Cinco días después del paso del huracán Fiona, un grupo de residentes de la comunidad Las Ochentas de Salinas entró a la Escuela Elemental Maestra Matilde Rivera Amadeo, en desuso desde el cuatrienio pasado, y la convirtió en su centro de acopio.
Los vecinos acababan de atravesar la peripecia de una inundación histórica que obligó el rescate de 40 familias, quienes fueron sacadas de sus hogares y transportadas en un camión municipal hasta el refugio gubernamental. Era, pues, un periodo de mucha necesidad.
Mientras tanto, la escuela estaba allí, entera y disponible, pero con el candado puesto. ¿La razón? Era uno de los planteles cerrados por la secretaria de Educación de la administración de Ricardo Rosselló Nevares, Julia Keleher.
Entonces, el 23 de septiembre de 2022 la comunidad se lanzó al rescate del plantel para ponerlo a su servicio en medio de la emergencia.
“Como yo era la que estaba para arriba y para abajo, me preguntaban ‘¿qué vamos a hacer con esa escuela?’”, recordó Ada Ramona Miranda Alvarado en entrevista con La Perla del Sur.
“Pues tomamos la decisión de rescatar la escuela, rompimos candado el día del Grito de Lares y entramos. Todos los suministros llegaron a la escuela, porque ya teníamos un espacio cómodo”, agregó la educadora y lideresa comunitaria de Las Ochentas.
Miranda Alvarado fue una de varias mujeres que tomó la batuta en este proceso de autogestión comunitaria, que pronto empezó a tomar forma.
“Después de dos o tres meses, la alcaldesa (Karilyn Bonilla Colón) nos envió al CEO de MCS (Jim P. O’Drobinak). Ahí comenzamos a recibir más ayuda directa, por ejemplo, para crear un espacio para refugio y mantener un espacio para suministros, que ha sido nuestro objetivo principal”, explicó Miranda Alvarado, quien es legisladora municipal de Salinas.
MCS donó suministros, realizó trabajos de reparación y pintura en el plantel, y compró materiales para crear un huerto. También ordenó la compra de catres, los cuales deberán estar disponibles este año.
Al tiempo que eso ocurría, Miranda Alvarado y otras ocho mujeres incorporaron en el Departamento de Estado la organización sin fines de lucro Comunidad Las Ochentas Unidas. Ellas son Nora M. Pérez Alvarado, Joseline E. Meléndez Zayas, Mari Luz Moreno Rodríguez, Betsy M. Rodríguez Negrón, Elba Jiménez, Nailin M. Santiago Pérez, Rosa Raspaldo y Migdalia González López.
Garantías y otras alianzas
El proyecto cobró vuelo. Sin embargo, surgió la inquietud, por parte de ejecutivos de la empresa, sobre el futuro de la escuela, ya que el edificio no le pertenecía a la organización.
“Ellos querían estar seguros de que no nos sacaran de la escuela”, afirmó Miranda Alvarado.
Para salvar la situación, MCS, la alcaldía y la organización suscribieron un convenio. Las partes acordaron que el ayuntamiento resolverá el asunto de la titularidad del inmueble y dará mantenimiento a la escuela; la empresa contribuirá al establecimiento del refugio, y la comunidad desarrollará su proyecto de preparación y respuesta ante emergencias, y seguridad alimentaria.
“El acuerdo fue que el municipio nos diera el mantenimiento, porque nosotras no tenemos el dinero para eso; agua, luz, fumigación y cualquier necesidad que tengamos”, añadió Miranda Alvarado.
Recientemente, el grupo recibió un donativo de $50 mil que permitirá arreglar los baños y remodelar la cancha de la escuela.
“También hicimos un acuerdo con Taller Salud, que nos va a arreglar el comedor. Este va a ser su espacio en la zona sur”, continuó Miranda Alvarado.
Ese convenio tendrá una duración de 15 años. La lideresa dijo que todavía no han determinado cómo será la operación del comedor comunitario, pero anticipó que evalúan la viabilidad de cocinar una o dos veces por semana.
“Además, me llegó un grupo de artesanos y artesanas buscando un salón donde estar. Ya lo arreglaron y empiezan en enero a trabajar con los talleres”, señaló.
De este modo, la escuela tendrá el salón refugio con baños y catres, el salón de suministros, el salón de los artesanos, el salón de reuniones, el salón del programa municipal Tú Vales (para atender la violencia de género), una oficina y una covacha.
Quiénes son las lideresas
Las Ochentas tiene alrededor de 600 residencias y el grueso de su población son personas adultas mayores.
Ha sido una generación de nietas -con algunas bisnietas- la que se ha echado al hombro la creación de este proyecto social. Son nacidas y criadas allí, y egresadas del mismo plantel que rescataron, donde se destacaron en eventos deportivos y culturales.
“Veíamos que todo estaba decayendo y nos preguntábamos por qué no retomábamos esto. Nuestros abuelos nos decían que nos imagináramos si la escuela hubiese tenido un refugio, porque la pasaron mal cuando los trasladaron en un camión al refugio (gubernamental) durante Fiona”, señaló Miranda Alvarado.
“Ese fue el fun de nosotras unirnos. Y como, además, todas somos hijas de lideresas de la comunidad, por eso también nos metimos, porque tenemos eso en la sangre”, puntualizó. “Dijimos ‘vamos a darle’, y ahí estamos”.