Guánica, el pueblo de playas paradisíacas y del bosque seco subtropical mejor conservado del planeta, también poseyó en el pasado un tesoro natural inimaginable en un entorno tan árido: la laguna de agua dulce más extensa del archipiélago.
Su desaparición, sin embargo, no se remonta a la era Paleolítica o la Edad de Hierro. Ocurrió el siglo pasado, en la década de 1950, durante la Operación Manos a la Obra.
Como detalla Linda Jiménez Tulier en su tesis doctoral Paisaje truncado, la laguna ocupó 1,200 de las 3,200 cuerdas de humedales entonces existentes entre Guánica y el Valle de Lajas, acaparando una superficie 12 veces mayor a la laguna del Condado y casi el doble de la laguna San José, ambas en la zona metropolitana de San Juan.
Alimentada por el cauce del río Loco y por quebradas al norte de su huella, fue hábitat para 150 especies de aves endémicas y migratorias, como documentó en la década de 1930 el ornitólogo Stuart Taylor Danforth. El destino también fue eslabón puntual del corredor ecológico, terrestre y acuático, que se extendía a la laguna Cartagena en Lajas, el Refugio de Vida Silvestre de Boquerón e, incluso, las Salinas de Cabo Rojo.
Catalogada por generaciones como “La madre de los pobres”, el cuerpo de agua también brindaba sustento a mucha población. Bajo su superficie se propagaban róbalos, sábalos y guabinas que vecinos pescaban para la venta y la dieta de sus familias, mientras lograban trueques con campesinos que venían de las montañas con frutas y verduras, las que intercambiaban por huevos de gallaretas y otras especies que anidaban en las riberas.
“Esta vida sana, próspera, cambió radicalmente en el año 1955, cuando el entonces gobernador Luis Muñoz Marín ordenó drenar la laguna para dedicar todos esos terrenos a la agricultura”, narró a La Perla del Sur Bárbara González Camacho, una educadora retirada natural de Yauco, quien por las pasadas cinco décadas ha hecho del sector La Laguna su hogar y comunidad.
Según abundó, tras bloquear el vínculo con el río Loco, desviar otros tributarios e intentar durante décadas la siembra industrial de caña, maíz y arroz, el proyecto gubernamental fracasó “porque nunca se dignaron en investigar, ni hacer estudios de suelo”, continuó.
“Millones de años atrás, la laguna era un brazo de mar y, si tú la drenas, es pensamiento lógico, te toparás con un lecho salino. Así que todo, todo se fue a juste. Se perdió el empeño por sembrar y se perdió la laguna también”, agregó.
No obstante, por tercera vez en 30 años, un movimiento comunitario está cobrando vuelo en todo el barrio Fraternidad. ¿Su meta? Restaurar la laguna y devolverle a Guánica un poderoso magneto para el ecoturismo, la recreación y la educación ambiental.
Como explicó González Camacho, esta resurrección de propósito ha sido impulsada por la organización puertorriqueña Protectores de Cuencas y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés), una entidad federal que en abril del pasado año concedió a la ONG boricua un presupuesto de $7.4 millones para restaurar el recurso natural e instaurar otras mejoras, como obras para el control de inundaciones y la erosión.
“El entusiasmo es enorme”, comentó Roberto Viqueira Ríos, director ejecutivo de Protectores de Cuencas. “Guánica es uno de los pueblos con mayor índice de pobreza en el país y, tanto el huracán María como los terremotos lo afectaron aún más. Por tanto, la gente (de la localidad) ve este proyecto con mucha esperanza para recobrar el desarrollo económico, cultural y recreativo que tanto necesita”.
El fervor al que alude Viqueira Ríos fue palpable el pasado sábado, 9 de marzo, cuando la ONG que dirige celebró una feria ambiental en la cancha bajo techo de la comunidad. A la cita asistieron cerca de 500 personas, desde niños hasta adultos mayores, que participaron de tertulias ambientales, un taller educativo con Tere Marichal y la presentación del diseño preliminar del proyecto de restauración.
“El 60 por ciento del diseño ya ha sido completado”, agregó Viqueira Ríos, “y el propósito de actividades como esta es recoger el insumo, las ideas, de las comunidades, de los usuarios”.
“Esta fue una de varias reuniones que vamos a tener con las comunidades y con el sector agrícola, para también recoger sus preocupaciones”, resumió.
Simultáneamente, la organización espera completar los trámites para la certificación de permisos ambientales y lograr planes de comanejo con el Departamento de Agricultura, con el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, y la comunidad.
Sobre esta fase, Viqueira Ríos se confesó optimista, ya que en la isla existen precedentes y modelos exitosos, como el Corredor Ecológico del Noreste y el Caño Tiburones.
“Estamos esperanzados en que podremos lograr estos acuerdos en los próximos meses”, puntualizó.
Superada esta etapa, entonces quedaría el camino libre para encaminar la restauración del cuerpo de agua, en algún momento del 2025, también por ciclos.
“Aunque requiere mucho trabajo, desde el punto de vista de ingeniería es un proyecto sumamente sencillo”, expuso Viqueira Ríos. “Primero, se procederá a la remoción de la tierra que se ha acumulado, por años, en el canal de drenaje que se creó para vaciar la laguna. Y en ese mismo canal se colocan una serie de piedras que van a funcionar como una atarjea, que va a propiciar el nivel deseado”.
“La ventaja es que, una vez se llegue a esos niveles, el exceso de agua sigue drenando, fluyendo, hacia el río Loco y eventualmente hasta la bahía de Guánica”, abundó.
La expectativa final es que la laguna recobre entre 2 a 3.1 metros de profundidad.
“Este esfuerzo nace de una base comunitaria y nosotros lo adoptamos e impulsamos desde esa misma base, con mucho anhelo”, sentenció.
Sus expresiones fueron secundadas por la profesora González Camacho, quien al repasar todas las posibilidades que viabiliza la restauración de la laguna, no pudo ocultar su emoción.
“Cuando la laguna esté restaurada, esperamos hacer un tablado para que la gente de las comunidades y de todo el país vengan a visitarnos. Para que tengan un rato de ocio, corriendo bicicleta, avistando aves y alquilando kayaks, con la ayuda de una cooperativa comunitaria, como la que ya existe en Humacao, en las lagunas Mandry”, destacó.
Wow, me encanta ese proyecto. Echen pa’lante.
Excelente artículo. Nos trae el contexto histórico además de la noticia actual con 3l proyecto de la laguna.
Deseándole mucho éxiyo.
Excelente propuesta para restaurar lo que en efecto era una laguna que albergaba flora y fauna para esa área. Aparte de que está en un área preciosa con vistas y parajes que van a ser visitadas por muchos boricuas y extranjeros. Adelante con ese proyecto y continúen haciendo actividades para recaudar fondos y ayudas para lograr este objetivo.
Voy a estar pendiente de eso. No sabia que eso existía antes. Me interesa.