Wilhelmus Caanen recién finalizó su pacto como dirigente de Ponce en el Baloncesto Superior Nacional (BSN). Tras cinco intensas temporadas en su pueblo, podría haber quedado sin ánimo para arrancar una nueva jornada, pero ¡qué va! Ha firmado otro contrato de tres en Humacao.
Allá se irá con la ilusión renovada, pero admitiendo que “no me voy satisfecho, porque quería ganar”. Sin embargo, con absoluta seguridad sentencia que los Leones han fichado al “senséi de Latinoamérica” al nombrar al argentino Sergio Hernández como su sustituto.
Así es Caanen, un ser educado y respetuoso, desde sus años de jugador. Ese civismo, empero, fue puesto a prueba una y otra vez durante su tiempo en la dirección técnica de los Leones. No fue suficiente que alcanzara una final (2019), dos semifinales (2018, 2022) y una serie de cuartos de final (2021).
Aficionado a la cocina, con certificación de chef, casado desde 1994 con Veroushka Concepción y padre de Wilhelmus Aldrich, a los 52 años de edad Caanen se sincera acerca de cómo sobrevivió en una plaza que puede llegar a ser muy cruel con sus técnicos de basquetbol.
En una charla casi a medianoche, extrae diversas escenas de su memoria, relatando lo bueno y lamentando todavía “lo que pasó con Kevin Maura”, como si lo estuviera reviviendo, a pesar de que han pasado tres años desde el quinto juego de la Serie Final de 2019.
La Perla: Tomando en cuenta que solo Julio Toro (1992-1996) y Nelson Colón (2013-2017) habían estado cinco años en sucesión como técnicos en la historia de la franquicia, ¿te sorprende que hayas estado tanto tiempo con los Leones?
Caanen: Haber estado en diversas facetas en el baloncesto, desde jugador a gerente, interactuando con jugadores, coaches y apoderados, me ayudó a manejar lo que quizás otras personas no hubieran podido o se les hubiera hecho muy difícil manejar. Pero soy sincero, cada año que pasaba era un peso adicional cada vez que tú no lograbas el campeonato. En los pasados diez años, en Ponce, esto se ha convertido en campeonato o nada.
Hay que estar bien enfocado, con los pies en la tierra y la cabeza en su sitio. El día que acepté ser coach del BSN en el 2017, en San Germán, me refería a que estaba ready para manejar cualquier situación, no solamente a diseñar jugadas y bregar con jugadores y árbitros.
La Perla: Mencionas que la exigencia “de campeonato o nada” en la fanaticada viene de hace diez años. ¿A qué te refieres?
Caanen: Porque cuando la franquicia vuelve en el 2013, luego de un receso de varios años, se produjo un cambio generacional en los seguidores. Antes de ese receso, Ponce tuvo momentos buenos y momentos malos, pero la gente podía entender que había equipos que solo podían llegar hasta ciertas series, ya fuera cuartos de finales o semifinales. Luego del receso, esos nuevos fanáticos vivieron un subcampeonato (2013) y dos campeonatos (2014, 2015) y se acostumbraron a eso. Yo soy de aquí de Ponce y no me sorprendía.
La Perla: Dices que no te sorprendía, sin embargo, no dejaba de ser difícil.
Caanen: Sí, era fuerte, demandante y drenante. Crea cierta tensión y no todos los días disfrutabas el trabajo. Eso me pasó en esta última temporada. Este año las exigencias aumentaron y yo sabía que, para el ojo público, si no lográbamos el campeonato no sería suficiente.
La Perla: ¿Hubo fallas en cómo llevar el mensaje de las posibilidades reales de los Leones?
Caanen: No sé, yo salgo a ganar. Tengo mis metas claras y me considero un ganador en todo el sentido de la palabra, pero reconociendo lo fuerte que estaba la liga, sabía que tenía alguna posibilidad de llegar a la final, aunque también reconocía lo difícil que podría ser. Depende de muchos factores, muchas cosas se tienen que presentar a nuestro favor. Lamentablemente queda el ‘what if’… Nunca sabré si con Carlos Rivera y Mike Rosario pude ganarle o no a Bayamón (en semifinales).
Nota: El armador Rivera se lastimó en el juego decisivo frente a Fajardo en cuartos de final y no pudo jugar en la siguiente serie ante los Vaqueros, mientras que Rosario participó en dos desafíos.
La Perla: Más allá de los asuntos de coaching, las críticas más duras venían de la selección de los refuerzos. Esta temporada, por ejemplo, Ponce tuvo seis importados (Omot, Oliver, Willis, Lee, Jones, Brantley) y hubo quejas de cada uno de ellos. ¿Cuánta responsabilidad tuvo Caanen en la búsqueda y contratación de los refuerzos y su personal?
Caanen: Todos estábamos involucrados y cuando digo todos, me refiero a Jerry (Misla, apoderado), Oscar (Misla, coapoderado), Gabby (Ortiz, gerente), los asistentes y este servidor. Nosotros hacíamos la asignación, buscábamos el refuerzo con el mejor pedigrí y el único problema que tuvimos fue que no ganamos. Si hubiéramos ganado, esos hubieran sido los refuerzos perfectos.
La Perla: ¿Encontraron los refuerzos que querían o tuvieron que conformarse con lo que aparecía?
