Un cálido inicio del verano combinado con la ola de calor de la semana pasada habría causado un grave derretimiento glaciar en Suiza, amenazando con convertir 2023 en el segundo peor año en pérdida de hielo tras el deshielo récord del año pasado, advirtió uno de los principales observadores de glaciares.
Matthias Huss, del centro de vigilancia de glaciares GLAMOS, dijo que no se dispondrá de datos completos hasta finales de septiembre y que el brusco descenso de las temperaturas y las nevadas a gran altitud de los últimos días podrían ayudar a contrarrestar los daños.
Pero los primeros indicios, basados en las lecturas de cinco sitios y en los resultados de modelos realizados en toda Suiza, sugieren que ya se han producido daños considerables.
“Podemos afirmar sin lugar a dudas que en Suiza y en Europa en general se han producido grandes deshielos, porque las temperaturas han sido extremadamente altas durante mucho tiempo —una ola de calor de más de una semana”, declaró Huss en una entrevista esta semana.
Meteorólogos suizos informaron la semana pasada que el nivel de cero grados centígrados había alcanzado su cota más alta desde que se empezó a registrar en Suiza hace casi 70 años, lo que significa que todas las montañas del país alpino se enfrentaban a temperaturas superiores al punto de congelación.
La ola de calor de finales de verano fue especialmente dañina para los glaciares este año porque las altas temperaturas de principios de verano ya habían derretido casi toda la capa protectora de nieve, lo que significaba que “casi todo el hielo de los glaciares estaba como desnudo”, dijo Huss.
Un manto de nieve blanca tiene un efecto crucial en la protección de los glaciares al reflejar la energía de la luz solar hacia arriba, un proceso conocido como efecto albedo.
El año pasado fue un año históricamente duro para los 1,400 glaciares de Suiza, el mayor número de todos los países europeos y un indicador de los efectos del cambio climático.