El apagón general que experimentó Puerto Rico el pasado 18 de septiembre, cuando las ráfagas del huracán Fiona comenzaron a sentirse, no tuvo una justificación técnica, sino que fue producto de la “incompetencia” de LUMA Energy, concluyó el presidente de la Asociación de Jubilados de la Autoridad de Energía Eléctrica (AJAEE), Johnny Rodríguez Ortiz.
Rodríguez Ortiz trabajó 29 años en la Central Costa Sur en Guayanilla, 12 de ellos como operador del sistema. Entre otras tareas, tenía a cargo el centro de transmisión de la generatriz y para la toma de decisiones mantenía comunicación directa con el Centro de Control Energético de Monacillos.
“La verdad es que el sistema eléctrico LUMA lo apagó, imprudentemente. Eso no se podía hacer”, puntualizó el experimentado líder sindical en entrevista con La Perla del Sur.
Al día siguiente del ciclón categoría uno, cuando más de un millón de abonados estaba sin servicio, LUMA dijo que “los vientos de 80 millas por hora del huracán Fiona” hicieron que el sistema eléctrico tuviera “varias interrupciones en las líneas de transmisión, las cuales contribuyeron a un apagón en toda la isla”.
El 25 de septiembre, LUMA comunicó en rueda de prensa que la infraestructura eléctrica desde Maunabo hasta Aguadilla tuvo daños considerables, mas no catastróficos. No obstante, casi cinco semanas después de Fiona, el consorcio canadiense no ha detallado esas averías.
Asimismo, aunque en días recientes ha aludido a daños en las generatrices, tampoco las ha precisado.
En contraposición al discurso de la privatizadora, Rodríguez Ortiz explicó que un huracán puede sacar de servicio diferentes líneas de transmisión, pero es el operador del sistema quien determina cuáles generatrices apagar para mantener un balance entre generación y demanda.
Además, puntualizó que LUMA tomó la decisión de apagar todo el sistema, a pesar de que ello va en contra de los históricos protocolos establecidos por la AEE sobre las acciones a tomar durante el impacto de un fenómeno atmosférico.
“Eso fue un caso de incompetencia”, insistió. “En el sistema eléctrico se recomienda, y nosotros lo ensayamos muchas veces en los huracanes Eloísa, Hugo y Georges, que en la medida en que se van saliendo de servicio las líneas, usted va sacando carga. Cuando ya pasó la devastación, la carga que queda es suficiente para empezar a arrancar”.
“Pero sacar el sistema para empezar a montarlo realmente es un grave error y no se recomienda, porque usted no sabe cuáles son las líneas que pudieron haber quedado en servicio, las que no tenían averías, porque todas están fuera de servicio”, prosiguió.
“Y cada vez que usted prende una línea para ponerla en servicio y energizar el sistema, lo hace a riesgo de que esa línea esté averiada y, si levantó una unidad y la puso en servicio, se la tumba”.
Por otro lado, Rodríguez Ortiz aseguró al país que, contrario a lo que muchos comentan, el sistema de seguridad de la red no fue la causa del apagón.
“Ellos (LUMA) lo apagaron, metieron la pata, en otras palabras”, indicó, tras puntualizar que LUMA maneja el Centro de Control Energético de Monacillos, “donde se decide cuáles son las unidades que se ponen en servicio, cuáles se suben primero y cuáles regulan la frecuencia”.
De igual modo estableció que, aunque el centro mantiene a gran parte del personal que existía antes de la llegada de LUMA, el cambio en la toma de decisiones provocó que no se siguieran las guías establecidas.
“LUMA se hizo cargo (del centro) con los operadores que había allí, que son personas experimentadas”, explicó a La Perla del Sur.
“El problema que hemos tenido es que LUMA incautó los protocolos y ha tratado de inventar la rueda. Lo que ha cambiado, a pesar de que está la misma gente allí, es la forma de operar. Y ellos (LUMA), sencillamente, llegaron aquí como unos sabelotodo, que aquí mando yo, y lo que yo diga es lo que se hace, pero en el sistema manda el sistema”, planteó Rodríguez Ortiz.
De igual modo, expuso que, aunque en la gerencia de LUMA hay exfuncionarios de la AEE como el ingeniero Daniel Hernández, el ánimo de lucro de la empresa privada se sobrepone al interés público.
