La gente de Jornada: Se Acabaron las Promesas llevo a cabo una manifestación frente a La Fortaleza en la que todos sus participantes fueron arrestados. ¿Cuál es la razón? Preguntarás. Porque todavía yo no entiendo.
Horas después de sus arrestos los soltaron y les dieron un manual sobre “cómo protestar”. No. No es un episodio de The Office o Parks and Recreation, donde el realismo mágico, idiota, coquetea con la realidad. Quisiera ver el famoso manual, pero no lo tengo.
Lo que sí tengo es vergüenza. Porque inicialmente se señaló como el causante de los arrestos el cruzar un perímetro que existe desde las protestas del verano del 2019, donde solo los turistas e influencers pueden llegar y tirarse fotos frente al “Palacio de Santa Catalina”.
No es la primera vez que también arrestan o agreden a manifestantes sin razón alguna. Recordemos de nuevo las protestas del 19, en donde apagaban la constitución a las 10:00 de la noche y los policías lanzaban gases lacrimógenos a diestra y siniestra.
También aquella vez que Carmelo ordenó el arresto de un manifestante, solo por insultarlo con un megáfono. ¡Qué hombre tan pusilánime! Fanfarreando por televisión y no aguanta el que un manifestante lo confronte.
Pero tampoco nos olvidemos de las recientes protestas en contra de LUMA, donde la fuerza policíaca atacó indiscriminadamente a manifestantes y prensa por igual.
¿Qué tal Rincón? Donde personas que protestaban en contra de la piscina del primo de Pierluisi fueron arrastrados por la playa, solo para que luego no se encontrara causa y el episodio terminara en otro papelón de la uniformada.
Papelones que se pueden evitar si respetaran el derecho fundamental a la protesta. Un derecho que proclaman tener gracias a la “ciudadanía estadounidense”, pero el primero que violan cuando el pueblo reacciona a las ofensas del propio gobierno.
Las protestas no van a cesar, no son ilegales y están protegidas. Quizás lo que hace falta es un manual sobre cómo ser policía.
El autor es periodista y editor del proyecto Marea Ecologista.