Israel bombardeó el martes zonas del sur de Gaza, la región a donde había dicho que huyeran los palestinos antes de una invasión terrestre, y mató a decenas de personas. Entre tanto, mediadores trataban de desbloquear la ayuda para millones de civiles cada vez más desesperados en el territorio sitiado y atacado por Israel desde un brutal ataque de milicianos de Hamas.
La violencia en la frontera israelí con Líbano también avivaba el temor a un conflicto regional más amplio que los diplomáticos trataban de evitar.
En Gaza, los heridos llegaban al hospital tras intensos ataques en las afueras de las ciudades sureñas de Rafah y Khan Younis, según residentes. Basem Naim, exministro de Salud y miembro destacado de Hamas, informó de 27 muertos en Rafah y 30 en Khan Younis.
Un reportero de Associated Press vio unos 50 cuerpos trasladados al hospital Nasser en Khan Younis desde la madrugada del martes. Los familiares acudieron a reclamar los cuerpos envueltos en sábanas blancas, algunas empapadas en sangre.
Un ataque en Deir al Balah redujo a escombros una casa y mató a nueve miembros de la familia que vivía allí. Tres miembros de otra familia que habían evacuado desde Ciudad de Gaza murieron en una casa vecina. Los fallecidos eran un hombre y 11 mujeres y niños. Los testigos dijeron que no hubo advertencias antes del ataque.
El ejército israelí dijo estar atacando escondites, infraestructura y centros de mando de Hamas.
“Cuando vemos un objetivo, cuando vemos algo que se mueve que es Hamas, nos encargamos de ello», dijo el teniente coronel Richard Hecht, vocero del ejército israelí.
Israel ha aislado y bombardeado sin descanso el territorio, gobernada por Hamas, desde el ataque de la semana pasada en el sur de Israel en el que los milicianos mataron a 1,400 personas, la mayoría civiles, y capturaron a unas 200 personas que están retenidas en Gaza.
Los ataques israelíes han matado al menos a 2,778 personas y herido a otras 9,700 en Gaza, según el Ministerio de Salud del territorio. Casi dos tercios de los muertos eran niños, dijo Medhat Abbas, miembro del Ministerio. Los ataques no han detenido los cohetes lanzados por los milicianos de Hamas desde Gaza contra Israel.
Se estima que hay otras 1,200 personas sepultadas bajo los escombros en Gaza, vivas o muertas, según las autoridades de salud. Los equipos de emergencias tenían problemas para rescatar a la gente sin acceso a internet ni redes celulares, con menguantes reservas de combustible y bajo los bombardeos constantes.
El lunes por la mañana, aviones israelíes atacaron la base de Defensa Civil en Ciudad de Gaza y mataron a siete paramédicos. Otros 10 trabajadores médicos han muerto en su puesto, según las autoridades de salud.
Israel ha acumulado tropas en la frontera para una ofensiva terrestre, aunque Hecht dijo el martes que no se habían tomado decisiones al respecto.
“Estos planes están en desarrollo. Serán decididos por y presentados a nuestros líderes políticos”, afirmó.
La combinación de ataques aéreos, suministros que se agotan y la orden de evacuación masiva para el norte de la Franja de Gaza ha sumido en el caos al diminuto territorio de 2.3 millones de habitantes y causado una desesperación creciente.
Más de un millón de palestinos han huido de sus hogares y el 60 por ciento está ahora en una zona de ocho millas de largo al sur de la zona de evacuación, según Naciones Unidas.
Los cooperantes advierten que el enclave prácticamente ha colapsado y los hospitales están a punto de quedarse sin electricidad, mientras cientos de miles de personas tratan de conseguir agua y pan.
Algunos departamentos del único hospital especializado en cáncer en Gaza dejaron de operar por falta de combustible y las unidades restantes se quedarían sin nada en dos días, según un comunicado de Sobhi Skik, director general del Hospital Amistad Turca.
En el paso de Rafah, la única conexión de Gaza con Egipto, camiones repletos de ayuda humanitaria aguardaban a entrar en el pequeño y populoso territorio, mientras civiles con ciudadanía extranjera —muchos de ellos, palestinos con doble nacionalidad— confiaban desesperados en que se les permitiera salir.
