Al filo de la noche de este domingo, la mayoría republicana en el Senado de los Estados Unidos, junto a ocho congresistas demócratas, dieron el primer paso para reabrir las compuertas de la financiación del gobierno federal, paralizado desde el pasado 1 de octubre.
Tras 14 votaciones fallidas, el acuerdo preliminar propone que las operaciones regulares de la administración federal se capitalicen hasta el 30 de enero de 2026, que se readmitan los empleados federales despedidos durante el cierre, y que se detengan sus despidos masivos, hasta el final de enero próximo.
También destierra la posibilidad de que los funcionarios no reciban pago retroactivo por los salarios no devengados durante los 40 días que hasta hoy lunes ha durado el shutdown -una amenaza que el presidente Donald Trump proclamó- y recapitaliza el programa de cupones de alimentos, hasta el final del 2026.
El cierre gubernamental y consiguiente freno el gasto público ha afectado directamente a cerca de 42 millones de beneficiarios del Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) en los estados y frenado la subvención en bloque que cada mes de octubre la oficina de Servicios de Nutrición del Departamento de Agricultura federal remite al gobierno de Puerto Rico, para ser distribuida a 1.2 millones de residentes en la isla mediante el Programa de Asistencia Nutricional (PAN).
Para el pasado año fiscal, el monto asignado al PAN fue de aproximadamente $2,930 millones, los que representan para la economía local una inyección mensual que ronda los $244 millones.
Para financiar el PAN este mes, el Gobierno de Puerto Rico recurrió a fondos en reserva del Departamento de la Familia y a $150 millones remitidos por Agricultura federal de su Fondo de Contingencia.
Si el pacto preliminar no encuentra más escollos y fuera aprobado, la incertidumbre que viven los millones de recipientes del SNAP y el PAN pausaría hasta esta misma fecha el año próximo.
No obstante, si para el 31 de enero de 2026 persisten las diferencias presupuestarias entre los congresistas de ambos partidos, la pelea podría volver al punto de partida y provocar un nuevo cierre gubernamental.
Entre esas diferencias ha sido puntual el reclamo demócrata para que el gobierno federal siga subvencionando los seguros médicos de millones de habitantes, el programa popularmente conocido como Obamacare. Sin embargo, esta pieza quedó fuera del acuerdo preliminar.
De momento, este acuerdo deberá ser primero debatido y aprobado por el pleno del Senado, obtener la aprobación en la Cámara de Representantes y lograr finalmente la firma del presidente Trump, para poner fin al cierre.
Este proceso puede durar varios días.
Según estimó en declaraciones escritas la directora ejecutiva de la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico, Gabriella Boffelli, la aprobación en el Senado debe ocurrir no más tarde del miércoles.
El presente shutdown del gobierno federal es el cierre más largo en la historia de Estados Unidos.
De acuerdo a medios y periodistas asignados al Congreso federal, el acuerdo se coaguló tras la cancelación de miles de vuelos en los 40 principales aeropuertos de los Estados Unidos, debido a las bajas o renuncias de controladores aéreos: empleados federales igualmente afectados por el cierre del gobierno.
Solo el domingo se suspendieron más de 2,200 travesías y los retrasos siguieron aumentando, luego de que la Administración Federal de Aviación ordenara que el tráfico aéreo de los Estados Unidos se redujera 10 por ciento, desde el pasado viernes.
Según apuntan, este escenario solo podría agravarse e, incluso, volverse caótico en los próximos días, con la cercanía del Día de Acción de Gracias, cuando millones de personas viajan para reunirse con sus familias.
















































