Reducir su horario de operación, bajar la jornada laboral, subir los precios de sus platos e invertir en equipos de cocina más eficientes son algunas de las medidas irremediables que Danais Fontánez ha tenido que implementar para mantener a flote su negocio en Ponce.
El alza en el costo de la energía eléctrica y también la inflación la han obligado a hacer malabares administrativos en el pasado año y medio para que su proyecto de meal prep (comidas preparadas) siga siendo rentable.
“El costo de la energía eléctrica ha aumentado aproximadamente un 75 por ciento, desde el año pasado hasta ahora”, afirmó Fontánez, quien comenzó su negocio Fit N’ Fresh en el 2017.
Según explicó, entonces pagaba cerca de $300 mensuales de luz, pero la factura “fue aumentando y ahora pago sobre $1,000”.
El aumento vertiginoso comenzó a reflejarse al cierre del 2021, cuando LUMA Energy ya había tomado control de la transmisión y distribución de energía eléctrica en Puerto Rico.
“A finales del 2021 fue que empecé a ver esta drástica alza y dije ‘hay que hacer ajustes’”, señaló en entrevista con La Perla del Sur. “Cada vez que dicen que viene un aumento lo he visto”.
Acto seguido, agregó, le tocó reunirse con su equipo de trabajo para analizar la situación y determinar el rumbo a seguir.
“Cuando en marzo del 2022 vino la inflación más grande, nos sentamos a mirar en dónde estaba el dinero, porque había ventas, pero el dinero no se veía. Se hizo un análisis bien profundo de todos los costos de los productos”, indicó.
Mas al tiempo que la factura eléctrica se disparaba, al punto de alcanzar los $1,500 en el verano pasado, el precio de los alimentos también se disparó.
“El producto que se le compra a un mismo suplidor ha estado en aumento. Podías conseguir una bolsa de 10 libras de pollo en $13 y de repente estaba en $30”, ilustró.
Por consiguiente, su decisión fue que “aumentamos precios, verificamos los gastos y tratamos de establecer una logística para hacer compra”. “No todo se puede comprar con suplidor, ni todo se puede comprar en el supermercado”.
Entretanto, para reducir el consumo eléctrico, limitó su horario de operación, lo que impactó a su vez la jornada laboral de las empleadas.
“Normalmente, aquí se trabajaba de 10 a 12 horas diarias. Ahora trato de trabajar de seis a ocho horas. Prácticamente, ninguna de las empleadas tiene sus 40 horas”, sostuvo.
Igualmente, implementó una estricta rutina de apagar luces y equipos en desuso, decidir que algunos días no se trabaja y otros días no se prende el acondicionador de aire, y también se vio forzada a adquirir equipos eléctricos de alta eficiencia eléctrica.
“Cambié el sandwich unit y la unidad del aire central. Tenía muchos equipos eléctricos y tuve que cambiar a gas. Aunque el gas está alto, resulta un poco mejor”, puntualizó. “He gastado miles de dólares en hacer esos ajustes”.
Fontánez no solo tuvo que invertir en esa sustitución de equipos, sino en adquirir un generador eléctrico. Esto, porque los constantes apagones que se experimentaron en Puerto Rico el año pasado le dejaron cuantiosas pérdidas.
“El 2022 ha sido el año más duro por el alza y por los apagones que nos dejaron sin luz y sin agua varios días. Yo perdí mucha mercancía y tuve que comprarme una planta eléctrica súper cara”, manifestó.
La comerciante está convencida de que, si no hubiera hecho los ajustes a tiempo, su factura eléctrica hoy día sería aún más cara.
“Entiendo que gracias al esfuerzo de mi equipo de trabajo y que ellos van a la par conmigo, hemos podido sobrevivir”, expresó.
En el futuro inmediato existe la posibilidad de que se apruebe el aumento en la factura eléctrica propuesto por la Junta de Control Fiscal en el Plan de Ajuste de la Deuda de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). Fontánez ya comenzó a moverse para diversificar sus ingresos y poder hacerle frente a esa nueva alza de mejor manera.
“Tengo otros planes que no tienen necesariamente que ver con los meal prep para enfrentar los nuevos aumentos… para poder tener otras entradas (de dinero)”, anticipó.