“No he tenido tiempo ni de sentarme a leer el periódico”, espetó Juan Riestra al llegar.
“Los tenía acumulados desde la semana pasada”, recalcó. Y es que este profesor de Historia es metódico al aprender y no deja ninguno sin revisar. Sería como perderse un capítulo de una serie de la que estás enganchado.
“Lo que hago es botar lo que no me interesa y armo un periódico con los artículos que quiero leer”, contó con una sonrisa.
Juan Riestra es maestro, músico, escritor y gran amigo. Me toca admitirlo. Por eso, abrí dos cervezas para recibirlo y preguntarle qué tal su día. Son las 3:30 de la tarde y viene llegando de trabajar en Caribbean School, donde labora desde el año 2007.
Aún se refleja en su rostro la alegría de los primeros días de septiembre, luego que tocara con su banda Los Bohíques en la exposición Entretelas del reconocido artista Antonio Martorell, quien además se inspiró en dos de sus canciones para pintar dos nuevas obras.
Riestra recibió el cariño de todos, y se despidió con una ovación.
La Perla del Sur (LPS): Este junte con Martorell fue la guinda del pastel de este último año, ¿verdad?
JR: Todavía estoy con una incredulidad absurda. Por un lado, se me hace difícil creerlo, pero es absurdo porque tengo una evidencia abrumadora de que él aprecia y valora lo que hacemos.
Martorell tuvo un crush artístico con Riestra el día que lo vio tocar por primera vez en su taller de La Playa de Ponce, en una actividad que organizaba el pintor y hasta donde llegó el profesor a “ambientar” el espacio con su música.
“La gente buscaba a Martorell y querían hablar de su obra. Sin embargo, yo veía que él hacía un esfuerzo real, genuino, por escuchar lo que estábamos cantando. Nos hacía preguntas entre canción y canción y, cuando acabó la actividad, nos dijo que quería hacer colaboraciones”, relató Juan, o Juani, como él parece preferir.
Martorell quería escucharlos bien primero, más atento, con menos distracciones. Con esa idea los invitó a una tertulia musical en su propia casa, con él y su equipo, para mirarse las caras, buscar el feedback.
“Fue una tertulia sabrosísima. Nosotros cantamos y entre canción y canción había una conversación, un interés y nos preguntaban cosas. ¡Qué rico cuando alguien realmente le presta atención a lo que uno escribe! Si hasta sugerencias nos dio entre vinitos y picadera”, continuó Riestra.
Fue en ese momento que surgió la idea de pintar a Juana Díaz, una mulata liberta del siglo XVI con cuyo nombre se bautizó un municipio vecino a Ponce, y a Justina Rochet, una francesa que ayudó a importar armas para el Grito de Lares en 1868. Ambas mujeres protagonistas de dos canciones de Los Bohíques.
Del bostezo al llanto
Fue en 2010 que Juan comenzó a concretar la idea de cantar y enseñar.
Mientras hablaba sobre fascinantes historias de piratas que acecharon a Puerto Rico en el pasado, veía cómo algunos de sus alumnos bostezaban. “Recuerdo haber leído sobre los ataques piratas a la ciudad de San Germán, y cuando traté de contarlo a mis estudiantes, ellos no vieron la epopeya ni la épica que yo quería que vieran”.
Algo había que hacer. Había que tomar medidas. Cambió la estrategia y junto con los contenidos formales se puso a enseñarles bomba y plena.
Les pidió que compraran panderos y cinco de los más entusiastas consiguieron el kit de tres, por lo que contaban con 15 de aquellos instrumentos para practicar.
Aprendieron lo básico y comenzaron a trabajar en su primera canción, Cimarrón, una plena-rock que habla sobre un esclavo negro que escapó de su cautiverio.
Tal fue el éxito entre los alumnos que la tocaron el Día de la Puertorriqueñidad. “¡Eso fue mágico! Yo saqué mi guitarra eléctrica y a ellos los puse a tocar los panderos. Esos ensayos fueron sumamente emotivos”.
Si bien la composición en gran parte le correspondía a él, muchas veces Riestra dejaba fragmentos sin terminar para que los estudiantes los completaran y así incluirlos en el proceso de creación.
