Ríos de lava incandescente del volcán más grande del mundo podrían arrasar con la principal carretera que une las costas este y oeste de la Isla Grande de Hawai a partir de este fin de semana, y no hay nada que se pueda hacer para impedirlo, anunciaron expertos.
Mauna Loa despertó el domingo de su letargo de 38 años, arrojando ceniza y rocas volcánicas. El magma atrae a miles de espectadores a la Ruta 200 cerca del Parque Nacional de los Volcanes, quienes soportan un fuerte olor a gases volcánicos y azufre con tal de ver cómo la amplia corriente de lava se acerca.
“Es emocionante”, dijo Kathryn Tarananda, de Waimea. La mujer de 66 años programó dos alarmas para no perder la oportunidad de ver la salida del sol teniendo las erupciones de telón de fondo. “Estamos en medio de la naturaleza. Es motivante que vivamos en este lugar… Me siento muy, muy afortunada de ser isleña”.
La lava que baja lentamente por la pendiente se encuentra a pocas millas de la carretera, que cruza por antiguos flujos de lava. Conocida como Saddle Road, la carretera divide la isla en dos y conecta las ciudades de Hilo y Kailua-Kona. En caso de que se torne intransitable, la alternativa es una ruta costera más larga, agregando varias horas de viaje.
Ken Hon, científico a cargo del Observatorio de Volcanes de Hawai, dijo el miércoles que, considerando el flujo actual, la lava podría llegar a la carretera en tan solo dos días, si bien es probable que tome más tiempo.
“A medida que el flujo de lava se extienda, probablemente interferirá con su propio avance”, afirmó Hon.
Mientras tanto, los científicos tratan de medir el gas emitido por la erupción.