Una de cal y dos de arena.
El Centro de Deambulantes Cristo Pobre acaba de abrir un nuevo albergue en Ponce y tiene otro a punto de caramelo, pero está en “modo de sobrevivencia” al no contar con fondos gubernamentales que garanticen su operación.
Esta incertidumbre económica le ha impedido a la única institución que brinda servicios psicosociales, de alimentación y vivienda a las personas sin hogar de Ponce y la zona sur del país celebrar su expansión, al igual que su 25 aniversario.
En su lugar, empleados y voluntarios se mantienen “raspando la olla” y haciendo de tripas corazones, como describe el director de la entidad, Juan de Dios Videau Soler.
“Desde junio pasado, nosotros no tenemos fondos de respaldo. Estamos operando con lo que la comunidad nos aporta y lo que teníamos de reserva, pero realmente no tenemos ningún fondo que respalde los servicios y la operación que estamos realizando”, reconoció Videau Soler a La Perla del Sur.
Según explicó, el Departamento de la Familia (DF) le otorgó $169 mil para el periodo de enero a diciembre de este año, cifra menor a la mitad de los $365 mil que le asignó en el 2021. Por lo tanto, el dinero se agotó en junio.
“Siempre preví que no íbamos a terminar el año programa 2022 con fondos, porque tendríamos que hacer un recorte muy grande y eso implicaría servicios”, continuó.
“Al final, en junio nos quedamos sin fondos”, subrayó.
Debido a que la entidad tiene un contrato vigente con el DF del 1 de enero de 2022 hasta el 31 de diciembre de 2023, la gerencia del albergue ha insistido en una nueva erogación de fondos. La agencia se comprometió a resolver el asunto para noviembre, pero el mes está por terminar y no han visto cambios.
“Le hice una propuesta a Familia de $664 mil para la operación de este proyecto. Ayer (lunes) me pidió documentación para entonces firmar una enmienda al contrato. ¿Cuándo va a ser? No sé”, dijo Videau Soler.
Por otra parte, el Gobierno Municipal de Ponce no le asignó dinero para el año fiscal vigente y, a pesar de que se le solicitó hace cuatro meses, el ayuntamiento todavía no ha culminado el trámite.
“Acudimos al alcalde (Luis Irizarry Pabón) y nos dijo que había unos $60 mil de sobrantes. Hicimos rápidamente la propuesta, la presentamos en julio y en este momento me están pidiendo documentación para entonces ir a la Legislatura Municipal a defender esos fondos”, agregó Videau Soler.
“La Legislatura está en receso, así que será cuando entre en sesión y después hacer el contrato. Estamos hablando de febrero, aproximadamente”.
Sobre fondos legislativos, la última asignación se efectuó en el 2021 y, al momento, se desconoce si se recibirá algo en los próximos meses.
Como consecuencia de este recorte de ingresos, se tuvo que reducir a la mitad la jornada laboral de los 14 empleados de Cristo Pobre.
“Estamos cobrando una parte de aquí y la otra de desempleo. Sin embargo, he tenido el apoyo de todos, porque estamos cobrando cuatro horas, pero trabajamos ocho y 12 horas”, destacó.
La organización sin fines de lucro ofrece desayuno, almuerzo y cena; servicios psicosociales y psicológicos; servicios médicos en coordinación con MedCentro; albergue provisional y vivienda permanente. También les paga renta, agua y luz a cuatro personas durante dos años, mientras les consigue una vivienda permanente.
“Lo mínimo que necesitamos son entre $35 mil a 40 mil mensuales para gastos operacionales y salario”, estimó.
Expansión e incertidumbre
A pesar de estos escollos, Cristo Pobre consiguió completar este año dos proyectos que le permitirán aumentar la cantidad de camas disponibles para la población sin hogar.
Su albergue principal, ubicado en el 124 de la calle Unión en Ponce, tiene 36 camas, de las cuales 25 están ocupadas al presente.
Mientras, el programa de vivienda permanente con servicio agrícola, localizado en Vista Alegre, cuenta con 10 participantes. La mitad de ellos trabaja la tierra de forma asalariada.
A través de la ley estadounidense Coronavirus Aid, Relief, Economic and Security Act (CARES), la organización recibió dinero para habilitar una estructura de dos pisos en el 128 de la calle Unión y la convirtió en un albergue para que personas sin hogar enfermas con Covid-19 pudieran hacer la cuarentena.
El producto final fue un albergue de cuatro apartamentos -dos para mujeres y dos para hombres- que opera con energía solar. Se le considera “no congregado”, porque las personas tienen sus camas en espacios individuales, no compartidos.
“Ese proyecto lo terminamos el mes pasado, cuando ya la pandemia ha disminuido considerablemente en Puerto Rico y en el mundo. Entonces, ¿qué hacemos con esa instalación? Tanto el Departamento de la Vivienda como Vivienda Federal nos planteó que la utilizáramos como parte del albergue. Seleccionamos al personal y el lunes, 16 de noviembre la ocupamos”, explicó.
“No hemos hecho inauguración, porque lo fundamental es dar servicio”, añadió el director, quien mencionó que fue autorizado a usar un sobrante de $250 mil de la construcción para operar ese albergue.
También con fondos de la Ley CARES, habilitaron una propiedad en la calle Concordia, a pasos del Parque Dora Colón Clavell, con 24 camas. El albergue está listo, pero en espera del permiso de uso.
“¿Qué quiere decir eso? Que Cristo Pobre, para dar respuesta a las personas sin hogar, tiene 36 camas aquí (sede principal), 24 en la Concordia y cuatro en el albergue no congregado. O sea, que Cristo Pobre cuenta actualmente con 64 camas para dar servicio a la población sin hogar”, afirmó orgulloso Videau Soler.
Apremiante el respaldo
Los donativos privados son los que han mantenido con vida a la organización durante este periodo escabroso. No obstante, las actividades, tan imprescindibles para generar ingresos, no fueron opción por los pasados dos años, debido a que los terremotos de 2020 y luego la pandemia del coronavirus las paralizaron.
No fue hasta octubre pasado que retomaron los bingos y tienen pautado un sorteo de regalos para el 23 de diciembre.
Los boletos para el sorteo se pueden comprar en Cristo Pobre o en la mesa disponible en la terraza exterior de Plaza del Caribe, frente a Sizzler. Los premios serán un generador eléctrico, un acondicionador de aire, un televisor, una secadora y un robot de limpieza.
La última cena gala, por su parte, se hizo en el 2019. La próxima será, preliminarmente, el 25 de febrero de 2023 en un lugar por determinar. La ocasión servirá para festejar el 25 aniversario, cumplido en septiembre pasado.
Videau Soler agradeció la colaboración ciudadana que les ha permitido seguir operando y exhortó a las personas que deseen hacer un regalo en esta época a considerar a Cristo Pobre como recipiente.
“A la comunidad de Ponce, que nos siga ayudando a través de las actividades que realizamos, los bingos de regalos, los sorteos y la cena gala cuando vaya a ser realidad. Si quieren hacer un regalo en esta Navidad pueden comunicarse al 787-841-7149 o 787-501-2111, por ATH Móvil bajo negocio a /cristopobre, por correo electrónico a centrocristopobre@gmail.com o venir aquí a la calle Unión 124”, expresó.