“Porque el enfoque filosófico de una agencia pública de servicio al pueblo como era la AEE se le entregó a un comerciante como es LUMA. Ellos vinieron aquí a vender un servicio para obtener una ganancia. Jamás será igual”, opinó.
Se podía aislar el sur
Por otra parte, Rodríguez Ortiz confirmó que la recuperación del servicio pudo haberse agilizado si LUMA hubiese seccionado el sistema para energizar todo lo que no era el suroeste -donde se registró el mayor daño- y atender la reparación de esta zona con brigadas de emergencia.
“Si se afectó el área sur, se pudo haber levantado el resto del sistema eléctrico sin ningún problema y entonces enviar brigadas de emergencia a trabajar donde había daño”, aseveró.
“O sea, que no había ninguna razón para apagar el sistema, ni tampoco para haber tenido a los abonados, al pueblo, sin servicio por tanto tiempo. No había necesidad de que hubiera tanta angustia y tanto sufrimiento, y es que LUMA no sabe lo que está haciendo”, enfatizó.
Esto, sumado al abandono de las subestaciones y la ausencia monitoreo de líneas de transmisión, de manera presencial o remota, solo atrasó y complicó las soluciones para los abonados de LUMA.
Jorge Bracero, empleado de la AEE que actualiza información sobre el sistema frecuentemente en sus redes sociales, y Ángel Figueroa Jaramillo, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER), señalaron reiteradamente que el atraso en la restauración del servicio eléctrico no era producto de la indisponibilidad de plantas generatrices, sino de la tardanza de LUMA en la inspección y reparación de líneas de transmisión.
Dejaron fuera a los expertos
Otro aspecto que abonó a la dilación de la recuperación fue que LUMA rechazó reclutar -de manera voluntaria o pagada- a jubilados de la AEE y a integrantes de la UTIER destacados en otras agencias del gobierno desde que se privatizó el sistema.
“Mire qué ironía”, comentó Rodríguez Ortiz. “Gente que por años estuvieron haciendo ese trabajo, que son los expertos, que lo demostraron en el huracán María… no la aceptaron y el pueblo pagó las consecuencias. Ahora se está hablando de treinta y pico de muertes. Sabe Dios cuántas muertes más han sido soslayadas con otras causales, pero que en realidad fueron consecuencia de la falta de servicio tras el huracán Fiona. Y eso probablemente no lo sepamos nunca”.
Panorama poco alentador
Entretanto, el presidente de la AJAEE aseguró que el sistema está más frágil ahora que antes de la llegada de LUMA, porque el consorcio no le ha dado mantenimiento a la red.
Además, teorizó que no lo hará hasta empezar a recibir dinero de los $9,500 millones que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias asignó para la reconstrucción de la red y los $2 mil millones que se hicieron disponibles por otras vías también federales.
“Realmente, ellos están remendando, ellos no están reparando el sistema como se espera que se haga con todo ese dinero que se supone que llegue. Reconstruir es sustituir todos esos postes de madera que quedan. Otra cosa es cambiar los aisladores de las líneas de transmisión, reforzar las torres que pueden estar flojas en sus cimientos”, apuntó.
Agregó que LUMA tampoco está usando el sistema de termovisión, “que es una cámara que enfoca los distintos empalmes y le dice al operador si hay un punto caliente, si está floja la conexión y puede haber la rotura de un puente”.
“Aparentemente, (el mantenimiento) lo tienen reservado para cuando llegue el dinero. Mientras tanto, el pueblo está pagando las consecuencias”, manifestó.
Igualmente, LUMA no ha atendido el desganche y limpieza de servidumbre adecuadamente, lo que quedó evidenciado en el reciente huracán.
“Las líneas que se cayeron, la mayoría se averiaron porque les cayeron árboles encima”, indicó.
Solo hay una salida
Rodríguez Ortiz se mostró convencido de que, para rehabilitar la red eléctrica de Puerto Rico y mejorar el servicio a la ciudadanía, el gobierno debe cancelar el contrato de LUMA.
“Estamos poniendo a mandar, a dirigir, a tomar decisiones a gente que no está preparada para tomarlas. Y eso es de la entera responsabilidad del gobernador (Pedro Pierluisi Urrutia), que es el que más ha defendido a LUMA y el que más la ha representado en todo este proceso tan doloroso para nosotros”, sostuvo.
“Aquí lo que queda es que LUMA tiene que irse. LUMA no le sirve al pueblo de Puerto Rico”, sentenció Rodríguez Ortiz.