En Ponce, la cultura no se apaga. Ni con terremotos, ni con huracanes, ni con pandemias.
El Centro Cultural Carmen Solá de Pereira es prueba viva de ello: un lugar donde la comunidad sabe que siempre encontrará un punto de encuentro, un espacio de creación y un refugio para el espíritu. En los días más oscuros, cuando la ciudad se quedó sin luz y sin señal, la gente sabía que allí podía encontrarse con otros, compartir noticias, ideas y arte.
Este centro no es un edificio más en el corazón histórico de la ciudad, es una institución viva, con décadas de programación continua y concurrida, que ha tejido una relación profunda con artistas, líderes comunitarios y ciudadanos. Esa vitalidad se sostuvo incluso en medio de la pandemia de 2020, cuando muchos espacios cerraban.
En 2021, la Fundación Flamboyán visitó el Centro como parte de su exploración de proyectos de infraestructura cultural y centros de respuesta cultural. La conexión fue inmediata. Conocieron a doña Ana Iris Torres, presidenta del Centro, y a su junta de directores, un grupo multigeneracional de ciudadanos comprometidos con la cultura. Reconocieron en ellos una capacidad de gestión, un compromiso y una visión que no se improvisan.
Entonces llegó el huracán Fiona, sumándose a la lista de crisis que han marcado al sur: Irma, María, los terremotos de 2020, la pandemia. Fiona dejó a Ponce sin energía por semanas, agravando problemas sistémicos de distribución eléctrica. El reto no fue solo cultural: fue alimentario, fue social, fue humano. Desde el Centro y en coordinación con aliados cercanos, como el Hotel Meliá, se distribuyeron comidas a comunidades afectadas. El espacio se convirtió en un nodo de apoyo, articulando esfuerzos más allá de su infraestructura y recursos inmediatos.
Ahí se hizo evidente la necesidad de reforzar el edificio histórico y dotarlo de capacidades para resistir y responder mejor. La Fundación Flamboyán aportó apoyo económico, pero el éxito estuvo en la forma en que el Centro asumió la responsabilidad. No fue un desembolso pasivo: doña Ana Iris y su equipo desarrollaron un plan de respuesta cultural, diseñaron estrategias, buscaron contratistas, hicieron cotizaciones y se convirtieron en sus propios gestores de proyecto para implementar mejoras. Entre ellas, la instalación de placas solares, la creación de un huerto y la modernización de elementos esenciales para la operación continua.
Este fortalecimiento no borró su historia previa, la amplificó. Hoy, el Centro Cultural Carmen Solá de Pereira es más capaz, más resiliente y más abierto a nuevas generaciones y sectores artísticos. Pero su esencia sigue siendo la misma: un punto de encuentro donde la cultura responde a la vida de la ciudad.
Este sábado, el Centro abre sus puertas para mostrar el resultado de este proceso. La casa abierta, a partir de las 2:00 de la tarde, permitirá recorrer sus espacios, conocer cómo se ha adaptado para responder a emergencias y descubrir las historias detrás de cada mejora. Y a las 4:00 de la tarde, la jornada se llenará de música con Juan Riestra y los Bohiques, en una celebración que es también un acto de afirmación cultural. Y el cierre d la jornada estará a cargo del grupo de danza Señorío Ponceño.
Hay cosas que no se pueden contar en una página: hay que vivirlas. Ir, mirar, escuchar, conversar. Ser parte de esta historia que, en Ponce, demuestra que la cultura es mucho más que entretenimiento: es la fibra que nos sostiene.