La actual ola de calor en Estados Unidos afecta de forma desproporcionada a algunas comunidades latinas que viven en vecindarios con menos árboles, carecen de recursos para pagar cuentas de aire acondicionado o trabajan al aire libre en la construcción o el campo.
Expertos consultados por EFE señalaron que esta comunidad y otras minorías empobrecidas suelen estar más afectadas por los fenómenos climáticos.
El científico ambiental Juan Declet Barreto, portavoz de la Unión de Científicos Conscientes (UCS), resaltó la falta de sombra de árboles en las zonas empobrecidas.
“Los barrios de bajos ingresos, donde vive buena parte de la población hispana, son partes más viejas de la ciudad, las viviendas son más antiguas, no hay tantos parques ni inversión”, indicó.
Explicó que en las ciudades hay concentración más alta de materiales como concreto y superficies impermeables, y eso crea “islas de calor” que no son parejas dependiendo de los vecindarios.
“Sales a caminar en un barrio residencial y hay árboles, vegetación. Te acercas a una autopista donde no haya tanta vegetación y las temperaturas son más altas”, precisó.
Según la UCS, el 38 por ciento de las personas que ahora encaran alertas de clima extremo viven en áreas designadas como desfavorables, y el 79 por ciento de la población de Estados Unidos ha enfrentado al menos una alerta de clima extremo desde el comienzo de mayo.
Un ejemplo es la comparación de temperaturas registradas por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) entre la zona exclusiva de Colonial Village, en el noroeste de Washington DC, y el área de Washington Highland, en el sureste de la capital estadounidense.
En el primero, donde el precio promedio de una vivienda es $1.64 millones y el ingreso hogareño promedio es de $175,000 anuales, los árboles dan sombra al 67 por ciento de la superficie. Allí las temperaturas son 4.4 grados Celsius más bajas que el promedio en toda la ciudad.
Entre tanto, en Washington Highland, en donde el precio promedio de una vivienda es $156,000 y el ingreso medio de los hogares es de$ 25,000 anuales, las temperaturas están a un grado Celsius por encima del promedio de toda la ciudad. Allí son pocos los árboles, y abundan los estacionamientos, las calles y autopistas.
“En muchos hogares de bajos ingresos la gente tiene que optar entre poner comida en la mesa y pagar la factura de electricidad por el aire acondicionado”, se lamenta el científico.
Por su parte, Daniela Zavala, de la organización ambiental HECHO en Phoenix (Arizona), dijo a EFE que “las comunidades latinas están en la primera línea de la crisis climática”.
El 30 por ciento de los hogares hispanos no tienen aire acondicionado y más del 40 por ciento no pueden pagar por la energía necesaria para calentar o enfriar sus casas, añadió.
Declet apuntó además que los trabajadores del campo, las personas en ocupaciones al aire libre como la construcción o los repartidores de mercancías están muy expuestos al calor.
“En el sector agrícola la población latina está sobrerrepresentada”, añadió.