El fantasma de una explosiva inflación en los precios globales del petróleo volvió a rondar por los principales mercados asiáticos y europeos esta madrugada, donde ha resonado la amenaza que este domingo hizo la República Islámica de Irán, tras el ataque estadounidense a sus instalaciones nucleares.
Por segunda ocasión en siete años, Teherán amaga con clausurar unilateralmente el estrecho de Ormuz, la arteria marítima de 33 kilómetros de ancho situada al sur de su territorio por la que navega una cuarta parte del crudo mundial, como afirma la Agencia Internacional de Energía.
Solo la temida represalia hizo que la temperatura del termómetro de precios escalara a máximos de seis meses -como ocurrió con el barril de Brent, el de referencia en Europa-, hasta llegar a los $81. No obstante, ante cuestionamientos sobre la verdadera capacidad de respuesta del gobierno iraní, la reacción se moderó y el valor futuro del mismo barril se posicionó en los $77, al cierre de este reporte.
Entretanto, el barril de West Texas Intermediate (WTI), otro de los referentes del mercado mundial, se mantuvo en los $73. En lo que va de mes, el precio de este crudo ha reflejado un alza de 20 por ciento y elevado a $3.22 el precio del galón de gasolina regular (85 centavos por litro) en 49 de los 50 estados, según el portal de la American Automobile Association.
Aun así, el cierre del estratégico enclave del estrecho de Ormuz sigue siendo el escenario más temido por los analistas.
Debido a que por el canal navegable discurren a diario alrededor de 13 superpetroleros con más de 15 millones de barriles de petróleo, al igual el 20 por ciento de los buques metaneros que se mueven por el mundo, un cierre prolongado provocaría problemas de materia prima energética a escala global.
Por consiguiente, en un escenario como ese, los precios del barril podrían alcanzar, en algunos casos hasta los $120, a juicio de analistas del Australia and New Zealand Banking Group (AZN). Al presente, el mismo colectivo prevé que el volátil conflicto Israel-Irán ubicará los precios globales del petróleo entre los $90 y $95 por barril.
El cierre del canal sería particularmente fuerte para Asia, que se abastece del 75 por ciento del crudo y gas que pasan por el estrecho. Y, en especial, para China.
No obstante, también para el resto del mundo, que sufriría el súbito encarecimiento de la gasolina y el diésel que consumen ciudadanos, empresas y centrales eléctricas, desencadenando otra potencial escalada inflacionaria en múltiples renglones: desde alimentos hasta transporte y servicios.
Todo este evento de alza de precio en el petróleo, era previsible, pero al guapetón bocón de la Casa Blanca, no les importa porque él y sus amigotes son billonarios