Columna por Luis Armando Pagán-Quiñones, experto en energía.
Recientemente, el economista Ángel Rivera Montañez, quien ha elaborado para la economía de Puerto Rico un Índice de Indicadores Coincidentes (IIC) y un Índice de Indicadores Adelantados (IIA), publicó y discutió lo que supone una desaceleración de nuestro sector productivo más importante: el manufacturero.
Según puntualizó, el principal reto para la industria en Puerto Rico continúa siendo el elevado costo de utilidades.
En entrevista con el economista, una internauta nos invitaba a reflexionar puntos que, en mi opinión, son la clave de la conversación; “capacidad energética” e “infraestructura”, seguido con una observación que he compartido durante años al ver las mismas dinámicas en el sector energético de Puerto Rico: “burbujas desconectadas de nuestra realidad”. Lo que coloquialmente le bautizaré como insular echo chamber.
La mayoría, sino todas, de las conversaciones para formular, reformular, pensar o idear “soluciones” a nuestros problemas, giran en el estado de nuestra red eléctrica y en el maratónico proceso de reconstrucción: uno que, más que maratónico, parecería el camino para llegar a nuestra estrella más cercana.
No se puede seguir pensando a Puerto Rico desde la “piedrangularidad” de nuestro sistema eléctrico. Antes pudo serlo. Ya, no.
Desde hace tiempo sigo la conversación sobre los retos que están enfrentando países y jurisdicciones ante el creciente e imparable desarrollo de los centros de datos que son el corazón de la inteligencia artificial (IA), los conocidos data centers.
Ese corazón, naturalmente, necesita energía. Y ese es el reto; muchos lugares no la tienen y no la pueden ofrecer en un futuro inmediato.
Esos data centers, como las manufacturas que ya existen aquí y las que queremos invitar a establecerse, son grandes consumidores de energía.
Satisfacer la demanda de estos data centers, de la forma que actualmente lo hacemos, tomaría de cinco a nueve años a una jurisdicción cuyo sistema eléctrico está en buen estado. Imagine, entonces, cómo sería en el caso de nuestro sistema, sumado a que su reconstrucción está subordinada al entramado burocrático del gobierno federal y a los pleitos legales respecto a su deuda.
En la PJM, la entidad que regula la transmisión de electricidad en 14 estados de la costa este de los Estados Unidos, incluido Washington, D.C., se está considerando un nuevo paradigma a su modelo de mercado de electricidad, el Non-Capacity-Backed-Load (NCBL) que va de la mano de la nueva terminología Bring Your Own Generation (BYOG) o “trae tu propia generación”, en español.
Es decir, es el reconocimiento de que nuevos centros de datos, manufacturas y demás industrias que requieren una gran cantidad de energía no van a ser satisfechas energéticamente por el sistema actual. Y para no limitar el desarrollo, invitan a las industrias a establecerse, con la condición de que estos deban traer su propio sistema energético que satisfaga todas sus operaciones.
Son estas estrategias las que deben ser parte de nuestra política de desarrollo económico.
Imagino que ahora se preguntará, ¿qué sentido tiene invitar a alguien a invertir y a producir en Puerto Rico, si no podemos ofrecerle energía? Una pregunta muy válida. Pero antes valdría la pena preguntarse, ¿qué sentido tiene invitar a grandes firmas de manufactura e industrias a producir en Puerto Rico, sabiendo el estado de nuestra red eléctrica?
¿Qué tal si nos sentamos a la mesa a delinear un plan de desarrollo con mecanismos al margen de las condiciones de nuestra red eléctrica?
En Puerto Rico existe el intelecto y la mano de obra para que grandes firmas e inversionistas sientan la confianza de plantarse aquí y desarrollar sus propias fuentes de energía en sus instalaciones o en las proximidades de estas. Queda salir de esos insular echo chambers, idear qué otras condiciones podemos crear o mejorar para pensar a Puerto Rico fuera de la “piedrangularidad” energética, y volver a ser referentes y no cola.
Si este verano recibimos a miles de personas de diferentes partes del mundo que vinieron a ver a su artista favorito, aquí, en Puerto Rico, dejando en nuestra economía mínimo de tres a cinco veces más de lo que hubiesen gastado en sus propios países, ¿qué nos limita o qué podemos hacer para crear o mejorar las condiciones que nos haga atractivos ante el mundo?
El autor es experto en energía.
Referencias:
https://raokonidena.substack.com/p/bring-your-own-generation-pjms-most