Tan pronto se aproxima el mes de diciembre, millones de personas en Puerto Rico y el mundo reinician rituales de Navidad, sin preguntarse por qué lo hacen.
Para conocer su origen, demos un repaso a la génesis de estas tradiciones y al significado de símbolos que aceptamos de forma automática y natural.
El árbol de los druidas
La costumbre del árbol de Navidad nació en Alemania, en la primera mitad del siglo VIII.
Durante una de las navidades de ese periodo, un misionero británico llamado Bonifacio (San Bonifacio) predicaba en unión a un grupo de druidas o sacerdotes celtas, que tenían por costumbre celebrar el culto en los bosques sagrados de sus comunidades.
Casi todas las naciones de la antigüedad tuvieron bosques consagrados a sus divinidades, ya que para estos pueblos las divinidades tenían sus moradas en los bosques. Y los druidas no eran la excepción.
Ellos acostumbraban venerar los robles, a los que consideraban sagrados, hasta el punto de que algunos de ellos no debían ser tocados. Pero Bonifacio trataba de convencerlos de que no había nada sagrado en los árboles.
Se dice que Bonifacio le pidió a un asistente que derribara uno de los robles de un bosque sagrado, el cual, al caer, destrozó gran cantidad de arbustos, a excepción de un pequeño abeto que permaneció intacto entre las ramas del árbol derribado.
Asombrado, Bonifacio, interpretó la supervivencia del arbolito como un milagro y de inmediato aprovechó para resaltar que Dios, Su Señor, había querido que aquel arbolito se salvara como muestra de su interés en los druidas.
“Por ser Navidad, llamémosle ‘el árbol del Niño Dios’”, dijo Bonifacio.
Durante los años siguientes, los celtas convertidos al cristianismo conservaron sus tradiciones, de tal manera que celebraban el Día de Navidad en los bosques, pero el culto ahora consistía en colocar ofrendas en nombre del Niño Dios, en los pequeños árboles en crecimiento.
Ya en el siglo XVI, en vez de ir a los bosques, muchos alemanes preferían cortar un arbolito y llevarlo al interior de su casa, donde le rendían culto durante los días de la Navidad. Esta costumbre fue pronto adoptada en otros lugares de Europa, sobre todo por la clase alta, de donde se extendió al resto del mundo.
Nochebuena
Viene de la costumbre judía de celebrar las fiestas en la víspera, es decir la noche anterior. Puesto que para los judíos el día comienza al ponerse el Sol, significa que la Navidad (25 de diciembre) debe comenzar a celebrarse en lo que para nosotros es la noche del 24.
A partir de esta arraigada costumbre, los cristianos llaman Nochebuena a la víspera de la Navidad.
Navidad
Desde los primeros tiempos, la tradición cristiana decidió situar el Nacimiento de Jesús de Nazaret en el solsticio de invierno, ya que era la época en que abundaban los cultos a otras deidades.
Por ejemplo, en el siglo II de nuestra Era, se celebraba la Teofanía o “Fiesta de la Manifestación del Salvador” en los primeros días de enero: ocasión durante la cual se conmemoraban varios eventos cristianos: el Nacimiento de Cristo, su Bautismo y la adoración de los Magos.
En la actualidad, la Iglesia Ortodoxa todavía celebra la Epifanía el 6 de enero. Pero los cristianos romanos tenían un problema. A partir del solsticio de invierno (21 de diciembre) los paganos celebraban el “Sol Invictus” -el “Sol Invicto o Fiesta del Sol-, así que la Iglesia romana desarticuló la Teofanía y le extrajo la conmemoración del Nacimiento de Cristo, para celebrarlo el 25 de diciembre.
De esta manera el “Sol Invictus”, una fiesta pagana, cobraba su sentido más pleno con la celebración del nacimiento del verdadero Invicto, Jesús de Nazaret.
Los santos inocentes
Conmemora la matanza de niños ordenada por Herodes, después de ser burlado por los Magos de Oriente que llegaron a Judea a adorar a un niño que, según las profecías, sería Rey de reyes.
Herodes le pidió a los magos que le hicieran saber del niño cuando lo encontraran, pero los magos comprendieron las intenciones de Herodes y se fueron de vuelta a su país, sin comunicarle nada.
Herodes se enfadó y ordenó matar a todos los primogénitos nacidos alrededor de aquella fecha. Esa matanza se recuerda ahora en el Día de los Inocentes -el 28 de diciembre-, fecha en la que en Puerto Rico y otros países se aprovecha para hacer bromas de todo tipo.
Noche de San Silvestre o Nochevieja
Desde los inicios del Imperio Romano, enero estaba dedicado al dios Janus, un dios de dos caras que mira hacia delante y hacia atrás, es decir al año que se va y al que viene. Por eso le representaban con dos rostros, uno barbudo y viejo, y el otro lozano y joven.
Para recibir al mes de enero (Janus), los romanos invitaban a comer a los amigos. Esta vieja costumbre romana fue poco a poco adoptándose en toda Europa y el mundo, con festejos en los que abundan los cohetes, la comida, la bebida y la alegría.
En la Edad Media, la iglesia romana trató de oponerse a estas costumbres paganas. La idea era que el periodo de Navidad estuviera totalmente dedicado al Señor. Pero la Iglesia nunca consiguió extirpar la atmósfera disipada de la llamada “Noche de San Silvestre” (31 de diciembre), que se mantuvo como la única fiesta pagana de las “12 noches navideñas”: las comprendidas entre la Navidad o el 25 de diciembre y el 6 de enero.
Las uvas de las campanadas
La implantación de esta costumbre que se originó en España, no se debe a motivos religiosos ni culturales, sino a intereses económicos.
En 1909 se produjo en España una de las más grandes cosechas de uvas de que se tuviera noticia, así que en un esfuerzo desesperado de imaginación, los agroempresarios promovieron “las uvas de la suerte” e hicieron un llamado a que dicho ritual se llevara a cabo en la Nochevieja, término con el cual los españoles llaman al final de año.
De esta manera los productores de uvas consiguieron deshacerse del excedente de la cosecha de ese año. Por cierto, los productores no limitaron el ritual a comer tan sólo 12 uvas.
Otras curiosidades
– Durante el siglo III se propusieron varias fechas para fijar el natalicio de Jesús de Nazaret, entre ellas el 6 y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, y el 20 y 25 de mayo.
– El papa Fabián (236‑250) calificó de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento de Jesús.
– Entre los años 354 y 360, el papa Liberio (352‑366) fijó como fecha inmutable la noche del 24 al 25 de diciembre, día en que los romanos celebraban la Fiesta del Sol.
– Las Iglesias cristianas orientales siguen celebrando el natalicio de Jesús el 6 de enero.
– En la antigüedad precristiana fue un hecho común, aceptado y extendido, que los grandes personajes -desde Mesopotamia y Egipto hasta China y Japón- gozasen del privilegio de ser considerados hijos de una madre virgen, con la intercesión de Dios.
– El concepto actual de “Belén” asociado al nacimiento, se lo debemos a Francisco de Asís, que en la Navidad de 1223 pidió permiso al sumo pontífice para celebrar una misa en el interior de una cueva de Greccio, en la que hizo instalar un pesebre con la imagen del Niño Jesús, aparte de pedirle a un campesino que llevara un buey y un asno. La escenificación del “Belén” llegó por primera vez a España en el siglo XVIII, cuando el rey Carlos III hizo traer esa tradición italiana desde Nápoles.
(Fuente: LaVanguardia.es)