La Organización Mundial de la Salud (OMS) espera que en 2023 se produzca una disminución “significativa” de la pandemia de COVID-19, de la que alerta que “no ha terminado” y hay que seguir rastreando, y del brote de viruela del mono.
Así lo manifestó a EFE el director para Europa de la OMS, Hans Kluge, quien se mostró “optimista y cauteloso” en sus pronósticos para este año y apeló a los países a adoptar una estrategia doble: prepararse para emergencias sanitarias y, al mismo tiempo, invertir “más en sus sistemas sanitarios, incluida la atención primaria”.
“Insto a todos los países a adoptar un enfoque de salud de ‘doble vía’ en 2023 y más allá: incluso cuando los países se preparan mejor para las emergencias sanitarias, desde brotes hasta conflictos, deben invertir aún más en sus sistemas de salud, incluida la atención primaria, para brindar los servicios que la gente necesita todos los días, sin dificultades financieras” agregó.
“La pandemia no se ha acabado. Tenemos que seguir estando alerta en 2023. Necesitamos una vigilancia continuada y rastrear la COVID. Millones todavía no están vacunados, debemos llegar a ellos”, opinó Kluge.
Para este año el director de la organización internacional desea que se produzca además un mayor “reenfoque” en relación con el “flagelo” que representan las enfermedades no transmisibles (ENT) y el VIH (virus de inmunodeficiencia humana).
Recuerda que las principales ENT (enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes y enfermedades neurológicas, como la enfermedad de Alzheimer) “representan el 86 por ciento de las muertes en la región europea”.
Kluge indica que para reducir la carga que representan las ENT se debería “reducir el consumo de alcohol y tabaco y fomentar una mayor actividad física, así como abordar el cambio climático”, además con el objetivo de “construir sociedades más saludables”.