La deforestación se redujo en un 31 por ciento en la Amazonía brasileña en los primeros cinco meses de 2023 en comparación con el mismo período de 2022, pero saltó un 35 por ciento en el Cerrado (sabana), informó este miércoles el Gobierno.
De acuerdo con los datos divulgados por el Ministerio de Medio Ambiente, la Amazonía brasileña perdió 1,986 kilómetros de cobertura vegetal entre enero y mayo, área muy inferior a la de los cinco primeros meses de 2022 (2,867 kilómetros cuadrados).
En contrapartida, el área vegetal destruida en el Cerrado, el segundo mayor ecosistema brasileño y que circunda la Amazonía, saltó desde 2,612 kilómetros cuadrados en los cinco primeros meses de 2022 hasta 3,523 kilómetros cuadrados en el mismo período de este año.
Los resultados muestran que el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que asumió el 1 de enero, ha tenido éxito en sus iniciativas para reducir la deforestación de la mayor selva tropical del mundo, a lo que se comprometió antes de asumir, pero que aún no son efectivos para combatir la tala en la sabana.
El presidente del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA), Rodrigo Agostinho, admitió en una rueda de prensa que los hacendados tienen más facilidades para desforestar en el Cerrado, incluso legalmente, debido a que los propios órganos regionales de defensa ambiental conceden las licencias sin mayores estudios.
«Pero estamos trabajando también para detener la tala en el Cerrado y ya embargamos 180 propiedades en las que detectamos irregularidades. La idea es ser más severos para frenar la devastación también en este ecosistema», dijo Agostinho, que admitió que el Ibama no tiene jurisdicción en las áreas del Cerrado en que los órganos regionales ya autorizaron la tala.
El funcionario afirmó que el Ibama ya impuso en lo que va del año multas por unos $400 millones, un valor en un 160 por ciento superior al del mismo período del año pasado, y embargó proyectos en 1,563 propiedades, un número en un 68 por ciento superior en la misma comparación.
Los datos fueron divulgados tres días después de que Lula anunciara su Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación en la Amazonía Legal, con el que se propone reducir a cero la deforestación ilegal en el considerado mayor pulmón vegetal del mundo hasta el 2030, uno de sus principales compromisos.
La deforestación en la Amazonía saltó un 59.5 por ciento en los cuatro años del Gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2022) incentivada por la retórica antiambientalista del líder ultraderechista, por la reducción de la fiscalización y por sus políticas de incentivo a la explotación comercial de la selva.