Los mediadores buscaban un acuerdo para establecer un cese el fuego y abrir la frontera, que cerró la semana pasada tras el inicio de los ataques aéreos israelíes. El lunes parecía que se había alcanzado un acuerdo, pero Israel negó los reportes de un cese el fuego en Rafah, algo necesario para abrir las puertas. El martes por la mañana seguían cerradas.
Un funcionario egipcio dijo el martes que Egipto e Israel habían acordado que los convoyes humanitarios en la frontera viajarían a Israel para ser inspeccionados en el cruce de Kerem Shalom entre Gaza e Israel. Después se permitiría la entrada de la ayuda a Gaza. Se habilitaría un breve cese el fuego humanitario y los ciudadanos extranjeros podrían salir de Gaza a través de Rafah, indicó el funcionario bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios.
Tanto Hamas como Israel cuestionaron que la apertura fuera inminente.
“Los pasos están cerrados, y no estoy informado de una tregua o un cese de las hostilidades”, dijo Hecht.
Wael Abu Omar, vocero de Hamas para el cruce de Rafah, dijo que “por ahora, no hay acuerdo”.
El Programa Mundial de Alimentos dijo que tenía más de 300 toneladas de comida esperando para cruzar a Gaza. “Nadie renuncia a la esperanza de que este (cruce) se abra”, dijo Abeer Etefa, del PMA.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, que regresó el lunes a Israel por segunda ocasión en una semana tras una gira por países árabes, dijo en Tel Aviv que Estados Unidos e Israel habían acordado trazar un plan para que la ayuda humanitaria llegara a los civiles en Gaza. Se dieron pocos detalles, aunque el plan incluiría “la posibilidad de crear zonas para mantener a los civiles alejados del peligro”.
El general Erik Kurilla, responsable del Comando Central de Estados Unidos, llegó a Tel Aviv para reunirse con la cúpula militar israelí antes de una visita de Biden prevista para el miércoles para mostrar el apoyo de la Casa Blanca al país. Biden también viajaría a Jordania para reunirse con líderes árabes entre temores de que los combates pudieran desencadenar un conflicto regional más amplio.
Israel evacuó poblaciones cerca de su localidad norteña con Líbano, donde el ejército ha cruzado fuego en varias ocasiones con el grupo Hezbollah.
El ejército dijo haber matado a cuatro milicianos con chalecos explosivos que intentaban cruzar al país desde Líbano el martes por la mañana. Un video grabado por un dron de reconocimiento compartido por el ejército mostraba a los milicianos cerca del muro fronterizo antes de que fueran atacados, lo que provocó una explosión. Ningún grupo se atribuyó la responsabilidad en un principio.
“Quien sea que acerque a la frontera con Líbano morirá”, dijo el contraalmirante Daniel Hagari, portavoz del ejército israelí.
Israel ha advertido a Líbano de duras represalias por ataques desde el otro lado de la frontera. Israel libró una dura guerra de varios meses con Hezbollah en 2006 que terminó en tablas y en una tensa calma entre los dos bandos.
Por su parte, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, advirtió que la ofensiva continuada de Israel en Gaza provocaría una reacción violenta en toda la región.
“Los bombardeos deben detenerse de inmediato. Las naciones musulmanas están enojadas”, dijo Jamenei, según medios estatales.
El ejército israelí dijo el lunes que por lo menos 199 personas fueron tomadas como rehenes y llevadas a Gaza, una cifra que supera las estimaciones previas. Hamas informó también el lunes que tenía entre 200 y 250 rehenes.
El brazo militar de Hamas publicó un video de una rehén con vendajes en el brazo. La mujer, que se identificó como Mia Schem, de 21 años, se mecía ligeramente mientras hablaba mientras se oían explosiones de fondo.
El calvario de los rehenes ha dominado la cobertura de los medios de comunicación en Israel desde el ataque de Hamas. Las autoridades israelíes han prometido mantener el asedio sobre Gaza hasta que se libere a los rehenes.
En Gaza, más de 400,000 personas desplazadas en el sur se abarrotaban en escuelas y otras instalaciones de la agencia de Naciones Unidas para los palestinos. Pero la organización dijo que apenas tenía un litro de agua al día para cada uno de sus empleados atrapados en el territorio.
Israel reabrió durante tres horas una conducción de agua al sur que beneficiaba apenas al 14 por ciento de la población de Gaza, según la ONU.