“Entonces se lleva dos de acerola, el de María y el arbolito de Rocío, ¿es correcto?”.
El repartidor va raudo hacia el acopio de árboles. Recoge lo solicitado y comienza a cargar el baúl sin que la chofer se baje. Igualito que en un servicarro.
Su compañera de estación, mientras, rellena el formulario de registro online en una tablet. El proceso es rápido. La conductora se va feliz.
“¡Es que en todos los lugares los calores están intensos!”, exclama Lisette Morales, ponceña y secretaria jubilada de 72 años. “Son para mi casa. Mi hijo me va a ayudar a sembrarlos”.
Como Lisette, otras 450 personas llegaron este viernes hasta el complejo recreativo y cultural La Guancha en Ponce para recoger uno de los cerca de 7 mil árboles que la organización sin fines de lucro Para La Naturaleza dispuso ahí para todos los interesados, como parte de su campaña denominada “La Siembra”. Esta busca repoblar de árboles el suelo boricua y combatir así las intensas olas de calor de los pasados meses y, con ello, todas las nefastas consecuencias del cambio climático.
Los árboles, además, son parte de una camada de 25 mil repartidos entre el viernes 6 y sábado, 7 de octubre en seis puntos diferentes de la isla. Más de la mitad de ellos, 14 mil, fueron asignados a la Ciudad Señorial y a Mayagüez.
En La Guancha, específicamente, se dispusieron ocho estaciones de entrega bajo carpas, por las cuales iban pasando los vehículos para cargar sus pedidos, demorando entre cinco a diez minutos cada uno en todo el proceso.
Según Mariana Figueroa, superintendenta en Ponce de la organización, este año ha habido mucha más gente. “Antes repartíamos 5 mil árboles, de pronto este año estamos repartiendo 25 mil, y ya desde el jueves la gente estaba llegando al portón, o sea, que hay mucho interés”.
“Para darte una anécdota, tenemos una persona que está en la fila desde primera hora. Es el número uno. Incluso vino ayer, porque se enteró que entre los árboles que tenemos hay un capá blanco, ¡y hay un solo capá blanco! Él vino ayer y hoy está primero en fila, esperando, así que ese capá blanco ya tiene su nombre”, comentó entre risas.
Geógrafa de profesión, Mariana lleva siete años trabajando en Para la Naturaleza. Dice que en ese lapso ha notado mayor consciencia ambiental de las personas y mayor interés por reforestar. Esto, según ella, se debe a que “tenemos el reto del calor, sobre todo en la región sur, y estamos viendo toda esta deforestación pasando al lado de nuestras calles”.
Situación crítica
Entre los árboles que se acopiaron en La Guancha se veían más de 39 especies -de un total de 114 a nivel isla-, algunos frutales, unos nativos y otros endémicos.
Nativos son los que están presentes naturalmente en Puerto Rico, el Caribe y el continente. Endémicos los que están solo en la isla.
Willy Ferrer, oficial de reforestación en Para la Naturaleza y quien estaba presente en una de las estaciones de entrega, explicó que “entre los frutales tenemos de los que son más relevantes en Puerto Rico, como la guanábana, la guayaba, el cacao y la quenepa, ya que estamos aquí en Ponce”.
“Nativos y endémicos”, continuó, “tenemos árboles madereros que se utilizan como ornamentales, como el de úcar, el almácigo, la maga, que es el árbol de nuestra flor nacional, y la retama San José, que es un árbol bien popular en la jardinería, porque es pequeño con flores fragantes y vistosas”.
Ferrer desempeña sus labores en la hacienda Buena Vista en Ponce, administrada también por la entidad. Cuenta que la mitad de los árboles que se dispusieron en La Guancha llegaron desde ahí. La otra mitad lo hizo desde el vivero que Para la Naturaleza tiene en Fajardo.
“El problema mayormente en el área sur, y en toda la isla, es que la deforestación es rampante. Me atrevo a decir que la situación es crítica”, enfatizó.
Solo el viernes se distribuyeron 3,100 árboles, lo que demostraría que “la gente está más consciente de lo importantes que son, no solo para embellecer las áreas abiertas ni solo por el servicio que nos dan, ya sean frutales o madereros, sino también porque dan sombra y porque proveen entorno para aves, para polinizadores y para otras plantas”, relató.
“Especies grandes, por ejemplo, dan cabida a que árboles más pequeños crezcan debajo de ellos”, agregó.
“Estamos super satisfechos con los números, es más de lo que esperábamos”, comentó por su parte Mariana, quien reconoció que las metas que tienen de reforestación son ambiciosas, por lo que “vamos a continuar en los próximos años trabajando este tipo de entregas”.
Mucho interés, consciencia y paciencia
Durante las primera horas de la mañana del viernes, la fila de espera no paraba de crecer. Era mucho el interés, y también la paciencia. La fila llegó a dar tres vueltas dentro de los límites del estacionamiento, para luego extenderse por fuera hacia la zona del muelle.
“Me enteré por las redes sociales”, comentó Kevin Ginorio de Jesús, trabajador de fábrica de 34 años que esperaba en la fila y que llegó hasta La Guancha en busca de árboles frutales para su consumo en el futuro. “Me interesa el de guayaba, el de caimito, el de guanábana, el de jagua, el de tamarindo, el de acerola y roble nativo”, los que espera plantar en un terreno que posee en el barrio Real Anón de Ponce.
