El aumento en la delincuencia de préstamos, el total de quiebras personales y la reducción en el ingreso real son señales inequívocas de que en Puerto Rico el Índice de Fragilidad Financiera del Consumidor (IFFC) se deterioró aún más en el tercer trimestre del 2025, reveló este miércoles la firma Estudios Técnicos.
Asimismo, la principal entidad privada dedicada a la investigación social y el análisis económico en el país confirmó con estadísticas lo que miles de trabajadores y jubilados han observado durante esta década: que el patrimonio neto del consumidor, el indicador de su fortaleza financiera a largo plazo, se redujo de 31.4 por ciento en el 2019 a 14 por ciento en 2024: cifras que reflejan una marcada disminución del exceso de su liquidez acumulada.
Asimismo, Estudios Técnicos concluyó que la deuda de los habitantes de la isla, en proporción con su ingreso personal disponible, ronda ya el 44 por ciento, comparado con el 39.6 por ciento en el 2022.
Paralelamente, la delincuencia en préstamos de consumo ha ido en aumento, pasando de 2.70 por ciento en el primer trimestre de 2025 a 3.04 por ciento en el segundo trimestre y 3.27 en el tercero.
Entretanto, las quiebras personales han seguido la misma trayectoria, al incrementarse de 904 casos en el primer trimestre de este año a 956 en el segundo y 962 en el tercero.
Otros indicadores financieros confirmaron a Estudios Técnicos este deterioro: la delincuencia en tarjetas de crédito aumentó de 2.15 por ciento a 2.40 entre el segundo y tercer trimestre de 2025, mientras que la delincuencia en préstamos de autos subió de 3.23 por ciento a 3.47, de acuerdo con estadísticas del Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC).
Estas variaciones, estipuló la entidad, apuntan a una mayor presión sobre la capacidad de repago de los consumidores y a riesgos de crédito emergentes.
No obstante, Leslie Adames, director de la División de Análisis y Política Económica de Estudios Técnicos, planteó que el panorama podría complicarse aún más.
Según expuso, el impacto de los aranceles federales sobre los precios no se ha manifestado plenamente en la inflación local, aunque ya se observan aumentos en algunos productos importados. “Si esta tendencia se sostiene, veremos mayores presiones sobre los presupuestos familiares, lo que podría limitar aún más la capacidad del consumidor para cumplir con sus obligaciones”, anticipó.
Aunque la tasa de desempleo continúa en niveles históricamente bajos, la creación de empleos se ha desacelerado, y el ingreso real experimentó una ligera contracción en el último trimestre, tras cinco trimestres consecutivos de crecimiento.
Este ajuste, combinado con mayores niveles de endeudamiento y la posibilidad de criterios de crédito más estrictos, podría limitar el consumo general, un componente clave del crecimiento económico a corto plazo.
Sobre el índice
El Índice de Fragilidad Financiera del Consumidor, una fórmula que permite evaluar su estabilidad financiera y su capacidad para afrontar perturbaciones económicas, clasifica el riesgo en cuatro renglones y puntuaciones: baja fragilidad (0–25), fragilidad moderada (26–50), fragilidad alta (51–75) y fragilidad extrema (76–100).
En el tercer trimestre de este año, el índice ascendió a 44 por ciento, luego de haber tocado un mínimo de 33 por ciento al inicio del año. Este repunte, además, marca dos trimestres consecutivos de aumento y representa un retorno a niveles previos a la corrección observada a mediados de 2024.
Este comportamiento, junto con la presión inflacionaria emergente y el incremento en el estrés crediticio, indica que la fragilidad financiera del consumidor podría convertirse en un factor determinante para la evolución económica de Puerto Rico en los próximos meses.




















