Al año siguiente, en el 2011, escribió su segundo tema, Guasábara, que cuenta la rebelión indígena del 1511. Cuando la cantaron, dice Juani, fue épico. Provocó tal entusiasmo que hasta el equipo de voleibol cogió el coro como grito de guerra para intimidar a los contrarios.
“La primera vez que eso pasó fue emocionante, no sabía qué hacer. Cuando vi que salió de ellos no lo podía creer”, confesó.
En el 2015 estrenaron la canción Piratas de San Germán, un tema más ambicioso, con más palabras y cambios de ritmo. “Fue un reto bien grande. Quería que los estudiantes sintieran lo mismo que yo cuando leía sobre el asunto. Tímidamente se los mostré y se volvieron locos. Los muchachos hasta lloraban de alegría”, recordó.
“Antes los veía bostezando y ahora verlos llorar fue como un milagro. Ver a 40 estudiantes en una guagua escolar cantar hasta quedarse roncos, sudar y llorar de la alegría, eso es único”.
La plena del huracán y el presidente
En el 2017 Riestra cumplía diez años viviendo en Ponce y quería celebrarlo.
Tenía canciones nuevas como la de Correa Cotto, un forajido ponceño legendario que mató a diez personas de una sentada y huyó de la policía por más de un año y medio, y la segunda parte de Piratas de San Germán.
Se animó y organizó en un céntrico bar del pueblo su primer concierto fuera del salón de clases, al que llamó Bohíques All Stars, con la intención de reunir a alumnos de diferentes épocas.
“Ese primer show fue poderosísimo. Un coro de unas 40 personas cantó Piratas al unísono. Era como estar en un barco pirata”.
Después de esa exitosa presentación llegó el huracán María con su devastación, y todo se detuvo.
Todo menos la creación.
LPS: Recuerdo que en ese momento salió la Plena del huracán y el presidente.
JR: Exactamente, aunque yo no quise poner esa canción como parte del curriculum del colegio. Sin embargo, fuimos a ayudar a unas comunidades afectadas y ahí unos estudiantes de Cuarto año me escucharon cantándola y les encantó. Me decían “Riestra, vamos a cantarla el Día de la Puertorriqueñidad’, y tuve que frenarlos. Había unos cuantos que les gustaba esa cuestión subversiva”.
“El huracán le pegó a Borinquen muy fuertemente, y hoy viene a visitarnos el presidente, uno que nuestro pueblo no ha elegido, el presidente de los Estados Unidos”, versa la canción de Riestra, en lo que es un latigazo sonoro a la visita de Donald Trump a la isla tras el paso de María.
“Quiero que cante Juan Riestra un momentito”
Fue en el 2019 cuando Riestra y Los Bohíques entraron en el radar del reconocido Mijo de la Palma. Juan había asistido a uno de los conciertos íntimos del cantautor en casa de un amigo en común. Cuando llegó, este amigo le dijo: “Mijo te tiene que escuchar”.
Juan no le dio mucha importancia a esa insinuación, que más parecía una agradable zalamería de pasillo. Se acomodó para escuchar el concierto tranquilamente. La música y el público lo tenían encantado. Todo era previsible hasta que oyó a Mijo decir por la bocina: “Quiero que cante Juan Riestra un momentito”.
Juan se quedó de piedra.
Mijo no lo conocía, ni tampoco su música. Se despetrificó y fue hasta el escenario decidido a entonar Agua de la Libertad. Para esa época había escrito dos canciones nuevas, Constancia, una historia de amor del siglo XVI, y esta, que narra la liberación de hijos de esclavos recién nacidos al pie de una pila bautismal en Mayagüez, en los años 1800.
“Fue una de las primeras veces que me atrevía a cantar solo y con un buen público. Fue muy emocionante”, y pensó que el proyecto Los Bohíques sí podía triunfar. “El show no era mío, la gente no vino a verme, no me conocen y les gustó mi música”.