Janet Figueroa, maestra ponceña, acudió hasta el lugar luego de ver el evento por televisión. “Me sorprendió ver tantos carros, pensé que no iban a venir tantos, pero me agradó la idea de ver muchas personas. De verdad que estamos teniendo más consciencia de la importancia de la siembra”, recalcó.
Según contó, antes de llegar entró a la página web de la organización para informarse de los árboles que había disponibles. Y la experiencia, dice, fue bastante “easy”. “Lo bueno es que te dicen qué tipo de árboles son, cómo es su crecimiento, en qué tipo de terreno son viables y de ahí yo escogí de acuerdo a mi necesidad”.
Cada persona podía llevarse hasta cuatro árboles, uno frutal y los demás nativos o endémicos. “Yo quisiera llevarme un montón, el de nía, el de María, el de alhelí, el almácigo, pero no creo que me los den todos”, dijo Janet sonriendo.
Rosario Fernández es profesora en la facultad de Derecho de la Universidad Católica de Ponce. Tiene una finca de 42 cuerdas en las alturas de la ciudad, en el barrio San Patricio. Se llevó muchos árboles. El área donde vive fue bastante afectada en 2017 por el huracán María. “Me estoy llevando algunos árboles madereros, también algunos de sombra y algunos que me ayudan a aguantar la erosión del terreno. Los frutales están un poco limitados, pero me estoy llevando algunos también, porque hay que comer”.
Con el fin de orientar a las personas sobre el árbol adecuado para sus necesidades y espacios, se diseñaron cápsulas informativas que todos podían encontrar en el sitio de internet previo al evento.
Más gente en la web, más gente en la app
Si bien se guarda registro de cada persona que se lleva un árbol, queda bajo su propia responsabilidad el plantarlo de forma correcta. Esto ya que no existe seguimiento directo de cada caso: solo de aquellos que inscriben sus árboles luego de sembrarlos.
Dicho trámite puede hacerse a través de la aplicación Hábitat, creada por la organización para ser descargada directamente en el celular.
“Además de orientar a las personas para que se lleven el árbol indicado, les incentivamos a que bajen la aplicación y ahí pueden registrar su arbolito y subir fotos, y eso nos sirve para darle seguimiento”, puntualizó Willy Ferrer. Se apela a la responsabilidad de la gente para “que tengan ese sentido de propiedad con el árbol”.
La inscripción en la App es opcional, aunque la expectativa es que sean muchos los que lo hagan.
Pareciera que en la presente edición del evento más gente descargó la aplicación y más gente entró a la página web para conseguir información. Esto ya que, según relata Mariana, “la mayoría de los visitantes llegaban directamente con los árboles que querían ya apuntados”.
“Me pasó que algunos no, entonces los teníamos que orientar un poquito. Hubo un vehículo que incluso me enseño la foto de su patio y me dijo ‘tengo este patio y lo que quiero en él es sombra para mi retiro’”, relató.
Esto lo confirmó José Manuel Ballestín Colón, trabajador de Para la Naturaleza apostado en una de las estaciones y que se desempeña también en la hacienda Buena Vista. “Este año ha sido todo bastante flexible, los movimientos han sido bastante rápidos, he visto mucho interés y las personas han sido especificas con sus árboles, ya que vienen preparadas. Por lo visto han entrado más a la página web”.
Además de inscribirse, Mariana cuenta que se insta a todos a que cuiden de manera correcta sus árboles, “a que le echen mucha agua, sobre todo en estos momentos que el calor está bien fuerte, a que lo acompañen por lo menos los primeros meses”.
Dice que también es esencial fijarse en “que las líneas eléctrica estén lejos, que no haya nada debajo de la tierra donde se va a plantar y asegurarse del tamaño, porque si el árbol resulta muy grande, por ejemplo de más de 60 pies, puede caerse. Por eso es importante mirar cuánto espacio tengo, y si tengo los planos de mi casa y sé por donde pasan las tuberías, mucho mejor, para que no vayamos a romperlas”.
Resultados visibles, no siempre comprobables
Al ser sembrados en patios o en terrenos privados, es muy difícil constatar si hay un aumento del volumen de árboles en Puerto Rico producto de este programa de reforestación. Lo que sí se puede constatar es cómo aumenta la cantidad de árboles en las áreas naturales que administra Para la Naturaleza. Y también cómo crece el interés de organizaciones externas e instituciones educativas.
“Tenemos un área natural protegida en La Parguera en la que hemos sembrado un poco más de 14 mil árboles en menos de tres años. Hemos trabajado con escuelas, que primero uno tenía que llegar a donde ellas y ahora ellas llegan a donde nosotros, diciendo “mira, hace mucho calor”. Hace poco tuvimos un acercamiento de la Ponce High, ya que en el recinto no tenían nada de sombra”, añadió la geógrafa.
Como constató La Perla del Sur, cada persona que obtuvo un árbol fue incluida en el registro. Sin embargo, como Mariana reconoció, hasta el momento no se hace ningún trabajo posterior con ese banco de datos, por lo que “puede ser una buena cosa que se implemente en el futuro”.
No obstante, aclaró que “nuestros programas educativos van todo el año y también incluyen charlas sobre mantenimiento de árboles, de reciclaje, de agroecología y de todos los temas que trabajamos. Tenemos una serie de talleres virtuales y presenciales buenísimos que van suplementando esta reforestación”.