Para llegar a un diagnóstico de Covid prolongado, el médico Alberto Rosario tiene que entrevistar y escudriñar la vida del paciente para establecer cómo era antes de contagiarse con el coronavirus y los cambios que su salud experimentó posteriormente.
En la mayoría de las ocasiones, dijo el galeno, el paciente no está consciente de que ese catarro que no se le quita y el cansancio incesante, por ejemplo, pudieran ser secuelas de una infección por Covid-19.
“Yo siempre les pregunto si tuvieron Covid y cuántas veces, y cómo se han sentido después de eso. Luego les pregunto si tienen problemas para dormir y si se cansan haciendo tareas que antes no les provocaban ese tipo de cansancio”, señaló.
“Entonces, uno se lo va a explicando y ellos se van dando cuenta, se abren a su realidad y enlazan otros síntomas”.
“Ahí nos damos cuenta cómo se ha desarrollado la vida de ese paciente post Covid, porque ahora mismo no hay un laboratorio que nos diga que esto es Covid persistente. Es, básicamente, a través de la clínica y de laboratorios generales que uno se puede dejar llevar para establecer los cambios que la persona ha tenido”, explicó.
Rosario, quien es médico generalista, comentó que ha tratado pacientes que tuvieron Covid-19 y eventualmente se contagiaron con micoplasma, una enfermedad de la sentían que no lograban curarse.
“Ahora mismo lo que se está viendo mucho en mi oficina, y que he conversado con diferentes médicos, es que los pacientes están teniendo problemas para recuperarse de enfermedades respiratorias. Los catarros les pueden durar tres o cuatro semanas, con síntomas tan fuertes como si recién empezaran una bronquitis”, indicó.
“Otra cosa que presentan es un cansancio excesivo, problemas de alteración de la presión arterial y problemas de insomnio”, añadió.
Asimismo, taquicardia y tos permanente.
Laberinto peligroso
Rosario puntualizó que, ante el desconocimiento generalizado sobre el Covid prolongado, las personas tienden a achacarle sus síntomas a otras situaciones.
“A veces son cosas simples como una tos persistente, un cansancio o dolor en las articulaciones, cosas que a lo mejor dicen ‘pero es que uno siempre tose, es que la bruma’, y cuando te pones a hacer ese análisis vas atando cabos, poco a poco”, indicó.
“Ellos como que tratan de buscar una justificación conocida para esos síntomas, porque son cosas simples, pero la realidad es que muchas veces esos síntomas se van agravando. Esa tos persistente puede llevarle a tener una bronquitis crónica, empezar un COPD (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y problemas pulmonares más complicados, si no se trata a tiempo. Igualmente, pasa con la presión”, detalló.
“Ya se ha relacionado que muchos pacientes que han presentado problemas pulmonares en su post Covid eventualmente están teniendo problemas cardiovasculares. Una cosa me va llevando a la otra”, agregó el fundador de la organización Long Covid PR.
Aunque no hay estadísticas sobre Covid persistente en Puerto Rico, Rosario apuntó que “si uno se deja llevar por los estudios y porcientos, un cinco a 15 por ciento de los pacientes que tuvieron Covid pueden desarrollar esas complicaciones”.
“Y más cuando la mayoría de los pacientes en Puerto Rico ha tenido más de una infección, que eso de por sí lo hace más propenso a padecer estas complicaciones”, destacó.
En su práctica privada, el grueso de los pacientes con Covid prolongado son mayores de 40 años, aunque hay algunos en sus 25 años que también lo sufren.
“Pacientes pediátricos con Covid persistente hasta ahora yo no he visto, y he consultado con pediatras y otros médicos que atienden niños y no han visto, por lo menos, manifestaciones post Covid en esa población pediátrica”, sostuvo.