Mijo quedó flechado y lo invitó a repetir con él en San Germán, Cabo Rojo, Isabela, Aguadilla…
Esta peña es mi hogar
LPS: Tus canciones, en parte, son como himnos, que los canta mucha gente a coro, al unísono…
JR: ¡Sí! Me fascinan los himnos y he querido algo de eso en mis canciones.
LPS: Igual que Bad Bunny, que dice “yo no hago canciones, hago himnos pa’ que no caduquen”.
JR: ¡Ja! Pues, como mínimo quiero que sean canciones cantables.
Estos “himnos” de piratas, rebeliones y esclavos libertos llegaron a oídos y garganta del reconocido activista Eliezer Molina, quien les hizo eco hasta Rincón, hasta el campamento Carey en playa Los Almendros, donde decenas de personas se manifestaban para impedir la construcción de una piscina privada en la misma orilla y donde el lienzo de protesta más grande decía “Las playas son del pueblo”.
Ahí, en medio de escaramuzas y peleas con la policía, se cantaba, entre otras, su canción Piratas de San Germán. “Escribí eso para que se aplicara al siglo XVI, pero también a quienes nos roban en la actualidad, pero nunca imaginé que la gente lo cantaría en protestas para defender las playas o en la calle Resistencia contra LUMA y la administración”, reflexionó Riestra.
“Tu proyecto tiene un mensaje que Puerto Rico necesita y tiene que escuchar”, le dijo Eliezer, y Riestra, en su lenguaje, le cantó “…y cuando vuelvan los piratas, yo les quiero demostrar, que esta peña en los mares, esta peña es mi hogar”.
Hijos de Borikén
En ese mismo pueblo convulso de Rincón cruzó camino con Emil Martínez, más conocido como El Hijo de Borikén.
Este rapero, autor también de canciones-himnos como Somos más o Semilla de la Libertad, lo tuvo de telonero en un concierto suyo y la conexión fue inmediata.
El junte se dio en un bar de la plaza y “fue una cosa electrificante. Fue la primera vez que veía un lugar lleno de gente donde ninguno había sido estudiante mío y se sabían nuestras canciones completas, no solo los coros”, exclamó Juan.
Emil lo felicitó y le dijo que le gustaba lo que hacía, en una suerte de bendición artística. Hasta se juntaron a janguear y conspiraron con ideas musicales y hablaron de futuras colaboraciones.
A sembrar y cosechar
Riestra y Los Bohíques están en un momento de crecimiento, “en alza” como diría un corredor de bolsa. Y se proyecta que siga así, ya que según Riestra “hay un interés genuino en la historia de Puerto Rico, hay un despertar patrio, existe el hambre y, a su vez, una carencia al comunicar la historia”.
Por eso su interés de que este crecimiento haga que sus composiciones se rieguen por los salones de clases. Hay dos tipos de historiadores, comenta, los que investigan y profundizan y los que divulgan y escriben para el público general. En este último eslabón, asegura, “Puerto Rico está bien atrás”.
“Tengo la ilusión que los maestros descubran el proyecto. Los maestros están muy frustrados y desanimados. Tanto en lo público como en lo privado se gana poco, los recursos son escasos y el deterioro se ve por todos lados junto con la corrupción”, puntualizó.
“Si mi música puede ser útil a los maestros para que la utilicen en su salón de clases, sería una alegría enorme, sería más que ganarme un Grammy”, sentenció.
Gran historiador y mùsico el Profesor Riestra. Lo he escuchado en podcasts de Isla Caribe y lo conocí en los recorridos culturales, tambièn de Isla Caribe. Esperanzador su mensaje.
Favor enviar email con la información de contacto a varelavd@de.pr.gov
Si pudiera hacerme llegar la información de contacto de Riestra se lo agradeceré castrori@de.pr.gov
¡Excelente artículo! Estoy completamente de acuerdo en que incorporar música en la enseñanza sería una fantástica manera de conectar con los estudiantes y motivarlos. La música tiene el poder de transmitir emociones, fomentar la creatividad y mejorar la retención de información. ¡Ojalá más maestros adopten esta idea y utilicen tu música, sería un gran paso hacia el éxito educativo! ¡Gracias por tus valiosos aportes! Luis Mills