Cientos de cayeyanos y peregrinos de pueblos vecinos se preparan para las diversas actividades religiosas, de sosiego, o simplemente del disfrute de los paisajes naturales en Semana Santa.
Al amanecer del Viernes Santo, muchos de ellos se dirigirán hacia la Gruta de la Virgen de Lourdes, en el Barrio Jájome Alto, honrando una tradición que comenzó hace más de 80 años.
La gruta está localizada en la carretera PR-15, kilómetro 15.5 de Cayey, a unos 50 minutos de distancia en carro de San Juan, capital de Puerto Rico.
Durante toda la Cuaresma, pero particularmente en Viernes Santo, y desde la madrugada, la gente llega a pie, desde los barrios de Cayey y Guayama. Incluso viene gente desde San Juan y Ponce, devotos de esta advocación mariana. Llegan solos o en grupos, calzados y descalzos, católicos y no católicos.
Según la historiadora cayeyana Aida Mendoza, el santuario a la Virgen de Lourdes fue mandado a construir sobre el lecho del manantial por Doña Enriqueta Calimano, quien en 1936 tuvo a una de sus hijas en grave estado de salud, pero se recuperó de una forma inesperada tras pasar un tiempo en la zona. Los Calimano eran oriundos de Guayama y atribuyeron la curación a los reclamos a la Virgen de Lourdes.