Caanen: La realidad es que posiblemente ningún equipo puede conseguir inmediatamente el refuerzo que busca. Yo, que llevo muchos años en este baloncesto, te puedo decir que los refuerzos son suerte y verdad. A veces traes uno bien caro y no da pie con bolas, otras veces traes uno barato y das un palo. Sinceramente, la contratación de nuestros refuerzos, especialmente los últimos dos (Omot y Oliver), en el papel tú ves la trayectoria de esos chamacos y son grandes refuerzos. No tengo dudas de que, si Ponce no los repite, esos refuerzos vienen a este baloncesto y se establecen como grandes refuerzos. Lo que pasa es que, lamentablemente, no pudimos ganar y entonces se convierten en refuerzos promedios.
Tomemos el caso de Ayón en Arecibo: fue uno de los refuerzos de más renombre en la liga el año pasado y mira sus números (6.5 puntos y 7.1 rebotes por juego). ¿Qué tapó a Ayón? Que ganaron el campeonato. Yo te aseguro a ti que Ayón viene a los Leones de Ponce y la gente empieza a criticarlo, porque sus números no son de refuerzo.
La Perla: ¿Qué se te quedó por lograr?
Caanen: No me voy satisfecho, porque quería ganar (campeonato). Llegamos a la final y lamentablemente, pasó lo que pasó con Kevin Maura, que vino y nos destrozó en aquellos cinco minutos. Yo digo que esa serie fue la que creó algún tipo de animosidad de ciertos fanáticos hacia mí porque, contra, lo teníamos ahí.
La Perla: El coach se refiere al quinto juego de la Serie Final del 2019 ante Aguada. Con la serie empatada a dos partidos, los Leones parecían encaminados a robarse el desafío en el Coliseo Ismael “Chavalillo” Delgado. En el último parcial el quinteto sureño sacó ventaja de 18 puntos, 79-61, pero los Santeros trajeron a cancha al suplente Maura, quien con su energía y precisión transformó aquel escenario. En poco más de siete minutos, aquel muchacho de 5-8 y 145 libras anotó 14 puntos, incluyendo cuatro triples, y repartió tres asistencias. Hasta su ingreso en el cuarto periodo no había jugado un segundo, pero encabezó la remontada histórica que culminó con un triunfo 95-91 para Aguada. Dos noches después los Santeros ganaron el campeonato en la Casa de Pachín Vicéns. Aquella noche del jueves, 18 de julio de 2019 la revive para volverla a lamentar.
Caanen: Lo teníamos en la mano y no lo logramos. Yo simpatizo mucho con Maura y su fogosidad, pero lo que hizo aquella noche no ha podido repetirlo ni siquiera acercarse. Así es esto.
La Perla: ¿Cuánto has evolucionado en este tiempo?
Caanen: Wao, no sé cómo darte la métrica. Siento estos cinco años en Ponce como si hubieran sido 20 años de carrera. Y lo digo de una manera positiva, evalúo todo desde un punto de vista positivo; el reto, las exigencias, estar en una organización tan seria y estructurada, con gente que trabaja todo el año y se vive los triunfos y sufre las derrotas. Todo esto ayuda a tu crecimiento; he crecido hasta con las exigencias de los fanáticos, que te obliga a prepararte mejor cada día. Mano, yo aprendí en cinco años lo que no había aprendido antes.
La Perla: Algunos sugieren que no le sacaste más provecho a los jóvenes y mencionan a Ismael Cruz, Haanif Cheatham, EJ Crawford y hasta a Georgie Pacheco. ¿Es injusta la crítica en ese sentido?
Caanen: Es injusto que digan eso, porque si de algo peco es de ser un coach pro jugadores. Mi historial como gerente y asistente en Coamo, luego en Aguada y posteriormente como dirigente en San Germán dice las oportunidades que le he dado a los jugadores jóvenes. Aunque esto no es un concurso de popularidad, yo tengo muy buena relación con los jugadores. Claro, tengo una posición de autoridad, pero siempre busco una armonía con los jugadores para montarlos a bordo y compren la idea de lo que les estoy presentando como coach. Le doy la oportunidad a los jugadores, en la medida que cada jugador se la gane, porque para ser coach a mí nadie me regaló la oportunidad y con los jugadores tiene que ser igual. Recuerda, nosotros vemos cosas que desde afuera no se ven o conocen, en prácticas e incluso en juegos.
Toma el caso de Crawford, en nuestro equipo estaba en el cuadro regular y tenía protagonismo, pero no funcionó y eso pasa en el baloncesto. Con Georgie nunca tuve problema alguno, al contrario, yo soy admirador de Georgie y adoración con su familia, especialmente con su papá Wichie, a quien conozco de toda la vida y es mi amigo. Es solo que a veces las circunstancias en el profesionalismo no son las adecuadas y es necesario moverse a otro lugar.
La Perla: Llega el argentino Sergio Hernández al timón de la franquicia. ¿Qué te ha parecido esa contratación?
Caanen: Durísima, dieron un “grand slam”. Ese es el senséi de Latinoamérica, el Phil Jackson del baloncesto en Latinoamérica. Yo soy admirador de Sergio y te digo que, en los últimos años, yo me siento a ver cosas de Sergio en YouTube. Para mí es una contratación acertada y le deseo la mejor de la suerte. Es un orgullo que la plaza que yo ocupaba, ahora la ocupe Sergio Hernández.
Excelente entrevista.