Desde la Finca Madre Isla en Adjuntas se liberan los falcones de sierra que el Fondo Peregrino ayuda a crecer en un ambiente controlado, como parte de su esfuerzo por aumentar la población de esta especie en la isla.
Hana Weaver lidera el equipo de trabajo en Puerto Rico, que también incluye a las puertorriqueñas Isamar Flores Rodríguez y Nashally Folch Mercado.
Las biólogas y otros colegas se adentran al Bosque Toro Negro en Jayuya, Guilarte y La Olimpia en Adjuntas, y el Bosque Estatal de Maricao en búsqueda de parejas reproductoras de esta ave rapaz en peligro de extinción. La meta es identificar sus nidos y extraer los huevos, para llevarlos a incubación en su laboratorio.
De esta manera, se aseguran de que, cuando ocurra la eclosión, los polluelos puedan crecer adecuadamente, lejos de los peligros del bosque.
“Cuando recolectas los primeros huevos, tiendes a estimular a las aves a poner nuevamente, así que se duplica la producción cada temporada”, apuntó Weaver.
Simultáneamente, se mantiene el monitoreo en los bosques para identificar a las parejas reproductoras y repetir el proceso.
Una vez las pequeñas aves están listas para ser liberadas en el bosque, el equipo del Fondo Peregrino se traslada a la Finca Madre Isla. En esta temporada, ello ocurrirá durante el verano.
Las biólogas los cuidan por un periodo de tres meses para asegurarse de que aprenden a cazar y valerse por sí mismos. Los individuos son marcados con bandas en las patas para que se les pueda identificar y monitorear después.
Según Weaver, el 90 por ciento de los gavilanes de sierra liberados por el Fondo Peregrino sobrevive en el bosque.
“Nuestra meta es que esta liberación haga que las aves vayan al Bosque Estatal de Guilarte, o sea, que eso cree una interconexión entre dos territorios, para que las aves puedan ir pasando por la cordillera central de un bosque a otro”, señaló Folch Mercado.