que sea realmente representativa y atienda los legítimos reclamos de los países en desarrollo”, dijo en una conferencia de presa de balance del foro Rodolfo Benítez, el director de Asuntos Multilaterales de la cancillería cubana.
Durante estas jornadas líderes de todos los continentes y las más diversas naciones tomaron la palabra desde el colombiano Gustavo Petro y su vecino el venezolano Nicolás Maduro, pasando por el palestino Mahmoud Abbas o el vicepresidente iraní para asuntos de la ciencia, Ruhollad Dehghani Firouz Abadi. Muchos de los asistentes hicieron, además, reclamos regionales o nacionales sobre demandas a las grandes potencias.
Por China intervino Li Xi, miembro del Comité Central del Partido Comunista, quien aseguró que el gobierno de ese nación “sigue comprometida con la edificación de un cambio tecnológico que permita reducir las brechas digitales”.
El lema de la Cumbre fue “Retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación” y la idea es que busque acercar posiciones de cara a los debates en Naciones Unidas.
Un borrador de la declaración final comenzó a circular entre las representaciones. En el documento, al cual The Associated Press tuvo acceso, se hace énfasis en la “preocupación” de las naciones por el actual orden mundial “injusto” para las poblaciones de los países en desarrollo que se agudizó con la pandemia de la COVID-19, por lo que subraya “la urgente necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera internacional” que sea más “inclusivo”.
En este camino el documento rechazó las medidas unilaterales o embargos que las naciones ricas suelen imponer a las subdesarrolladas buscando presionarla, así como lo que calificó de monopolios tecnológicos que dejan aún más atrás a estos estados.
Al mismo tiempo, propuso una financiación más amplia para cuestiones tecnológicas en los países pobres y una mayor cooperación entre las propias naciones del sur. También propuso una reunión especial de Naciones Unidas sobre estos aspectos.