El movimiento comunitario que reclama se devuelva a Guánica lo que fue la laguna de agua dulce más extensa del país dio otro paso de avance el pasado sábado, con la presentación del diseño de lo que será uno de los indispensables parques naturales para la captación y reforestación del área.
Contemplado para la comunidad Fuig, el parque se desarrollará en un terreno baldío y en desuso durante años, sobre el cual se creará un espacio verde y recreativo donde se impulsarán microempresas vecinales afines con el entorno, adelantó Luis Omar García Mercado, miembro del equipo de Alcance Comunitario de Protectores de Cuencas.
Esta organización no gubernamental logró en el 2023 una asignación de $7.4 millones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés) para en un plazo de tres años restaurar el recurso natural e implementar otras mejoras, como obras para el control de inundaciones y la erosión.
La Laguna de Guánica ocupó durante siglos 1,200 de las 3,200 cuerdas de humedales existentes entre este municipio costero y el Valle de Lajas, acaparando una superficie 12 veces mayor a la laguna del Condado y casi el doble de la laguna San José, ambas en la zona metropolitana de San Juan.
Sin embargo, en el año 1955, durante la Operación Manos a la Obra del exgobernador Luis Muñoz Marín, los ríos tributarios del cuerpo se desviaron para drenar el lago natural e intentar infructuosamente la siembra industrial de caña, maíz y arroz en el terreno, uno de subsuelo salino.
Debido al embate social y el decaimiento económico provocado por los terremotos del 2020, el objetivo de restaurar la laguna y transformarla en un destino para la actividad turística, educativa y recreativa es medular para las esperanzas de recuperación de la población de Guánica, puntualizó García Mercado.
“Porque Guánica es hoy el pueblo más pobre de Puerto Rico, estadísticamente hablando”, declaró. “De aquí se ha ido el 50 por ciento de los menores de 18 años y de aquí se ha ido el 30 por ciento de la población”.
“La tasa de pobreza infantil ronda el 80 por ciento, como 15 puntos más que la media en Puerto Rico, y un proyecto de esta índole tiene el potencial de estimular la economía local, además de propiciar espacios para el desahogo, de entretenimiento para la gente, para mejorar su calidad de vida”, continuó.
“Incluso, para volver a repoblar la zona”, agregó el líder.

Esta reocupación del área no se limitaría solo a familias e individuos, apuntó de otra parte el biólogo y primer director de la Reserva del Bosque Seco de Guánica, Miguel Canals Mora, sino que también fomentaría el regreso de especies que un siglo atrás abundaban en la zona.
“La laguna fue el cuerpo de agua (dulce) más grande que había en Puerto Rico y el segundo en el Caribe, después de Matanzas en Cuba”, puntualizó a La Perla del Sur. “En los años 30 y 40 era famosa en el mundo entero por la gran diversidad de aves identificadas ahí por ornitólogos famosos que visitaban a Puerto Rico”.
Uno de esos estudiosos, el ornitólogo Stuart Taylor Danforth, censó 150 especies de aves endémicas y migratorias en el hábitat de la laguna, durante la década de 1930.
“Y su restauración va perfecto, va acorde con lo que debe ser una reserva internacional de la biósfera. De hecho, estas áreas de restauración son imprescindibles para tener una ecología mucho más organizada y a largo plazo”, abundó.

Impulso local
Previo a la presentación de los planos de lo que será el nuevo parque recreativo de Fuig y las obras que conllevará para proteger a sus habitantes de inundaciones, miembros de Protectores de Cuencas aprovecharon para anunciar otra fase medular del proyecto: el establecimiento de microempresas en la comunidad.
Esta propuesta, confirmó García Mercado, incluirá un plan de adiestramiento y acompañamiento que se extenderá por los próximos dos años y que proveerá a los vecinos interesados asesoría experta para el establecimiento de nuevos negocios.
“Queremos comenzar desde ya, antes de que el proyecto se complete, lo que será la estructura de microempresas comunitarias, para que no sea gente de afuera la que venga a aprovecharse, a gentrificar el área y a desplazar a los residentes”, comentó.
“Queremos que sea la misma comunidad la que, una vez esté llena la laguna, provea el negocio de guía de excursiones, la que tenga el negocio de mecánica de botes, el negocio de alojamiento, de venta de comida, que son algunas de las cosas que la gente menciona con interés”, continuó.
“Es una propuesta que se va a estar trabajando por los próximos dos años, donde la comunidad va a poder consultar contables, abogados, y van a poder visitar otros proyectos en Puerto Rico que están funcionando, como, por ejemplo, Cabachuelas y la Vereda Acuática de las lagunas Mandry”.

En el interín, apuntó García Mercado, la organización que representa seguirá gestionando los acuerdos de comanejo requeridos con entidades como el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, al igual que terminando el diseño de las fases del proyecto.
Superadas estas etapas, quedaría el camino libre para iniciar la restauración del cuerpo de agua, lo que se espera poder comenzar en algún momento del 2025, también por ciclos, explicó en entrevista previa Roberto Viqueira Ríos, director ejecutivo de Protectores de Cuencas.
“Aunque requiere mucho trabajo, desde el punto de vista de ingeniería es un proyecto sumamente sencillo”, declaró a La Perla del Sur el pasado mes de marzo.
“Primero, se procederá a la remoción de la tierra que se ha acumulado, por años, en el canal de drenaje que se creó para vaciar la laguna. Y en ese mismo canal se colocan una serie de piedras que van a funcionar como una atarjea, que va a propiciar el nivel deseado”.
La expectativa final, indicó entonces, es que la laguna recobre entre 2 a 3.1 metros de profundidad.


















































