La preocupación ante la demora de las mejoras en el Estadio Francisco “Paquito” Montaner ha dado paso a la esperanza, aunque el plazo para cumplir con la obra programada sigue siendo demasiado ajustado.
Se trata del regreso de los Leones de Ponce a la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente, en la que no participan desde la temporada 2013-14.
Las tareas para su retorno al suelo del Paquito Montaner, un espacio recién adaptado para el atletismo, han sido programadas para concluir justamente días antes de la inauguración, pautada para el sábado, 5 de noviembre ante los Indios de Mayagüez.
La adaptación y remozamiento del parque incluye arreglos de los camerinos, al sistema de iluminación, instalación de la verja, preparación del terreno y posterior colocación de la grama artificial, trabajos de plomería, electricidad y sellado de techos, así como lidiar con una gama de aspectos logísticos.
Por el momento, el retraso en la obra obligará al equipo a llevar a cabo sus entrenamientos fuera de la ciudad, adelantando la gerencia que se realizarán en el Estadio Solá Morales de Caguas, tentativamente, a partir del 17 de octubre.
“Vamos a estar a tiempo para la inauguración, la fecha (programada para entrega) del uno de noviembre se va a dar. Definitivamente estoy más tranquilo que hace par de semanas”, dijo optimista Oscar Misla Villalba, de Ponce Sports and Entertainment Corp., dueño de la franquicia de béisbol.
Sin embargo, el estadio debió estar en una etapa más avanzada. Aunque el Gobierno Municipal de Ponce había anunciado su intención de arrancar con la reconstrucción del campo de juego de béisbol tras la celebración del Clásico Internacional de Atletismo en la segunda semana del mes de mayo, apenas ocurrió movimiento durante el verano.
Con la temporada profesional a la vuelta esquina, ahora se ha visto en la necesidad de apretar el paso. En el calendario no hay espacio para pausas de ningún tipo, ni siquiera por lluvia, peligro inminente en una nación tropical que acostumbra a recibirla copiosamente en los meses de septiembre y octubre.
La instalación de la grama artificial ha sido programada para el 15 de octubre y la pizarra electrónica para el 31 de octubre. Esa carrera a contra reloj ha inquietado a los directivos de la novena, a tal grado que generó un intenso reclamo a la administración municipal.
“No te puedo negar que nos preocupó y generó cierta tensión en los directivos, porque unas compañías nos estaban fallando, pero las apretamos. (La compañía) No hizo las diligencias a tiempo en la gestión de la grama artificial y tuvimos que exigir con firmeza”, declaró por su parte el alcalde de la ciudad, Luis Irizarry Pabón.
El mayor desafío en las obras de construcción, de paso, se observa en el diamante de béisbol. Para colocar el césped artificial, es compulsorio empezar desde cero, preparando por etapas el terreno.
Aunque el ojo común advierte menos, Irizarry Pabón reafirma que la construcción va a buen ritmo y expresó optimismo sobre la fecha programada para la entrega del proyecto. Aun así, se ha activado un plan para afinar los pormenores administrativos y monitorear el proceso. El mismo ha quedado a cargo del director de Reconstrucción, el arquitecto Juan Carlos Santiago, y el administrador de la ciudad, Francisco Rodríguez, quienes se reúnen dos veces a la semana para corroborar e informar el progreso de los proyectos.
“Todo va viento en popa. El compromiso de la Caribbean Equipment es que se entregue el parque el primero de noviembre”, reiteró el ejecutivo municipal, “a menos que pase una catástrofe, un evento que nos saque de ritmo”.
Aun así, modificar el itinerario de juegos para que los Leones tengan que empezar jugando en casa ajena, no es algo que se considera. Es decir, la gerencia solo tiene un plan: jugar en el Paquito Montaner.
“Si llueve mucho, se puede apretar la cosa, pero yo no quiero pensar en algo así. Yo voy positivo que estará a tiempo”, agregó Misla Villalba.
El costo de la grama artificial es de $1.5 millones y el de la pizarra de $400 mil, importe que será costeado con parte del dinero que asignó FEMA para la reparación del estadio por los daños que infligió el huracán María y los terremotos del 2020.
Entretanto, el equipo se ha hecho cargo de los casilleros y regaderas en los vestuarios, mientras que el propio ayuntamiento “está aportando poco más de un millón de dólares para verjas”, indicó Irizarry Pabón.
Que mucho jode esta gente con el terreno, hay necesidades y cosas mas importantes de que preocuparnos. Sabemos que ellos les pagan, aprendan a disimular