El vestigio más evidente de la fuerza con la que el terremoto del 7 de enero de 2020 estremeció a la población de Guayanilla al fin será rescatado.
Dos mil noventa y nueve días después de aquella convulsa madrugada, el templo de la Parroquia Inmaculada Concepción será epicentro de un millonario proyecto de rehabilitación que iniciará el próximo 6 de octubre y que se extenderá por lo que resta de la década, confirmó el alcalde Raúl Rivera Rodríguez.
En su primera fase, la misión a cargo de la constructora DFM Contractors consistirá en el apuntalamiento de los muros, el techo y la cúpula de la icónica iglesia guayanillense, la demolición de los puntos irreparables, la limpieza de los escombros y la mitigación de materiales peligrosos identificados en la estructura, entre los que resalta plomo.
Esta etapa se extenderá por un año, lapso durante el cual también se realizarán especializados estudios de suelo y de arqueología en el predio parroquial, adelantó la entidad Catholic Extension Society.
La exploración arqueológica será asumida por la empresa asesora con sede en Arizona, Chronicle Heritage, la cual efectuará excavaciones para identificar posibles restos del histórico cementerio parroquial.
Al término de estas labores, para las que se han asignado cerca de $3 millones, dará inicio la fase de diseño para la reconstrucción del templo, una tarea que conllevará su adaptación a las más recientes guías de sismo resistencia y que requerirá además la aprobación de entidades gubernamentales como el Instituto de Cultura Puertorriqueña y la Oficina de Preservación Histórica.
“Esto alargará el proceso de reconstrucción”, comentó el alcalde Rivera Rodríguez. “Serán más días de burocracia, pero lo importante es que la empresa contratada ya está en el lugar, que ya empezó su evaluación preliminar y que el próximo 6 de octubre comenzará de lleno sus labores”.
La iglesia, construida entre los años 1838 y 1840, ubica frente a la Plaza Luis Muñoz Marín y es “el corazón del pueblo”, a juicio del ejecutivo municipal.
“Y verla en las condiciones que está revive en todos el dolor que sentimos al perderla”, continuó. “Aunque gracias al párroco que tenemos, el padre Melvin (Díaz Aponte), aquí no ha faltado la palabra y la fe”.
“Él ha dado la misa a la orilla de la playa, bajo los árboles, en centros comunales, en fincas y bajo carpas, por lo que nos sentimos muy afortunados y agradecidos. Máxime ahora, cuando podemos sentir que al fin se rescata el templo por el que tanto ha luchado”, puntualizó el alcalde.