El reciente ataque de los Estados Unidos contra objetivos estratégicos en Irán, en aparente respaldo a Israel, marca un peligroso punto de inflexión en la ya tensa relación entre estas potencias.
Lejos de ser un incidente aislado, la intervención constituye una inequívoca alineación del gobierno estadounidense con la política agresiva de Israel en su guerra contra Irán.
La implicación directa de los Estados Unidos en este conflicto no solo agrava las tensiones en Medio Oriente, sino que también abre las puertas a una escalada militar de mayores proporciones.
Irán no está solo. Mantiene alianzas militares y estratégicas con Rusia, China y grupos armados con influencia regional, como Hezbollah y los hutíes. La respuesta de estos aliados podría ser inmediata o progresiva, pero sin duda incrementa el riesgo de un conflicto globalizado y multifrontal.
Para Estados Unidos, esto significa más que una confrontación lejana. Significa posibles ciberataques, sabotajes a infraestructuras críticas, ataques contra embajadas y bases militares o, incluso, actos de represalia dentro del territorio nacional. Para Puerto Rico, como territorio estadounidense, la exposición es indirecta, pero significativa.
¿Qué implicaciones puede tener esto nuestras poblaciones?
Impacto económico directo:
El aumento en los precios del petróleo y el gas metano, del cual Puerto Rico depende en gran medida para la generación eléctrica a través de Genera PR y New Fortress Energy, provocará aumentos en el costo de la electricidad, el transporte y los alimentos.
Inestabilidad en los mercados
Una guerra de mayor escala suele generar incertidumbre financiera. Inversiones se retraen, los precios de bienes importados se disparan y las cadenas de suministro se interrumpen.
Mayor presión fiscal
Un conflicto prolongado podría forzar al gobierno federal a redirigir fondos del presupuesto nacional hacia gastos militares, reduciendo la ayuda federal a programas sociales o de infraestructura, de los cuales Puerto Rico depende sistemáticamente.
Aumento de la inseguridad global
Con un posible alineamiento de Irán, Rusia y China, el mundo se encamina hacia una nueva Guerra Fría con tintes calientes. Puerto Rico, como región estratégica en el Caribe, podría ver incrementada la presencia militar y sus riesgos asociados.
¿Qué puede y debe hacer la población civil ante este escenario?
- Fortalecer la preparación comunitaria y familiar ante posibles alzas en los precios de servicios básicos: energía, alimentos y transporte.
- Reducir la dependencia energética del petróleo. Puerto Rico debe acelerar la transición a energías renovables, como la solar, para minimizar la vulnerabilidad ante crisis internacionales.
- Exigir transparencia y previsión a los gobiernos locales y federales sobre el impacto económico que esta guerra pueda tener en sus finanzas y en la ciudadanía.
- Promover un liderazgo político sensato y no sumiso, que defienda los intereses del pueblo puertorriqueño por encima de alineamientos automáticos con agendas foráneas.
La paz no es una simple aspiración, es una necesidad para la estabilidad de los pueblos. El apoyo ciego a agendas militares externas solo puede conducirnos al borde de una crisis de proporciones incalculables.
Puerto Rico debe mantenerse informado, activo y preparado. Porque aunque las bombas no caigan sobre nuestra tierra, sus consecuencias sí pueden alcanzarnos.
¡Excelente artículo!